Uruguay entre el cambio y la continuidad
Montevideo.- Cambio o Continuidad. Ese es el duelo que se dirime este domingo en Uruguay en las elecciones presidenciales que enfrentan al oficialista José "Pepe" Mujica con el derechista y expresidente Luis Alberto Lacalle y el candidato del Partido Colorado, Pedro Bordaberry.
Todos prometen cambios pero todos representan, de una u otra forma, la continuidad de las política impulsadas por el actual presidente Tabaré Vázquez (Mujica), del modelo neoliberal (Lacalle) o del viejo coloradismo que busca reinventarse (Bordaberry).
Mujica entre el cambio y la continuidad
José Mujica apuesta por la continuidad y por profundizar la obra del gobierno de Tabaré Vázquez. Además, levanta como banderas propias las de dar prioridad a la educación y a las políticas sociales. Mujica tiene el apoyo de los grupos más a la izquierda de la coalición y, gracias a llevar a Danilo Astori como candidato a la vicepresidencia, también ha conseguido el respaldo de los grupos situados más al centro.
Una de sus promesas es la creación de 200.000 nuevos puestos de trabajo y desarrollar un Banco de Inversión. En el campo social, el objetivo de Mujica es reducir en 350 mil el número de pobres y erradicar la indigencia.
Mujica prometió duplicar el presupuesto asignado a seguridad pública y desplegar a nivel nacional la Guardia Republicana para combatir el aumento de la inseguridad, uno de los problemas que más sensibilidad social tiene.
Pero más que su programa lo que destaca en José Mujica es su aspecto humilde y campechano, de orador sin pelos en la lengua, y su pasado de guerrillero tupamaro. Aficionado al cultivo de flores y hortalizas en su granja de Montevideo, fue "medio anarquista'', en sus años de bachillerato y comenzó militando en el conservador Partido Nacional, ahora su principal rival.
Años después, Mujica cambió de nuevo su rumbo para participar como guerrillero en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), lo que le llevó a estar encarcelado más de trece años por la dictadura uruguaya (1973 a 1985).
Ha tratado de huir de su pasado y sus tendencias radicales mostrándose más próximo al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y al legado de Tabaré Vázquez. Mujica se ha preocupado por transmitir tranquilidad a las clases medias y altas del país, sobre todo a empresarios e inversores, y ha prometido un gobierno situado en la línea del actual presidente.
La verborragia de Mujica
La tendencia de Mujica a la verborragia le ha traído problemas en esta campaña. Por ejemplo, con Argentina cuando dijo que «los Kirchner son de izquierda, pero una izquierda que, mamma mía, una patota» (equivalente a banda de matones). Hay que tener en cuenta que Argentina y Uruguay llevan tres años enfrentados por la construcción de dos industrias papeleras en el Río Uruguay, en la frontera entre ambos países en la zona uruguaya.
Tras las declaraciones contra los Kirchner y la reprimenda de Tabaré Vázquez (dijo que Mujica decía "estupideces"), Mujica se disculpó en su blog: "en estos días estoy tomando dos cursos acelerados: el primero es para aprender a callarme la boca un poco más". Incluso promete que no volverá a ocurrir: Lo hecho, hecho está. Me engañaron alevosamente y perdí. Mis adversarios se hicieron una fiesta ¡que la disfruten! Pero vayan sabiendo que es la última vez que ocurre".
Al candidato a vicepresidente por el Partido Nacional, Jorge Larrañaga, le tildó de "perro faldero". Luego rectificó: "a mi conocido Larrañaga lo traté un poquito jocosamente duro….Retiro lo de perro faldero…Es que él tiene que entender que yo siempre agarro para el chiste y para la joda".
En unas recientes declaraciones al diario argentino La Nación mezclaba actitudes moderadas (su deseo de seguir el patrón de Lula da Silva más que el de Hugo Chávez o dejar la economía en manos de Danilo Astori) con planteamientos en los que exaltaba la lucha guerrillera: "la violencia en Uruguay fue muy justificada" o atacaba al sistema judicial en el que no creía "un carajo…la Justicia tiene un hedor a venganza de la puta madre que lo parió".
Lacalle, la segunda oportunidad
Luis Alberto Lacalle busca llegar por segunda vez a la presidencia del país tras su victoria en las elecciones internas del Partido Nacional. Promete mejorar la seguridad pública, una economía sana y un país abierto al mundo.
Lacalle encarna al centroderecha liberal, ya que entre 1990 y 1995 cuando fue presidente promovió un conjunto de reformas liberalizadoras: disminución del Estado, la privatización de la economía y un ajuste fiscal. Su propuesta fue derrotada cuando los uruguayos rechazaron sus programas en un referéndum sobre su Ley de Empresas Públicas.
El líder del Herrerismo, una de las corrientes del partido blanco, comenzó la campaña de las internas varios puntos por detrás de Jorge Larrañaga y terminó ganando esa elección que lo convirtió en candidato presidencial del Partido Nacional. En la misma noche de su triunfo, selló un pacto con Larrañaga.
