De la polarización a la calma: el giro discursivo de Evo Morales

Santiago. - Hace poco más de un año, el departamento de Pando, uno de los bastiones opositores de la “media luna” boliviana, se convirtió en el epicentro de una masacre que terminó con la muerte de 20 campesinos y decenas de heridos. ¿La causa? Una nación polarizada por el choque entre dos fuerzas políticas. Una que exigía la autonomía departamental, mientras la otra exhortaba a las autoridades a realizar un referendo revocatorio para zanjar lo que hasta ese momento era un diálogo de sordos.
El tono del debate no ayudaba a la pacificación: “el pueblo dirá si sigue el cambio o vuelve el modelo neoliberal (…) el pueblo identificará a sus enemigos”, decía Morales a días del referendo que ganó por 60% de los votos. El opositor Rubén Costas replicaba: “advertimos a los corruptos y soberbios gobernantes que no intenten imponer su ilegal y racista proyecto de Constitución, porque entonces sí se habrán metido en un callejón sin salida”, palabras que pronunciaba tras ser ratificado como prefecto de Santa Cruz, el 10 de agosto de 2008.
Ahora que sólo dos meses nos separan de los nuevos comicios bolivianos, el tono del discurso ha tenido un cambio sustancial. “La integración del país y una mirada de futuro son los ejes que dominan a los bloques que se disputan el poder”, dice Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Universitarios de Cochabamba (CESU-UMSS) a AméricaEconomía.com. Para el sociólogo, los nuevos aires discursivos tienen un objetivo claro: captar el voto de los sectores medios. “Los aspirantes al poder se presentan como fuerzas centrípetas dirigidas principalmente a capturar al electorado indeciso”, agrega.
Lo anterior se refleja en el reciente anuncio de campaña del presidente Morales, la entrada de nuevos actores políticos a su gobierno: “mi próximo sueño en equidad es que el 50% sean mujeres en el gabinete”, una aspiración que el mandatario justificó diciendo que su “revolución” pluricultural y socialista necesita de la sensibilidad y honestidad del género femenino.
Para Mayorga, esta retórica apunta a capturar votos que serán claves, no en la elección presidencial, donde Morales puntea por lejos en las encuestas (ver tabla), sino en los comicios legislativos, que a juicio del analista, será donde verdaderamente se disputará el control político de la nación. “El oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) pretende obtener 2/3 de los escaños en las elecciones legislativas, lo que le daría el control en ambas cámaras”, detalla.
El director de CESU-UMSS explica que el MAS se convirtió en 2005 en la segunda fuerza senatorial, por lo que hoy aspira a dominar el control bicameral. La meta es subir el número de escaños, de 12 a 21 senadores, de los 36 cupos que estableció la reforma constitucional.
“Antes había 27 senadores, tres por cada uno de los nueve departamentos; ahora esto se amplió a 36 senadores, cuatro por cada departamento”, detalla Mayorga. En paralelo, en la Cámara de diputados, existe un sistema mixto desde 1997, de 53 escaños plurinominales y 77 uninominales; siete de esos cupos se llenan a través de un sistema de cuotas indígenas, lo que favorece al MAS, acercándolo al control de la Cámara.
Fuente: Captura Consulting SRL
Donde polarización hubo, cenizas de división quedan
Pese al giro discursivo de Morales, persiste en gran parte del electorado una indesmentible polarización. Esto porque la estrategia de remarcar las diferencias ha sido el sello político de la sociedad boliviana, una bandera de lucha que ya ha levantado Evo Morales y la oposición, así como de sus antecesores. “Remarcar las diferencias entre los bolivianos continúa siendo un factor relevante en la definición de los votantes”, reafirma Sergio Molina Monasterios, politólogo boliviano y coordinador del Observatorio Sudamérica XXI, de la Universidad Diego Portales (UDP).
Evidencia de lo anterior son los resultados de una encuesta de la firma Captura Consulting SRL, preparada para AméricaEconomía.com, la que da cuenta de que a pesar del nuevo discurso de Morales, aún existe una evidente fragmentación entre la población urbana y rural, escisión que se ubica en sectores del país donde predomina la población indígena.
