El poder de Obama está atado a la recuperación de la economía interna

Clarín

A un año de haber sido elegido presidente de Estados Unidos (4-11-2008), Barack Obama aparece como una figura política volcada a la acción, que despliega una visión estratégica de largo plazo, de transformación profunda de la economía y la sociedad norteamericanas, y no sólo como quien, tras la mayor recesión experimentada en 70 años, lidera la superación de la crisis e impulsa la recuperación.

El 4/11/2008 no fue una elección de realineamiento -como 1932, con Franklin Delano Roosevelt, y 1980, con Ronald Reagan-, sino una opción de crisis. Un mes y medio antes, Obama y McCain estaban empatados; de pronto estalló la crisis (quiebra de Lehman Brothers / 15-9-2008) y EE.UU. se sumergió en una profunda contracción y se duplicó la desocupación en seis meses (de 7 a 15 millones de desempleados). Sólo entonces se produjo el vuelco hacia Obama. Todo su poder efectivo depende de la recuperación económica.

EE.UU. creció 3.5% en el tercer trimestre, arrastrado por el producto industrial (+5.2%), lo que implica un crecimiento real de 4.5% anual. La industria se expandió en septiembre al mayor nivel en tres años: 55.7 (ISM). El fundamento de la recuperación es amplio: la construcción de viviendas creció 23.4%; el gasto en bienes durables 22%; y el consumo individual 3.4%.

Es una recuperación guiada por el incremento de la productividad, que creció en forma inversa a la profundización de la crisis, y como respuesta a ella. Aumentó 3.3% en el último trimestre de 2008; 2.2% en los primeros tres meses de 2009; y 6.4% en el segundo trimestre del año. Por eso es una recuperación sin creación de empleo, e incluso con aumento de la desocupación (9.8%). La expansión de la industria de alta tecnología (IT) lidera el auge de la productividad. Las ganancias IT aumentaron 24% en el tercer trimestre, y las inversiones de riesgo (venture capital) 17%. El ciclo económico estadounidense es ahora: recuperación / productividad / tecnología.

Las ganancias IT revelan las características de la inversión en EE.UU.: el gasto en equipos de alta tecnología es la mitad de la inversión de las empresas estadounidenses. En la sociedad de la información, esto tiene un significado semejante a la inversión en hierro, carbón y acero de la era industrial. Por eso es una recuperación que surge del núcleo de la acumulación estadounidense, como sociedad fundada en el conocimiento científico y tecnológico, y en la constante innovación. La industria IT es el motor principal de la recuperación norteamericana; y el espejo que adelanta su tendencia de fondo en los próximos años.

La crisis aceleró el traspaso del eje de gravedad de la industria high-tech a los países emergentes: el gasto IT ha crecido 30% anual en China e India en los últimos 15 años; y su participación global pasó de 15% a 24% en ese período.

Los países emergentes representan este año 30% de la inversión global en IT, pero atraerán más de la mitad de las nuevas inversiones en alta tecnología en los próximos cuatro años. Implica que, encabezados por China, India y Brasil, estarán a la cabeza -junto con EE.UU.- de la nueva onda global de innovación que la crisis ha desatado. Es un vínculo interno, estructural, el que se ha establecido entre Silicon Valley, Bangalore y la Cuenca del Yangtsé. Es la primera vez que esto ocurre en la historia de la revolución tecnológica del procesamiento de la información, que comenzó hace 40 años.

El poder de EE.UU. en el mundo poscrisis depende, crucialmente, de la tasa de incremento de la productividad de su economía/sociedad. Si ésta es, en la próxima década, entre 2% y 4% anual -como lo ha sido en los últimos 15 años-, entonces EE.UU. continuará a la cabeza, y liderando, el sistema mundial.