Lacalle no ha dudado en acusar de radical a Mujica y defender la idea de que supone una ruptura con la línea seguida por Tabaré Vázquez: "antes sabíamos que el que estaba enfrente era el Frente del doctor Vázquez, la izquierda social demócrata, centro izquierda europea, un poco lo que gobierna en Chile digamos, comprensiva de los fenómenos modernos, ya que cuando tuvo que aceptar la privatización la aceptó".
Lacalle claramente ha apelado al voto del miedo: "aparece lo que inevitablemente tenía que aparecer por el eje del poder en el FA: el Partido Comunista y el MPP. El Frente de Vázquez es una cosa y el de Mujica es otra; vamos a un Frente más radical, más conflictivo, más confrontacional, que apareció con banderas antiguas".
El candidato a vicepresidente Jorge Larrañaga también ha dejado claro que el problama de Mujica no es su pasado guerrillero, sino su presente de excesos verbales: "la legítima preocupación, no de estar analizando su pasado, no de estar analizando el daño que pudo hacer hace 30 o 40 años. No, no nos preocupa el pasado de Mujica, nos preocupa el futuro del Uruguay si Mujica es el presidente de los uruguayos".
Pedro Bordaberry, el futuro del pasado
Pedro Bordaberry, hijo del ex dictador de los años 70, Juan Manuel Bordaberry, se presenta como una figura renovadora y candidato presidencial del Partido Colorado: "siento que represento a una nueva generación cronológicamente distinta" porque "los problemas hoy son cronológicos, no ideológicos",
Bordaberry aparece como la figura renovadora del PC tras la estrepitosa derrota de esa formación en los comicios de 2004, en los que sólo fue respaldado por el 10% de los votos.
Bordaberry, que se presentó como candidato a la alcaldía de Montevideo en las municipales de mayo de 2005, y cosechó 27% de los votos, es el más joven de todos los candidatos ya que Mujica tiene 74 años, y 68 el ex presidente Lacalle: "agradezco que me llamen joven a los 49 años, pero creo que ya no lo soy", dijo Bordaberry, aunque "sí, ellos están más cerca del final de su carrera política, y yo estoy más en el comienzo, o por la mitad".
El Colorado fue el partido hegemónico entre finales del siglo XIX y hasta 2005, periodo en el que gobernó salvo en dos ocasiones (1958-66) y entre 1995 y 2000. El coloradismo en su vertiente batllista, heredera del presidente José Batlle y Ordoñez fue quien dio forma al Uruguay moderno, de clases medias, laico y con un Estado intervencionista.
Sin embargo, desde 2005 esta agrupación que llegara a tener un tercio de los votos en los 90 no supera ahora el 10%. Bordaberry ha encabezado una renovación que deja a un lado el batllismo, lo cual rompe con lo que ha sido la esencia de este partido: "hoy están todos de acuerdo en cuidar la macroeconomía, ya no es neoliberal el que cuida la macroeconomía, es responsable".
El futuro de Tabaré
Cuando en marzo deje la presidencia, Tabaré Vázquez iniciará su camino para volver al Palacio de Suárez en 2015. Tiene un enorme capital político: su popularidad es alta y tiene apoyo en amplios sectores sociales. No fue partidario de José Mujica como candidato en las internas pues se inclinaba más por Danilo Astori, con lo que la victoria de Mujica fue un golpe político para él.
Si gana el Frente las elecciones, sería también una victoria para el actual presidente que en 2015 tendría a Danilo Astori como un posible rival. Si pierde el Frente los comicios, pierde él pues será entendido como una crítica a su obra. De todas formas, si el Frente Amplio fracasa el liderazgo de Tabaré Vázquez será a lo único que podrá agarrarse la coalición de izquierdas.
Vázquez, con una aprobación popular del 61%, acaba su mandato tras haber presidido cinco años de bonanza tras superar el derrumbe económico de 2002 generado por la crisis argentina. En 2005 creció al 6,6%, en 2006 al 7%, en 2007 al 7,6% y en 2008 al 8,9%.
El descenso de la pobreza entre el primer semestre de 2006 y el mismo período de 2008 fue de 6.7 puntos porcentuales, hasta dejarlo en el 20,5%. Apoyado en estos logros, una segunda presidencia de Tabaré Vázquez se antoja como muy posible.
Por eso, José Mujica ha tratado por todos lo medios de conseguir que el Presidente, frío y distanciado de él, mostrara su apoyo explícito a su candidatura con palabras y gestos, como el famoso abrazo que se dieron el 20 de octubre.
Mujica tras saludarse con el Presidente dijo "esta foto es importante porque algunos dicen que estamos peleados". Tabaré negó que hubiera habido diferencias entre ellos: "no hubo encuentro en otra oportunidad como sí la hubo en el día de hoy (por ayer). Con Mujica que es un compañero y un amigo siempre tenemos intercambio de opiniones y hasta a veces de una broma que nunca viene mal".
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