Los «dioses» del presidente Chávez

2001

Por su fanática, su casi mística devoción a su comandante en jefe, Fidel Castro, podría creerse en el monoteísmo del jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista”. Pero no hay tal. En los cielos del jefe del gobierno, “bolivariano, revolucionario y socialista”, habitan y mandan también otros dioses.

Ciertamente el jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista ofrece diaria y puntualmente sus tributos en el altar de su comandante en jefe, Fidel Castro. Diariamente le rinde cuenta de sus acciones, en función de la más acelerada cubanización de Venezuela, de la total entrega de la soberanía y de los bienes nacionales a la Cuba fidelista. Pero de cuando en vez, y aunque sea momentáneamente, también mira en otras direcciones.

No sorprenda que en alguna de sus cadenas dominicales de radio y televisión le haga algún guiño a Jesucristo, y hasta se persigne frente a la audiencia católica. Que todo es válido a la hora de asegurarse adhesiones para el mantenimiento del Poder absoluto. Y también le juega su cartica a Alá cuando viaja a territorio árabe y a Mao Tsu Tung cuando va a China. A Perón, si se encuentra en Argentina escoltado por sus “entrañables” los esposos Kirschner. Al “padrecito” Stalin, si anda por Moscú. Al dictador de Libia, Kadhaffi, a quien acabe de traer especialmente invitado a Caracas para regalarle una réplica de la espada de Bolívar. Y al también dictador Mugabe, de Zimbawe, igualmente premiado con otra réplica de la espada de Bolívar, reconocimiento ¿de qué?.

Pero lo que jamás se esperaron los venezolanos rojo-rojitos, ni los fanáticos internacionales del jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista es la perlita de que también se confesara devoto de ¡Idi, Amín, Dadá!

Nada menos que de Idi Amín Dadá, abominable tirano ugandés que robo a diestra y siniestra de los haberes públicos de su infortunado país y que, en rúbrica infernal de sus salvajes y trágicas prácticas de gobernante primitivo asesinó a más de medio millón de sus compatriotas, torturó a otros cientos de miles que lo adversaban e hizo exiliar a cifra igual.

Pues sí. El jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista ha entronizado en el cielo de sus dioses al brutal y despiadado asesino, al brutal criminal Idi Amín Dadá, de quien acaba de afirmar públicamente, que no fue tal “sino un nacionalista, un patriota”.

Según las informaciones que transmiten las agencias internacionales de noticias, en Uganda y en todo el Continente africano ha generado reacción de absoluto rechazo y de execración ese tributo que a la detestada memoria de Idi Amín Dadá acaba de ofrecer el jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista”. Toda la sociedad ugandesa ha coincidido, unánimemente, en condenar y repudiar la reivindicación que del criminal tirano que fue Idi Amín Dadá ha querido hacer el jefe del gobierno “bolivariano, revolucionario y socialista” en sus desvaríos universalistas, que lo conducen —en demostración de su absoluta orfandad de principios— a extremos tales como éste que ha debido causar arrugas de desagrado en el rostro de Fidel Castro quien seguramente no expresará disgusto alguno para no entorpecer, o retrasar la entrega total de la soberanía y los bienes venezolanos a Cuba.