Crisis cognitiva
Vivimos tiempos de cambio. La crisis económica y financiera conlleva también una dimensión relativamente encubierta: la crisis también es cognitiva. Es decir, no sólo afecta a las variables económicas reales, sino que invita a revisiones drásticas de nuestros modelos y visiones del mundo y, en todo caso, invita a más humildad, particularmente por parte de los economistas y financieros occidentales.
En la esfera financiera estamos presenciando cambios interesantes. A lo largo de las últimas décadas estuvimos leyendo el mundo en función de una pareja mágica: invertir en los países desarrollados (o de la OCDE) era supuestamente "low risk, low return"; a la inversa, invertir en los países emergentes era "high risk, high return". Pero, como hemos visto, invertir en productos del primer mundo industrializado puede resultar altamente arriesgado. Igualmente, invertir en los emergentes puede no ser el ejercicio de alto riesgo del pasado.
Las cifras corroboran el enorme cambio. En 2009, por primera vez en la historia contemporánea, los flujos de inversiones extranjeras directas (IED) hacia los mercados emergentes representarían más del 50% del total mundial. En 2008 comenzamos a ver cómo la IED hacia los países OCDE colapsaba mientras que las inversiones hacia los emergentes resistían mucho más. Lo llamativo es igualmente ver como las multinacionales de los países emergentes siguen pujando por activos también en el mundo, incluyendo otros emergentes.
Más llamativo todavía es ver cómo los inversionistas financieros de largo plazo replantean sus estrategias de inversión. La venerable y relativamente conservadora Harvard Management Company (la cual maneja en 2009 un endowment de US$ 26.000 millones), después de haber sufrido enormes pérdidas en países desarrollados, ha decidido aumentar sus inversiones hacia países emergentes. En 2010, 11% de su cartera será invertida en activos de estos países, contra 5% en 1995. Sus inversiones en renta variable en EE.UU. se reducirán de 38% a 11% entre 1995 y 2010. Como lo escribía hace poco el máximo responsable de la mayor gestora estadounidense de renta fija, PIMCO, la clase de activos emergentes se está volviendo "normal".
En los países emergentes también los gestores y administradores de liquidez se replantean sus estrategias de inversión. Los fondos soberanos de Singapur han decidido apostar masivamente por los países emergentes. Temasek, por ejemplo, aumentó su cartera de inversiones en emergentes hasta un récord de 80% del total. En 2009 también abrió oficinas en México y Brasil. Por su parte, GIC ha decidido potenciar las inversiones hacia Europa, África y Medio Oriente, y hacia Norte y Sudamérica.
Los fondos soberanos del Medio Oriente, empezando por ADIA, de Abu Dhabi, también están apostando por emergentes, otorgando mandatos a grandes gestoras de activos internacionales o simplemente considerando inversiones en directo. El fondo soberano chino, CIC (con más de US$ 200.000 millones bajo gestión) también está de compras en zonas como Asia Central o el Sudeste Asiático. Sólo en el mes de octubre compró activos importantes por casi US$ 4.000 millones en Indonesia, Singapur y Asia Central. El verano de 2009 también se ha dotado con un consejo internacional que incluye un reconocido economista y gestor brasileño.
Las empresas de América Latina tienen aquí una gran ventana de oportunidad para atraer nuevos actores e inversionistas que buscan diversificar sus carteras. Sin duda empresas como las brasileñas Petrobras, Brasil Foods oVale o las mexicanas Cemex, Alfa o Banorte poseen atractivos importantes. También es el caso de las multinacionales extranjeras que apostaron por la región, como las empresas españolas BBVA, Santander y Telefónica. No es así de sorprender que un fondo soberano de Abu Dhabi, Aabar Investments, haya invertido en octubre cerca de US$ 330 millones en la compra de una participación en Banco Santander Brasil, tomando así 0,6% de la filial.
El mundo se está recomponiendo. Esta recomposición puede que sea una gran noticia para los países emergentes, incluyendo los de America Latina, para sus empresas y también para las empresas que hayan apostado por los emergentes a lo largo de la última década, tal y como lo han hecho las españolas, por ejemplo.
El autor es Director y economista Jefe, Centro de Desarrollo de la OCDE.
- 23 de julio, 2015
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