El hombre de Obama
Arturo Valenzuela está asumiendo el cargo más alto de política exterior hacia América Latina, en un momento difícil para las relaciones de EE.UU. en el hemisferio. Aunque su conocimiento de América Latina es inigualable, se enfrenta a una agenda difícil.
Honduras es su prioridad más urgente. La política post golpe de EE.UU. inicialmente fue de compromiso con el multilateralismo, pero recientes medidas amenazan con aislar a Washington. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos desaprueban la propuesta de EE.UU. de reconocer los resultados de las elecciones presidenciales el 29 de noviembre, independiente de si se restablece el Presidente Zelaya. El reto para Valenzuela será aprovechar las elecciones para resolver la crisis sin polarizar aún más las relaciones interamericanas y alejar a gran parte de la región.
Otra tarea fundamental es asegurarle el apoyo de EE.UU. a Colombia, que lucha contra guerrilleros y narcotraficantes internamente y enfrenta amenazas de guerra de Venezuela. Colombia ya está desalentada, porque el Congreso se niega a ratificar el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. A Colombia no le preocupa tanto una guerra con Venezuela, sino que Chávez aumente su ayuda a las guerrillas, que ya gozan de refugio en Venezuela. Valenzuela también deberá convencer al gobierno colombiano de hacer más para frenar los abusos de los derechos humanos en el país, controlar mejor sus servicios de inteligencia y seguridad, y mantener desarmadas a las fuerzas paramilitares. Igualmente, Washington debe asegurarle a los otros países de Sudamérica que su acceso a las bases militares de Colombia no es una amenaza para nadie.
Valenzuela también se verá presionado para responderle con más fuerza a Venezuela y sus aliados del ALBA. Esto requerirá un delicado acto de equilibrio. La confrontación con Hugo Chávez suele ser contraproducente, a menudo sirviendo sólo para que radicalice sus posturas. Sin embargo, será difícil para EE.UU. ignorar las violaciones flagrantes de Chávez de las normas democráticas en su país, sus frecuentes intervenciones en los asuntos de otros países, y su intensificación de las relaciones con Irán. Requerirá de una gestión cuidadosa, con flexibilidad, transparencia y consultas frecuentes con otros gobiernos de la región.
Volver a reanudar las relaciones con Brasil debe tener una posición prioritaria en la lista de desafíos de Valenzuela. Actualmente es una tarea que se hizo mucho más difícil por la demora en la confirmación del Senado de Thomas Shannon como nuevo embajador. Las expectativas para la cooperación productiva con Brasil, sobre energía y cambio climático, la no proliferación, la ronda comercial de Doha, y otros temas, han sido hasta ahora frustrados por desacuerdos políticos y los enfoques divergentes en muchos temas clave. Sin embargo, la agenda de EE.UU. en América Latina depende cada vez más de la calidad de las relaciones con Brasil. El desafío es convencer al Congreso de EE.UU. de una nueva política comercial y de energía que tome más en cuenta la importancia de Brasil en la política exterior de EE.UU.
Con su amplia experiencia en México, Valenzuela es profundamente consciente de los múltiples problemas del país, incluyendo la recesión económica más pronunciada en toda América Latina y una ola incesante de delincuencia y violencia. Comprende perfectamente que la cooperación a largo plazo con México requerirá de reformas dolorosas y cambios de política en ambos países. Por su parte, EE.UU. tendrá que reparar su sistema de inmigración, replantearse sus políticas de drogas y, como lo exige el NAFTA, permitir que los camiones mexicanos operen dentro de EE.UU.
El nuevo secretario asistente debe hacer todo lo posible para mantener la estrategia del gobierno de Obama de reanudar las relaciones con Cuba, que ha producido resultados prometedores, sin haber generado la resistencia política que se temía. Un verdadero avance es posible aquí.
En general, las relaciones hemisféricas han tomado un curso decepcionante durante el primer año de la administración de Obama, y EE.UU. ha sufrido varios reveses políticos en América Latina. A pesar de que sigue siendo ampliamente admirado en toda la región, Obama, sin duda, ha aprendido que la construcción de una relación productiva con la región no será fácil. Más que nadie, Valenzuela sabe lo exigente que su misión es y lo que debe realizar para alcanzar el éxito.
- 23 de enero, 2009
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