Crisis y teoría económica
En un reciente artículo de la revista “The Economist” referido a la Moderna Teoría Económica, cita al premio Nobel de Economía en el 2008 Paul Krugman que en una conferencia había dicho: “Mucho de la macroeconomía de los últimos treinta años ha sido espectacularmente inútil en el mejor caso, y positivamente dañino en el peor”. La discusión deriva entonces hacia la contradicción entre la teoría económica clásica y la Keynesiana.
Antes de analizar esa disyuntiva creo procedente admitir que lo que estudiamos de macroeconomía, y lo que he denominado la pitagorización de la misma ha sido una falacia histórica. La alternativa entre la teoría clásica según la cual los mercados se autoregulan, porque rige la ley de Say,y la teoría Keynesiana según la cual los mercados pueden crear desequilibrios, es necesario plantearla en términos de los contextos históricos.
En primer lugar debe diferenciarse entre mercados de bienes y los mercados de futuros. Asimismo debemos tomar en cuenta la definición Minsky respecto a la naturaleza de la especulación. En otras palabras la diferencia que planteara Minsky cuando explica la especulación pura cuando se compran bienes no para usarlos sino para revenderlos y activos no por la renta sino para revenderlas. Esta observación fue y sigue siendo de la mayor importancia. Tanto más hoy por cuanto las comunicaciones permitan un mayor grado de especulación. Una vez que el carácter de la demanda es mayoritariamente especulativo, diría que es una ficción el hablar de mercados auto regulados. El futuro es siempre incierto, por ello a mi juicio tampoco puede hablarse de la racionalidad o irracionalidad de los mercados. En nuestro léxico y conceptualización de la racionalidad, hemos convertido a la razón en un absoluto del conocimiento, y ésta es una falacia conceptual que fuera ya denostada por David Hume.
Volviendo entonces a la discusión entre la teoría neo clásica y la Keynesiana. Esta discusión necesita tener en cuenta los contextos históricos en los que dichas teorías se expresaron. Desde mi punto de vista creo que es una falacia hablar de mercados auto regulados en un mundo en el que el gasto público en los países desarrollados fluctúa alrededor del 50% del P.B.I. Es un hecho incontrovertible que independientemente de la ingerencia directa de los gobiernos en los mercados (que por supuesto sucede) el mero hecho del gasto y la dimensión del mismo altera la realidad de un mercado libre.
De la misma manera debemos recordar que cuando Keynes escribiera su Teoría General, el gasto público en Estados Unidos no superaba el 7% del P.B.I..Se ha interpretado al Keynesianismo como un proyecto contrario al liberalismo entendiendo erróneamente por tal la libertad de mercados. No creo que haya pasado por la cabeza de Keynes que el gasto público superara el 50% del P.B.I. Es más, el proyecto de Keynes en su oportunidad era salvar al sistema capitalista de la crisis.
Es evidente que en los últimos años el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos alcanza a un promedio de 15% del P.B.I. La pregunta relevante, sin embargo es, cual es la causa que lo determina, y no menos relevante por qué el resto del mundo y particularmente China se lo permite. Es posible que la causa interna es el exceso de consumo respecto a la producción. Pero cualquier otro país que hubiese tenido esta tendencia “consumista”, habría producido una deuda impagable y no habría encontrado quien le financie la continuidad de los déficits.
La respuesta a mi juicio es múltiple, y la misma es importante para comprender la presente crisis y las posibilidades de recuperación. En primer lugar existe una visión internacional respecto a eficiencia y la importancia de la economía americana. No menos importante es el hecho de que la deuda de Estados Unidos se paga en su propia moneda. Por tanto el riesgo de default no existe. Si bien el Euro se ha revalorado respecto del dólar, ello no implica un mayor poder adquisitivo del Euro en términos de precios relativos. O sea podemos decir que la revaloración del Euro tiene connotaciones especulativas. A esta especulación por supuesto ha contribuido el diferencial de las tasas de interés de corto plazo.
Según un artículo de Fred Bergsten, publicado en Foreings Affairs, Estados Unidos tiene que forzar la creación de un sistema monetario internacional de monedas múltiples. De esa manera el sistema multi monetario evitaría los sucesivos déficits de cuenta corriente, y tanto Estados Unidos como los demás países se verían forzados a aumentar la producción interna. O sea volvemos a una versión Rousseauniana del mercantilismo de la autosuficiencia. Aparentemente Bergsten sostiene que las cuentas internacionales de todos los países deben estar en equilibrio. A nuestro juicio tal sistema de equilibrio internacional determinaría la desaparición del sistema financiero internacional.
Por más que se intente un sistema de esa naturaleza por acuerdo entre los países no se puede eliminar la preferencia individual por las distintas monedas. Pero por otra parte es nuestro criterio que considerar que el origen de la crisis resulta del exceso de consumo de los americanos, conjuntamente con el déficit presupuestario y el consiguiente déficit de cuenta corriente no corresponde con la realidad. La crisis de Estados Unidos surgió en el mundo de las finanzas y las especulaciones que resultaron originalmente de la Community and Reinvestment Act, por la cual se forzó prestar a quienes no tenían ingresos suficientes para pagar. Así comenzó la especulación pura en el mercado inmobiliario y la aparición de las hipotecas sub prime. O sea, así como la crisis del 29 resultó de un exceso de especulaciones en el mercado de capitales, la actual se presentó por las especulaciones con los bienes inmuebles. Esta crisis no fue resultado siquiera de la dinámica propia del sistema de mercado sino por la injerencia gubernamental en el mercado.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que si bien la crisis americana puede afectar a la economía mundial, la crisis europea es de propia generación. En tanto que el P.B.I. de la Unión Europea en el 2009 caería un 3.8% y Alemania un 5%, la China que es el país con mayores relaciones comerciales y financieras con Estados Unidos crecería un 8,6%. Aun la India igualmente crecería un 6,5%. La confluencia entre la crisis europea y la americana no es una relación de causa efecto sino que obviamente la coincidencia temporal empeora la situación. Así podemos ver que la situación financiera de los principales países europeos hasta el 2008, no era mejor que la de Estados Unidos.
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