¿Qué países ganarán y perderán después de la crisis?
La crisis financiera ha generado daños importantes al aparato productivo global. Una vez que ésta pase, queda por analizar como se posicionará el mundo. Dadas las actuales circunstancias, parecen ir configurándose dos grupos de países con crecimientos divergentes de cara a los próximos diez años?En el grupo con potencial elevado de crecimiento, claramente se ubica la economía china, con perspectivas de expansión alrededor del 8% para los próximos 10 años. En este grupo también podemos encontrar a países como Indonesia, Vietnam e India, con tasas cercanas al 6%. En este grupo, creemos que puede sumarse, sin mayor problema algunas economías latinoamericanas, como Brasil, Chile y Perú, donde el potencial de crecimiento para los próximos diez años puede estar alrededor del 5%.
Vayamos desagregando algunos países de este primer grupo y empecemos por China. ¿Cómo crecerá, si todo indica que el comercio mundial estará golpeado por algún tiempo? El principal conductor del crecimiento descansará ahora en su demanda interna, especialmente el consumo. En efecto, al compararse China con otros países emergentes, se observa que el nivel de participación de este componente del PIB es demasiado bajo, rozando apenas el 40%, y ahora que su economía viene sobrepasando el umbral a partir del cual el consumo tenderá a crecer de manera importante, puede esperarse trayectorias explosivas, tal como se observaron en los milagros de crecimiento asiáticos de los 70 y 80.
Luego están algunos países de Latinoamérica que tienen la oportunidad de recuperarse vigorosamente. Esta situación va más allá de un nuevo episodio de condiciones cíclicas óptimas, sino más bien por buenos fundamentos desarrollados entre dos y tres décadas. Aquí, la consistencia temporal ha sido clave. En varios de los países el punto de partida fueron amplios planes de estabilización económica acompañados de reformas profundas en sus estructuras fiscales, financieras y regulatorias que permitieron establecer incentivos y reglas claras a los agentes, las mismas que fueron madurando hasta convertirse en sólidas instituciones económicas. Ejemplo claro es lo que significa ahora el funcionamiento de los banco centrales, la disciplina fiscal y los marcos de regulación y supervisión, especialmente en la banca.
En contraste al grupo de alto crecimiento, se puede ubicar para los próximos años economías con niveles de expansión menor, que no superarán el 3%, sea porque ya han tenido un período largo de expansión, y por tanto, su crecimiento de acá en adelante experimenta los estragos de los rendimientos decrecientes, y porque los mismos se verán afectados con disminuciones en su productividad. Aquí están economías como la de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido. Pero también se ubican países emergentes como Rusia, Argentina y Venezuela, que aún requieren seguir avanzando en mayores reformas.
Dentro de este grupo con menor senda de crecimiento parece que Estados Unidos tomará mayor ventaja respecto a los países europeos. Esto en gran parte se explica por sus mejores condiciones financieras dado el "proceso de purga" llevado durante la crisis, así como por la mayor flexibilidad de sus mercados. Partamos por ejemplo, viendo el nivel de activos con que contaba la banca europea versus la norteamericana. Se aprecia que en 2008 las primeras contaban con un nivel de 470% respecto al PIB, en comparación al 210% de la banca norteamericana. La insostenibilidad de los niveles de Europa, visto así, adquiere niveles de impacto. Otros factores macroeconómicos, parecen abonar más elementos a favor de la economía norteamericana. Por ejemplo el nivel de flexibilidad de sus mercados laborales, que ha permitido que el shock de la crisis haya sido absorbido con menor impacto sobre el empleo y en menor tiempo respecto a Europa. Igualmente se observa que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) se ubica en los Estados Unidos por encima del 2,5% del PIB versus el ratio de Europa que se aproxima al 1,7%.
Viendo estas dos tendencias, será posible entonces observar de manera más clara un proceso de catch up o alcance desde las economías emergentes hacia las más desarrolladas. Queda claro que para los emergentes, que se encontrarán en el grupo de elite del crecimiento, los diez años que se vienen, no serán una década perdida como en el pasado. Por fin.
David Tuesta es director de la Unidad de Tendencias Globales, BBVA Madrid.
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