Los norteamericanos y la crisis
19 de octubre, 2009
19 de octubre, 2009
Los norteamericanos y la crisis
¿Cómo están pasando los norteamericanos la crisis? Pues mal, muy mal. Excepto los banqueros y similares, que vuelven a ganar dinero a espuertas, con «bonus» que van de los cientos de miles a los millones de dólares, pese a que Obama había prometido eliminarlos, y no lo ha hecho.
En otra «postal» les hablaré de ello, pues se lo merece. En ésta, paso a hablarles de algo más urgente: de los norteamericanos que intentan que la crisis no les ahogue. Y voy a hacerlo con un ejemplo, que es como mejor se entienden las cosas, el de Byan Lawtor, comandante de una pequeña línea aérea, Express-Jet Airlines, que, como casi todas, se vio hace un año en el dilema de reducir drásticamente los sueldos de sus empleados o dejar sus aparatos en tierra. Así se lo expuso a su personal, que aceptó como mal menor la primera alternativa. Fue como Lawlor se vio convertido en simple piloto, ganando la mitad de lo que ganaba antes: 34.000 dólares anuales, en vez de 68.000, que tampoco era tanto para niveles europeos, unos 50.000 euros. Lo único que pudo conservar fueron las cuatro barras de comandante en las mangas de su uniforme y en las hombreras de la camisa.
En el resto, había vuelto a simple piloto, como tantos otros. Con lo que su mujer, maestra, pasaba a ser la mayor proveedora de la economía familiar. «Y gracias», dicen.
No crean que son los únicos.
A lo largo y ancho de Estados Unidos, los recortes de sueldos han alcanzado el nivel más alto desde la Gran Depresión del siglo pasado.
Los funcionarios del Estado de Georgia han visto reducido el cheque que llevan a casa, como los empleados del sistema educativo de California.
La compañía siderúrgica Nucor y el gigante tecnológico Hewlett-Packard han hecho lo mismo. Por no hablar de las compañías aéreas, que lo han hecho todas.
El Departamento -léase Ministerio- de Trabajo dice no llevar estadísticas concretas de este proceso, pero lleva otras que vienen a confirmarlo de manera rotunda: durante los últimos nueve meses, el salario semanal de empleados y trabajadores de todo tipo ha venido cayendo en los Estados Unidos, contándose entre ellos los que han reducido la jornada laboral, los que han bajado de rango y los que se han ido al paro. Todo un record, y no de los más felices.
Eso significa dos cosas muy diferentes: la primera, que los norteamericanos se han adaptado a la crisis con la flexibilidad y realismo que les caracteriza, pensando que es la mejor y más rápida manera de salir de ella.
La segunda, en el polo opuesto, que esos sueldos y salarios más bajos representan menos consumo; el consumo, menor producción, y la menor producción, un retraso en la recuperación. A no ser que los banqueros y financieros lo compensen con sus astronómicos «bonus».
De ellos, como les dije, les hablaré otro día.
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