Mercado: Ajustando en locales
En un comentario previo, me referí a la rapidez del proceso emprendedor (libre) y como éste redistribuye los recursos a una velocidad insospechada, haciendo que estén en continua aproximación a la satisfacción óptima de las necesidades de la gente.
Decía entonces, por ejemplo, "que la cafetería cede el paso a la tienda de ropa, y la heladería a la discoteca, o se cierra el cine". Y así es sin duda en los momentos económicos normales, si es que existe alguno. Por desgracia, la realidad actual es mucho más triste, y lo que más se percibe no son locales que cambian de uso, sino locales que directamente se cierran y dejan de utilizarse para actividades económicas. Esto es producto de que determinados negocios que crecieron al calor de la expansión monetaria y crediticia, se ven ahora en la situación de contracción como insostenibles a la vista de la demanda real que tienen.
Así pues, se cierra el negocio, y se liberan los recursos que estaban mal dirigidos, para que otros emprendedores los ajusten mejor a las necesidades reales. El recurso liberado más prominente en nuestros barrios suele ser esos locales comerciales a que me estoy refiriendo, que revelan con sus carteles en el escaparate y con su vacío interior el error cometido.
Curiosamente, pero a la vez consistentemente, comienzan también a proliferar los negocios que cambian de local comercial. Esto me pareció algo anecdótico la primera vez que detecté un cambio hará unos meses, pero ahora tiene visos de extenderse de forma sistemática.
Y es lógico. Conforme se liberan locales comérciales por los negocios fracasados, la oferta de este recurso aumenta. Los propietarios pueden tratar de aguantar un tiempo el precio de alquiler, pero finalmente se tendrán que rendir a la realidad, y rebajar el precio para conseguir su ocupación. La alternativa es dejarlo vacío. Esto a su vez fuerza a los actuales arrendatarios a revisar sus precios (aunque sean contratos largos), bajo la amenaza de que el empresario que lo alquila se mude a otro más barato.
Por tanto, estos traslados son consecuencia directa de la bajada de precios del recurso liberado. Y han de ser descensos pronunciados, puesto que el empresario que cambia ha de acometer considerables inversiones para adaptar el nuevo local, y también pierde la inversión en "información", de la gente que ya sabía donde estaba su negocio y ahora tienen que desplazarse a otro sitio.
Pero sigamos describiendo la vida del negocio trasladado. Como consecuencia del ahorro obtenido, su margen comercial es mayor, está mejor preparado para sobrevivir a la crisis. No se olvide: la rebaja que ha conseguido procede de la mayor oferta de locales, proveniente de negocios fallidos, consecuencia de la contracción de la demanda. Ahora bien, esa contracción también le afectará a él, lo que le exigirá reducir sus márgenes para poder sobrevivir.
Y así queda todo el proceso ajustado: el comerciante puede sobrevivir en el nuevo local, ya que el nuevo precio de alquiler le proporciona margen que reducir. En la nueva situación, todo ha quedado ajustado a las nuevas preferencias de los consumidores, en este caso, cambiadas por la crisis económica. Obsérvese que tampoco el propietario del local queda perjudicado, pues aunque obtiene menor renta, también confronta menores precios para los productos que consume.
Es importante denotar que el proceso viene desde el consumidor hacia el local (el precio del local baja como consecuencia de la contracción generalizada de la demanda de bienes para el consumo), llega al fondo (incrementa la oferta de locales y baja su precio) y rebota otra vez hacia el consumidor (el precio rebajado del local permite la sostenibilidad de los comercios aún bajando sus precios). Y así se ajusta el uso de locales.
Llegados a este punto, no ha de olvidarse que, con los locales comerciales, también se "liberan" otros recursos: los trabajadores que se quedan en paro. Esta situación es ciertamente más dramática, pero obedece a razones idénticas. Sin embargo, no se está ajustando el uso de estos recursos. Los negocios cambian de local, pero el paro sigue creciendo.
¿Las razones? Muy sencillas: recuérdese que, como consecuencia de la sobreoferta, los locales bajaban de precio, y esto era lo que permitía la reubicación del recurso. ¿Qué ocurre con la mano de obra? Que cuando toca que el precio baje por la sobreoferta, esto no ocurre por la enorme rigidez que tiene el mercado laboral español, sea en salario mínimo, cargas de seguridad social o demás "derechos" de los trabajadores. Por tanto, los empresarios prefieren quedarse en el "local" que ya tienen (con los trabajadores a precios caros) o directamente cerrar.
Por último, no se olvide: para los trabajadores no debería suponer demasiado problema la reducción de sus rentas, de la misma forma que tampoco salía malparado el dueño del local comercial, puesto que los precios de los productos que consumen han bajado primero.
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