El sondeo arroja que 57% de los encuestados cree que en Bolivia las cosas van por mal camino. En La Paz, dicha percepción llega a 40%, en Santa Cruz se empina a 77%, mientras en Cochabamba llega a 59%. En tanto, 33% cree que las cosas van en dirección correcta, un porcentaje que se reparte en 52% en La Paz (donde se registra además un alto apoyo a Morales), sólo 13% en Santa Cruz (el departamento que lidera a los opositores), y 29% en Cochabamba (donde Morales tiene el respaldo de los cocaleros).
En cuanto a la situación económica del país, 44% cree que es “regular” (55% en La Paz, 30% en Santa Cruz y 45% en Cochabamba); 32% cree que es “mala” y 10% señala que es “muy mala”. Sólo 12% de los encuestados considera que la situación económica es “buena”, porcentaje que se reparte en 19% en La Paz, 6% en Santa Cruz y 10% en Cochabamba.
Frente a la situación política del país, 39% de los encuestados cree que es “regular” (47% en La Paz, 29% Santa Cruz y 38% Cochabamba); 35% dice que es “mala” y 12% “muy mala”. Sólo el 12% de los encuestados cree que la situación política es “buena”, porcentaje que se reparte en 19% en La Paz, 3% Santa Cruz y 11% Cochabamba.
Evo mantiene aprobación. Una lectura rápida de las cifras haría pensar que la gestión del presidente Morales es mal evaluada. Sin embargo, la misma encuesta registra que 55% de los encuestados aprueba la conducción del presidente en ejercicio, mientras que 39% la desaprueba. El porcentaje favorable se reparte en 74% en La Paz, 29% en Santa Cruz y 60% en Cochabamba.
Según Sergio Molina Monasterios, del Observatorio Sudamérica XXI, para entender la popularidad del presidente hay que entrar en un plano simbólico. “Evo simboliza un igual, un indígena perteneciente a la mayoría de la población boliviana, que llegó al poder luego de que las élites políticas gobernaran al país”, destaca Molina, y agrega que por eso el electorado ha hecho una apuesta de largo plazo con la gestión de Morales. “Evo impuso una nueva hegemonía, asegurando que las élites tradicionales no volverán a gobernar el país”, concluye.
Mayorga, en cambio, considera que Morales ha mantenido su alta valoración por el impacto mínimo que ha tenido la crisis en Bolivia. “La desfavorable coyuntura económica ha sido combatida con la entrega de bonos a los sectores más pobres, ejemplo: bono de escuela, tercera edad, lactantes y embarazadas, etc.”, advierte.
La oposición no capitaliza el descontento
En cuanto al papel de la oposición, de cara a las próximas elecciones presidenciales de diciembre, Molina define como pobre el discurso mostrado por el sector opositor. El politólogo detalla que, por ejemplo, la candidatura de Manfred Reyes Villa (ex prefecto de Cochabamba y el candidato de oposición mejor posicionado en las encuestas) “busca caracterizar al gobierno de Morales como totalitario, de ultra izquierda y de pertenecer el eje chavista”, un discurso a su juicio insuficiente para captar el voto de los sectores medios.
La autonomía regionalista y un mejor reparto de los impuestos siguen siendo demandas que apuntan a conservar al votante duro de Santa Cruz y la “media luna” boliviana, sin embargo, a juicio de Molina, la oposición no ha sacado provecho de aspectos donde el gobierno flaquea. La encuesta de Captura Consulting, con una evaluación de 1 a 10 (1 es pésimo y 10 excelente), arrojó como los temas peor evaluados el control a la delincuencia (4,02), seguido del combate al narcotráfico (4,10) y la generación de empleos (4,61).
En tanto, fueron resaltados como los mayores aciertos del presidente Morales la entrega de bonos al pueblo (49%) y la nacionalización de las transnacionales (25%). Mientras que la lista de los mayores errores fue encabezada por “enfrentar a los bolivianos” (28%), seguida de la “escasez, inflación y desinversión” (28%).
Contentos o no con la gestión de Morales, está por verse cuántos de los 826.669 personas que votarán en Bolivia el próximo 6 de diciembre, y de los 170.503 bolivianos que sufragarán en el extranjero -una cifra récord en la historia de las elecciones de ese país-, serán seducidos por los simbolismos que ligan a Evo Morales con la ciudadanía, así como por el giro discursivo del cocalero, esta vez más calmo y ponderado, acorde con el electorado que espera un inmediato salto al desarrollo.
- 23 de julio, 2015
- 25 de noviembre, 2013
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