Argentina: El negocio de los piqueteros
Días atrás, con la lucidez y buenos modales que lo caracterizan, Luis D’Elía se lanzó con todo contra Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand. Entre otras cosas dijo: “Cuando veo a Marcelo Tinelli, a Mirtha Legrand o a Susana Giménez, tres paradigmas de la televisión argentina, me pregunto mirándome en el espejo: ¿Quién carajo son estos tipos? ¿Qué mierda han hecho por el conjunto de la comunidad argentina para que todos podamos vivir un poco mejor? Han sido los hijos putativos de los medios concentrados del poder económico, sus títeres, sus comunicadores, hablan a sueldo, viven en sus mansiones con sus Mercedes Benz, con sus casas en Miami, son exactamente iguales, tienen exactamente los mismos comunes denominadores”
Dice D’Elía de los tres conductores televisivos que son títeres, que hablan a sueldo. Pregunta: ¿de qué vive D’Elía? ¿Cuál es su trabajo conocido públicamente por el cual se gana la vida todos los días como cualquier hijo de vecino? ¿No habla como títere, lo que le manda a decir Kirchner? Afirma que los conductores son hijos putativos del poder económico. ¿No será D’Elía un hijo putativo del kirchnerismo? D’Elía parece muy guapo hablando con sus grupos de apoyo. Me pregunto, ¿serán tan guapo, solo y sin el apoyo de Kirchner?
Dice D’Elía que Tinellí, Susana Gimenez y Mirtha Legrand viven en sus mansiones, Mercedez Benz y demás bienes. Pregunto, ¿acaso los Kirchner, a quien defiende con tanta vehemencia, viven en la pobreza? Los Kirchner no pueden explicar como incrementaron su patrimonio un 158% en un año y D’Elía se preocupa por el patrimonio de los conductores.
El dirigente piquetero se ufana de los planes para los pobres que implementó Cristina Fernández. La respuesta obvia es que si tienen que repartir tantos planes para los pobres es que su modelo fue un fracaso que produjo más pobreza, pero diría que es casi un cachetazo a los pobres que mientras hacen cola para recibir unas migajas que les tira el matrimonio porque ha sido incapaz de crear las condiciones para que hubiesen inversiones y nuevos puestos de trabajo, los Kirchner viajan, a costa de todos los contribuyentes, en una flota de aviones y helicópteros para ellos, entre otras comodidades propias de un jeque árabe.
D’Elía habla de la concentración del poder económico. En realidad, D’Elía, como otros piqueteros, es un empresario. Su negocio es recibir fondos del Estado para mantener a grupos de matones multifunción dispuestos a cumplir con las órdenes que emanan de Néstor. D’Elía ha montado una empresa a costa de los contribuyentes.
Ahora bien, dejemos de lado a D’Elía para concentrarnos en el fenómeno piquetero. El primer dato a considerar es que en las elecciones que se han presentado han sacado tan pocos votos que claramente no tienen el apoyo de la población. Ni siquiera de los sectores más humildes. Algún piquetero que ha llegado a ser legislador, fue porque se colgó de la lista del FPV.
El negocio de estos dirigentes es, con el dinero que reciben del Estado (nuestros impuestos), movilizar a gente para realizar escraches, cortes de rutas, puentes, calles, tomar comisarías, etc. por las razones más variadas que a uno se le pueda ocurrir. Ahora bien, supongamos que, por alguna razón insospechada, Argentina comienza a crecer en serio y se crean nuevos puestos de trabajo. La persona que es llevada a cortar un puente o una calle tendrá que optar entre hacer ese “trabajo” o bien ir a trabajar a una empresa, cumpliendo un horario. Analizado desde el punto de vista económico, esa persona tiene un costo de oportunidad. Seguir con los cortes o bien ir a trabajar a una empresa. Para optar por la segunda alternativa, el ingreso por trabajar en serio tendría que más que compensar el esfuerzo por cortar un puente o una calle y cumplir con un horario.
Supongamos que el ingreso que le ofrece la empresa compensa ese esfuerzo. ¿Cuál será la reacción del dirigente piquetero al ver que pierde parte de su tropa? La lógica indica que si quiere conservar su negocio, tendrá que hacer más cortes para exigir un aumento de aportes del Estado para retener a su gente. El aumento tendría que ser lo suficientemente alto como para neutralizar el ingreso proveniente de un trabajo en una empresa. Esto significa que el dirigente piquetero, para mantener su negocio, tendrá que ejercer cada vez más presión sobre el gobierno con el objeto de obtener más fondos.
Si el gobierno se negara a otorgarle esos fondos, el dirigente piquetero tratará de salvar su negocio presionando al gobierno con cortes y manifestaciones. Se le volvería en contra.
Mientras los piqueteros se conformen con los fondos que le otorga el gobierno, este hace negocio porque mantiene su propia fuerza de choque, lo cual lleva a la lógica conclusión que la pobreza y la desocupación pasa a ser parte de la construcción de poder hegemónico. Un país próspero, con trabajo bien remunerado para la gente, hace independiente a la población de las dádivas del Estado. Un país con pobres y desocupados, la somete a la indignidad de la esclavitud. La haraganería. La falta de estímulos por construir un futuro para su familia y la lleva a vender su tiempo al negocio del piqueterismo.
Para el matrimonio es mucho más negocio tener una economía sin inversiones y con escasos puestos de trabajo porque, de esa manera, la gente depende de ellos para poder subsistir. Pero como nada es gratis en la vida. Para recibir las dádivas del matrimonio, la gente tiene que someterse a sus dictados. Por ejemplo, aplaudir cuando Cristina dice que la fórmula del agua es H 2 Cero.
Veamos ahora el futuro de este negocio del piqueterismo. A De Narváez se lo critica por el dinero que gastó en la campaña electoral. En realidad los millones que pudo haber gastado son migajas frente a los recursos de los contribuyentes que volcó el gobierno en el conurbano bonaerense. ¿Qué significa esto? Que el matrimonio tiene tal grado de rechazo que ni siquiera los pobres los votan a pesar de las toneladas de plata que volcaron antes de las elecciones. La plata que reparten ya no les asegura tener votos.
Si esto es así, y considerando que tanto Néstor como Cristina tienen una imagen negativa cercana al 60%, sus posibilidades de ser reelectos en el 2011 son casi una misión imposible. Si se acepta este supuesto, el gran problema que tendrá el próximo gobierno consistirá en construir nuevamente la cultura del trabajo. Este proyecto chocará contra el negocio del piqueterismo, porque si el próximo gobierno consiguiera atraer inversiones, tendría enfrente a dirigentes piqueteros que verían peligrar su negocio. Se quedarían sin tropa para presionar a los gobiernos por los fondos que hoy reciben y el dirigente piquetero también tendría que ir a trabajar como cualquier hijo de vecino. En un país que crece el negocio de los dirigentes piqueteros muere.
¿Por qué unos días atrás se juntaron Moyano y D’Elía para organizar una marcha que finalmente se suspendió? Porque ven que los Kirchner tiene cada vez menos votos y más rechazo de la población. Esto implica que corre riesgo su negocio. La preocupación de Moyano y D’Elía no es la supuesta conspiración contra la democracia. La preocupación de ellos es que se les acaba el financiamiento que les otorga Kirchner bajo un pseudo argumento social si los Kirchner salen eyectados del gobierno por la crisis que han generado.
Como se ve, el dilema que tendrá el próximo gobierno será desarmar este negocio piquetero montado en base al saqueo de los contribuyentes, para que la gente, que hoy es usada como fuerzas de choque, vuelva a encontrar en el trabajo una forma de vivir con dignidad.
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