Argentina: La inseguridad, lo único seguro
La semana que termina volvió a conmover a los argentinos con otra ráfaga de homicidios. Y lejos de avalar los dichos del ministro de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak (“salvo Chile, tenemos los mejores registros de la región”), no hicieron más que ratificar el estado de indefensión en el que se encuentra la mayoría de los habitantes de gran parte del país, en particular el conurbano.
La incesante cantidad de episodios que a diario fabrica viudos, viudas, huérfanos y huérfanas, volvió a demostrar el por qué esta cuestión irrumpe como tema prioritario a la hora de mensurar el nivel de preocupación de los argentinos. Luego de que el Gobierno perdiera la batalla mediática de la semana anterior, con los tres popes de la televisión argentina y acallado por estas horas el debate, las que hablaron fueron las balas que llegaron para apagar vidas de inocentes ciudadanos ya sean civiles o policías, varones o mujeres.
Lejos de otorgar al tema la importancia que la sociedad le concede, el Gobierno cada vez más distanciado de la mayoría de quienes la integran, no solo no tiene una política medianamente seria para atender la problemática, sino que ‘ningunea’ el tema bajo excusas banales, cada vez menos atendibles y sostenibles en el tiempo. Daniel Scioli, uno de los pocos funcionarios alineados con Kirchner, capaz de escuchar e interpretar el reclamo popular, tomó nota de la situación y se propuso recuperar la calle y dotar a la policía de su provincia, de elementos judiciales (contravenciones) que puedan poner algún limite a la acción de quienes tienen a mal traer en las calles a los habitantes bonaerenses.
Una vez más se repitió la historia, bastó que Scioli tuviera una chispa de autonomía, para que el kirchnerismo se lo facturas. El rap de turno corrió por cuenta de Hebe de Bonafini que calificó al ex motonauta de fascista y a su ministro de seguridad, Carlos Stornelli de ser su chirolita. Los dichos de la titular de Madres de Plaza de Mayo, son los del matrimonio presidencial. El tema de la inseguridad nunca fue de los más importantes, se trata de una cuestión que no solo minimizan sino que desconocen, ya que además de su desinterés basado en cuestiones ideológicas, hay un factor geográfico. La provincia de Santa Cruz no es ni ha sido nunca un ámbito famoso por sus niveles de delincuencia.
Desde hace un tiempo las prioridades y deseos de los Kirchner no se asemejan a los designios de la mayoría de los argentinos, hay una indisimulable tensión que contractura a la República, el Gobierno tira para un lado y la gente para el otro. La derrota del 28 de junio no hizo más que incrementar el tironeo, comparable con una cinchada en la que ambos bandos tiran de la soga con la ilusión que los que hacen lo propio del otro lado, terminen por ceder.
Convencido por momentos que aquellos que no lo votaron merecen un escarmiento, y que la gestión debe centrarse en los pocos que aún muestran alguna lealtad, Néstor Kirchner fatiga aún más su muy irritado colon irritable (al que las malas lenguas dicen que hubo que mimar durante un par de días en el Hospital Alemán, cavilando como recuperar afecto más por errores ajenos (en este aspecto Macri esta semana salió campeón) que por una transformación propia y genuina, que queda claro es casi imposible que pueda experimentar.
Mientras que el Gobierno va sacando los últimos frutos de la escribanía parlamentaria y consigue la derogación de la Ley Cerrojo y la media sanción de la reforma política, el humor social transita caminos más pedregosos y los comisarios e intendentes empiezan a tener cada vez más dificultades para explicarle a los exaltados vecinos porque razón estos son asesinados a diario.
Presionado por el clamor popular y por la indiferencia ideológica propia y la que le prestan los intelectuales de Carta Abierta, y otros del palo que siguen creyendo que la inseguridad es un tema menor del que se quejan de lleno los ricos y los famosos, el Gobierno enfrenta un dilema que bajo ningún punto de vista podrá seguir postergando.
Dos años atrás, Néstor Kirchner prometió que la Argentina con Cristina saldría del infierno y la Presidenta aseguró que quisiera que nuestro país fuera como Alemania. Hoy el infierno esta encantador para los asesinos y de la experiencia germana solo parece quedar el ‘muro’ que cada argentino quisiera levantar a la puerta de su casa para que no le entren a robar y para que no lo maten. Es que el problema ya no es la inseguridad, hoy ya se trata de una certeza, la criminalidad es lo único seguro.
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Verónica Spross Siglo XXI La carestía de la vida es preocupante porque...
16 de abril, 2008El Nuevo Herald La sacudida se sintió en ambas orillas del Atlántico. La...
29 de mayo, 2016Por Juan David Escobar Valencia El Colombiano Además de su grado en Derecho...
11 de octubre, 2007- 17 de septiembre, 2008