Guatemala: Mayúscula imprudencia
Los dilemas nunca son fáciles. Los más difíciles generalmente implican elegir entre dos males. Hoy en día, el gobierno se enfrenta ante la disyuntiva de tener que reducir su gasto público o provocar una recesión más grave que la ya sufrida si aumenta las tasas de impuesto. La prudencia ordena el control del gasto.
Desde la perspectiva del gobierno, la solución a la falta de fondos es fácil. Aumenten la tasa del Impuesto de Solidaridad y timbres fiscales en un cien por cien; la del Impuesto Sobre la Renta en un 25 por ciento e inventen un impuesto que aumente el costo de las llamadas telefónicas en un 50 por ciento. Son porcentajes confiscatorios. Pero no importa porque, por simple “regla de tres”, recaudarán más. Tal vez… pero ¿a qué costo?
La fórmula ideal para provocar una recesión es destruir la base de capital de las empresas para que estas no puedan crecer. Eso es, precisamente, lo que provocará este nuevo incremento de impuestos. Lo más frustrante de todo es que la idea se propone justo cuando la economía guatemalteca comienza a dar signos de recuperación frente a una grave recesión. El Índice de Actividad Económica, finalmente, crece y hasta la misma caída en la recaudación fiscal parece haber tocado fondo. Luego de perder ingresos fiscales por 9 por ciento, octubre de este año recaudó 1 por ciento más que el año pasado. La actividad económica, principal motor de la recaudación fiscal, se está recuperando. ¿Por qué darle el tiro de gracia?
No obstante estos claros signos positivos, la impaciencia, avaricia e imprudencia con la que se están manejando los asuntos fiscales ponen en peligro la ansiada reactivación económica. Los anunciados y abusivos incrementos en las tasas de impuesto significarán un impacto más duro que la misma crisis financiera internacional. Sin capital, las empresas no podrán prosperar. Sin prosperidad no habrá mayores ni mejores fuentes de trabajo. El aumento de tasas es miope; antepone los “intereses del gobierno” frente a los intereses de todos los ciudadanos que dependen del crecimiento económico para salir de la pobreza. Es, literalmente, pan para el gobierno hoy, hambre para todos los guatemaltecos mañana.
Los diputados tienen una grave responsabilidad si aprueban los impuestos. En el pasado, el gobierno ha recaudado más cada año porque la economía de los guatemaltecos también ha crecido más. Justo el único año en el que la economía se contrae, los ingresos fiscales también. Lógico. Como también es lógico que sea por la vía del crecimiento económico que el gobierno deba fortalecer su recaudación. Aumentar las tasas es la peor imprudencia que pueden hacer. Y si lo hacen, el pueblo les debe pasar la factura por la pobreza creada.
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