El Fondo de nuevo
El Fondo Monetario In- ternacional (FMI) estuvo en Guatemala. El pasado 12 de noviembre emitieron un comunicado que resume sus conclusiones. Nuevamente el FMI, invitado por nuestras autoridades, deja su receta de prosperidad: aumenten los impuestos y el gasto público los hará ricos.
Dice el FMI que “(…) la estabilidad macroeconómica dependerá de la estabilización de la dinámica de la deuda pública. En este sentido, el plan de las autoridades para aumentar los ingresos a través de cambios en la tributación directa es bienvenido (…)”. No hay sorpresas. Todavía no conozco un plan de aumento de impuestos que el FMI no haya apoyado. Como buena institución pública, el FMI se “solidariza” con el Gobierno de Guatemala en esa vieja aventura de tratar nuestros problemas sociales como si fueran problemas de falta de fondos públicos; sin tomar en cuenta que los ciudadanos también podemos solucionar nuestros problemas por la vía de la prosperidad.
Más adelante, agrega el FMI que “(…) fortalecer la administración de los ingresos y continuar mejorando la transparencia y la eficiencia del gasto público también son factores importantes (…)”. ¿Una de cal y otra de arena? Desde una perspectiva ciudadana esos factores no son complementarios al aumento de impuestos. La eficiencia y honestidad en el manejo de los fondos públicos son factores precedentes y fundamentales en los que se basa la autoridad moral del Gobierno para cobrar impuestos. Creer que primero viene la obligación de pagar impuestos y, luego, si se puede, es “importante” que el Gobierno haga buen uso de los recursos es poner la carreta delante de los bueyes. Nada que ver. Mientras el Gobierno no demuestre eficiencia y honradez, este carecerá de la autoridad moral para pretender incrementar las tasas de impuestos.
Finalmente, agrega el FMI que “(…) en el mediano plazo se justifica una reforma integral de los ingresos para abordar las deficiencias históricas en la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura”. Pareciera que el FMI no hubiera estado presente en nuestra historia y no supiera que todos los gobiernos han gastado progresivamente más en los rubros mencionados mientras que los ciudadanos hemos tenido un pobre o nulo rendimiento sobre los fondos entregados.
Los comentarios del FMI son “más de lo mismo”. Y querer obtener resultados distintos haciendo la cosa de la misma manera es una locura. Simplemente se queda bien con el gobierno de turno, apoyando el incremento de impuestos sin tomar una postura firme en contra del notorio mal uso que se le da a los fondos expropiados. Por ello es que los ciudadanos no debemos creer en el “evangelio según el FMI”, mucho menos hacer caso a sus recomendaciones. Todavía estamos esperando que alguna nación haya prosperado con sus consejos…
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