Chávez y el liderazgo eficaz del fracaso
El Colombiano, Medellín
Hacía mucho tiempo no veíamos un proceso de construcción de fracaso tan bien logrado como el proyecto revolucionario del paracaidista presidente de Venezuela. Tal vez la fallida revolución de Fidel podría disputarle a su clon petrolero el primer lugar en la eficacia para arruinar un pueblo y su futuro, pero es que la prontitud y "eficiencia" del malogrado proyecto chavista le asegura la victoria al presidente de la Cuba continental.
Sé que algunos dirán que estoy adelantándome a los acontecimientos y otros que estoy equivocado, pero como las cosas se miden por los resultados y lo demás es baba, erudita una y ramplona otra, la lista de fracasos chavistas no me deja equivocar.
A menos que el objetivo de la "revolución bolivariana" fuese hacer daños, tanto en Venezuela como en el vecindario, su resultado general es tan escaso de éxitos como la carne, leche, huevos, azúcar y pan de la dieta venezolana. La única abundancia que ofrece es de proyectos fracasados que solo llegaron al nivel de materia prima para los extensos monólogos dominicales. Sólo alguien con la extraña condición de hacer arruinar lo que toca o está a su alrededor, sería capaz de hacer inviable a mediano plazo a Pdvsa, la otrora empresa más grande de América Latina, desmantelar más de la mitad del aparato productivo del país y reducir a niveles preocupantes la producción de comida, y lo peor de todo ¡con tanto dinero! porque sin plata hasta sencillo sería.
¿Cómo hace un dirigente que reparte dinero a manos llenas a los ciudadanos para tener a la mitad de ellos en su contra? ¿Cómo hace un dirigente que le ha dado todo lo que han pedido las fuerzas militares para convertir a Caracas en la ciudad con los índices de criminalidad más altos de Latinoamérica? Simplemente único, afortunadamente. ¿Y qué decir de la inflación más alta de América Latina? ¿Y cómo explicar que nadando en petróleo tenga que resolver la falta de energía eléctrica? ¿Será que hizo el curso de ineficacia energética en Irán?
¿Cómo olvidar los millones de dólares que gastó comprando votos en África buscando un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que botó por culpa de la musculatura lingual que ocupa todo su cráneo? ¿En qué quedaron todos sus "Hugoductos" transcontinentales y las tan cacareadas asociaciones subregionales bancarias, energéticas, militares y de medios?
¿Cómo hace para fracasar en todos sus intentos de convertirse en el líder de un grupo serio que lo apoye, además de aguantarse sus discursos? Intentó con Suramérica y fracasó. Ni en el Mercosur lo quieren por culpa de Brasil. Le gastó plata al mundo árabe y tampoco. En África sólo dictadores como los de Zimbabue o Libia lo reciben con aparente gusto. En Europa lo dejan hablar en España si les encarga fragatas. Logró pasar de ser una "molestia" para EE. UU. a "problema". En Asia lo recibe China pero no por él, sino por su subsuelo. El Polo Norte no está a su alcance y fuera de los pingüinos que habitan la Casa Rosada, ninguno otro del Polo Sur le hará caso. Y qué decir del "Polo colombiano" que decidió arrimársele y le costó el principio del fin como partido.
El ocaso de Chávez no será breve, como el que describió Unamuno en su poema, pero es seguro. El probable cambio político que se avecina en Chile, Argentina y Brasil, lo dejarían más solo aún. Lo delicado del asunto es que para Colombia un Chávez en buena forma es dañino y relativamente peligroso, pero en problemas es más peligroso que dañino.
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