Premio Nobel de Economía 2009
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Elinor Ostrom acaba de recibir el Premio Nobel de Economía compartido con Oliver Williamson por su investigación sobre la Gerencia de los Espacios Comunes, tema que ha sido ampliamente tratado desde que Garret Hardin en 1968 publicara su artículo La Tragedia de los Comunes, el cual trata de cómo se arruina un pasto común por el exceso de pastoreo. Este artículo se convirtió en uno de los más cotizados en la publicación periódica Science y ha servido de referencia obligada para la expansión de las regulaciones sobre el ambiente a nivel internacional. La fabula de Hardin representa una ilustración de un problema genuino de políticas públicas: ¿Cómo gerenciar un recurso que no pertenece a nadie? Pero surgieron un par de preguntas relevantes en relación con ese ensayo y sus aplicaciones.
Primero, Hardin aplicó mal la fábula al afirmar que la sobrepoblación de reses era la tragedia del pasto común, él advirtió que la libertad de alimentar reses traería la ruina a todos. Él conjuntamente con otros académicos planteó la tesis de “una ética de bote salvavidas”, la cual consiste en negar ayuda de alimentos, aún en casos de emergencias, a países pobres que tuvieran un rápido crecimiento poblacional.
Pero “la superpoblación” no es un buen ejemplo teórico de la Tragedia de los Comunes. Los padres y las madres no se parecen a los propietarios de ganado que sacan ganancia individualmente incorporando reses al pasto y en consecuencia en conjunto destruyéndola. Los padres y madres, a diferencia de los propietarios de ganado, tienen que pagar a la comida y la casa donde habita la familia, tienen que educar a sus hijos y asumir esos altos costos económicos son una razón que explica que los índices de natalidad han disminuido en el mundo entero.
El segundo problema es la presunción de que un recurso común necesita ser regulado por agencias nacionales e internacionales. Aun cuando Hardin no hizo esta apreciación explícitamente en su ensayo, él notó que la tragedia podría ser evitada, bien regulando el recurso común o convirtiéndolo en propiedad privada.
Pero con demasiada frecuencia los recursos comunes se arruinaron una vez que fueron puestos bajo el control de los burócratas carentes de la experticia o de los incentivos para hacer el trabajo correctamente. El Doctor Hardin y sus discípulos fallaron en apreciar cómo a menudo la Tragedia de los Comunes ha resuelto gracias a instituciones locales ingeniosas.
Elinor Ostrom ganó el Premio Nobel por su trabajo que analiza esas instituciones locales.
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