El Premio Nobel y América Latina
Por Armando Ribas
La nominación del presidente Obama al premio Nobel de la Paz, ha provocado una serie de controversia, respecto del merecimiento de tal nominación en este momento histórico de Estados Unidos ante el mundo. Ya pudimos observar la paradoja que significaba que en tanto que la imagen de Estados Unidos había mejorado desde la asunción de Obama, la del presidente caía en su propio país Esta situación paradojal y aparentemente contradictoria tiene razones claves si uno se toma el trabajo de analizar la ideología vigente en el mundo. Lenin está vigente, pues la caída del Muro de Berlín, hizo desaparecer la realidad del socialismo y dejó prevaleciente la ilusión de la utopía. Pero recuerden que ya Popper había escrito que la utopía es la madre de la violencia. Pero la izquierda como bien señala Sowell se ha apoderado de la ética y los que estamos en contra no estamos equivocados, sino que somos pecadores.(SIC)
Insisto entonces que la visión prevaleciente en Europa y en el denominado tercer mundo, excepción hecha de China comunista en la actualidad, es el socialismo, plagado de nacionalismo. Esta cosmovisión, según la cual el capitalismo, así llamado por Marx – es la síntesis de la explotación y de la alienación del hombre por los capitalistas. Esta ética, falsa de toda falsedad fue universalizada por Lenin en “Imperialismo Etapa Superior del capitalismo” donde escribió: “En tanto y en cuanto el capitalismo permanezca siendo lo que es, el superávit de capital será utilizado no con el propósito de elevar el nivel de vida de las masas en un país dado, pues esto significaría una declinación en las ganancias para los capitalistas, sino con el propósito de incrementar las ganancias, exportando capital al extranjero a los países atrasados”.
Hasta la Sra. Merkel en su alocución reciente parece rescatar este mensaje cuando dijera que la culpa de la crisis alemana, se debía a la acción de banqueros avariciosos (Greedy). Por cierto no es necesario explicitar que esos banqueros eran los americanos. Lo que se quiere ignorar y se ha logrado olvidar es que la avaricia en todo tiempo anterior al capitalismo, que data de no más de 250 años se ejercitaba en la búsqueda del poder político. El antiimperialismo es hoy la nueva versión de la demagogia, en la búsqueda del poder político.
No nos debiera extrañar entonces que los noruegos país socialista por excelencia, haya elegido a este presidente. Presidente que aparentemente ante los ojos del mundo ha logrado trasmitir una imagen que contradice lo que representan los Estados Unidos. Así para América Latina representan el imperialismo, y para Europa lo denominan eufemísticamente la hegemonía americana. Pero no olvidemos tampoco que en su discurso inaugural Obama expresara que Estados Unidos tenía que aprender del resto del mundo. Aparentemente esa demagogia del país al que le debemos no ser nazis o comunistas, logró el mérito para alcanzar el premio. Y para continuar ese merecimiento la política americana en el continente es decididamente lamentable.
Haber apoyado a Zelaya frente a la decisión constitucional de la Corte Suprema de Honduras de destituirlo por haber violado la constitución, tal como lo reconociera el representante de Estados Unidos en la ONU es una aberración que ignora los principios liminares que construyeran la sociedad americana. Así fue ignorado el sistema del rule of law, que implica la limitación del poder, a partir de la conciencia de la naturaleza humana y el respeto por los derechos individuales. Esos son los elementos esenciales de la República. Las elecciones son funcionales, mas no para permitir al gobierno violar las normas constitucionales. Pasando entonces a América Latina, vale recordar las palabras de Alberdi al respecto: “No participo del fanatismo inexperimentado, cuando no hipócrita, que pide libertades políticas a manos llenas para pueblos que sólo saben emplearlas en crear sus propios tiranos”.
Aquí tenemos en América Latina que la democracia parece haberle dado a la subversión el triunfo que la guerra no le concediera. La figura de Fidel Castro descuella aparentemente en el mundo democrático de Obama. Cuba puede entrar en la OEA, en tanto que Micheleti al tratar de evitar que Honduras sea otra Cuba de manos de Chávez, viola la Carta democrática de la América y es golpista. Ya una parte del Continente se encuentra, bajo la tutela de los subversivos, Venezuela, Bolivia, Ecuador. El presidente de Paraguay Fernando Lugo se vuelca en esa dirección y en la Argentina los montoneros, hijos de las madres de Plaza de Mayo pernoctan en la Casa Rosada. No obstante no oímos nada más que loas de los representantes del gobierno americano hacia un gobierno que es la expresión misma del antiamericanismo y que viola paladinamente los derechos individuales.
Y hablando de derechos individuales, en esa expresión tenemos la mayor de las confusiones políticas prevalecientes al ser sustituidos por los derechos humanos. Todo parece indicar que la noción del Rule of Law, ha sido olvidada o denostada por el novel Nobel, y aceptan los derechos humanos, que constituyen la antítesis de aquella. El principio fundamental del Rule of Law es el derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad, que implica el reconocimiento ético de los intereses privados. Por el contrario los derechos concedidos por el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos implica el derecho del hombre a que le concedan la felicidad. Como dijera Lord Acton: “por tener derecho a todo se carece de todo.” Así en los derechos humanos encontramos el fundamento ético para el poder político absoluto de los gobernantes, y la consecuente violación de los derechos individuales en nombre del pueblo.
Pero siguiendo con nuestro continente, las elecciones en el Uruguay, fue evidente que la alternativa que enfrentaron los uruguayos fue entre Cuba y la libertad. No es un secreto que el Sr. Mujica era Tupamaro, y peor aún según sus propias manifestaciones sigue siéndolo. Nos hemos olvidado que toda la subversión latinoamericana fue financiada por la Unión Soviética y entrenada en Cuba. La realidad de la década del setenta no era la alternativa entre la democracia y la dictadura, sino entre una dictadura militar y una dictadura comunista. Uruguayos comprendan su verdadera alternativa y no pierdan la libertad en función de un despotismo electivo, que parece ser el sino de nuestras democracias, amparadas hoy por los petrodólares de Chávez. En otras palabras las elecciones no deben ser el método para violar el sistema de la libertad.
En Chile a solo cincuenta días de las próximas elecciones presidenciales, el candidato de la izquierda, o sea la probabilidad de violar el sistema que ha hecho de Chile un ejemplo para América Latina, se ha incrementado. Las últimas encuestas muestran que Marco Enríquez Ominami, habría alcanzado a Frei y se presenta como la alternativa para ganar el ballotage al candidato de la derecha Piñera. Con respecto a Brasil es difícil discernir la vía de Lula, también empeñado en defender a Zelaya en Honduras y quien hace poco dijera que Chávez ha sido el mejor presidente de Venezuela. Igualmente amigo de Fidel Castro no se puede olvidar que independientemente de su aparente exitosa política interna actual, Lula fundó y aún dirige junto a Fidel Castro el Foro de Sao Paulo. En fin la democracia en América se encuentra amenazada por la falaz lucha por la igualdad que es la justificación del poder político absoluto y la pérdida de la libertad.
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