Los demonios de la información secuestrada
Ojo, antes que se diga lo contrario, no se trata de un anticastrista, sino de Rodríguez, un viejo periodista cubano que labora en uno de los periódicos estatales, dirigido por el Partido Comunista, como lo es "Juventud Rebelde".
No obstante que el artículo titulado: "Contra los demonios de la información secuestrada", solamente estuvo unas horas en la web, fue suficiente para que circulara ampliamente en el mundo.
Rodríguez, así lo explica gente que le conoce, al parecer "no pudo más y ha explotado", sacando lo que tenía acumulado sobre la "excesiva centralización" a la que está sometida la prensa en Cuba y condenó el secretísimo que rodea las decisiones gubernamentales.
En su artículo plantea con claridad lo que es trabajar informativamente en una sociedad como la cubana, caracterizada por el verticalismo, por el centralismo, por el oportunismo informativo, donde pareciera que la información solamente es para promover las gestiones del Estado y no para brindar los elementos críticos a la población, para que pueda evaluar y tomar decisiones conscientes.
La misión del periodista es informar, claro que también opinar, recrear la realidad, describir, narrar… pero antes que todo informar. Porque para desplegar todos los géneros, formas y discursos del periodismo, primero hay que estar informado… e informar, sostiene Rodríguez, quien amargamente dice sin embargo, que la información no escapa a la excesiva centralización de nuestra economía y de la sociedad en general.
Cuenta que recientemente intentó hacer una noticia sobre la erradicación de los comedores obreros, que han reportado ampliamente los corresponsales extranjeros. Acude al Ministerio de Economía y Planificación para tener información; el ministro delega en la viceministra, la viceministra le dice al reportero que debe consultar con el ministro…, ahí empieza el peloteo hasta que la viceministra confiesa que hay una experiencia en estudio, pero no se desea informar de eso "por ahora". A la semana aparece en Granma un trabajo oficial sobre el tema.
"Ejemplos sobrarían de cuántos funcionarios se abrogan el derecho a decidir qué se puede informar, después de mirar hacia arriba para recibir la extremaunción de la noticia muerta. Casi nadie se atreve a informar a la prensa y desplegar relaciones horizontales sin la venia de sus superiores. Y muchas veces la genuflexa cadena transita por varios niveles e instancias… hasta que la noticia ya está sepultada por la propia vida", dice el periodista Rodríguez.
En nuestro país, en las frías oficinas de algunos despachos ministeriales, pareciera que les interesa seguir este modelo cubano de la información.
Hay algunos indicios de esto, pero me niego a creer que un experiodista, de los más críticos como lo fue el ahora presidente Mauricio Funes, permita que esto se convierta en una política gubernamental.
No puede ser posible que sea bajo la presidencia de un periodista, que no se propongan políticas claras de transparencia, donde la información fluya y la gestión gubernamental sea de cara a la población.
Ojalá que no sea así, que los funcionarios, menos los segundones, se abroguen el derecho a decidir qué se puede informar.
El autor es Editor Jefe de El Diario de Hoy.
- 23 de julio, 2015
- 30 de octubre, 2012
- 31 de octubre, 2013
- 15 de abril, 2019
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