Una verdad incómoda
El gobierno tiene una propuesta donde pagarías un impuesto anual entre $800 a $1,600 dólares, ¿la aceptarías?
Te piden que votes por una propuesta de ley que, según las estimaciones del mismo gobierno, disminuiría el crecimiento económico del país y haría que se perdieran millones de empleos, ¿lo aceptarías?
Vives en África, India, México, Brasil, China o cualquier país en desarrollo y te piden que controles el uso energético consumiendo menos gasolina, luz, comida y maquinaria sabiendo que afectarías los planes de desarrollo para beneficio de tu sociedad y limitarías a millones de personas a salir de la pobreza, ¿lo aceptarías?
Algunos aceptarán sin cuestionar; otros rechazarán la propuesta sin cuestionar; otros preguntarán: ¿Cuál es el beneficio? ¿Qué justifica que incurramos en tal costo?
El argumento es que existe una catástrofe ecológica en el horizonte debido al recalentamiento global producido por las emisiones de bióxido de carbono (CO2). Si no se disminuye las emisiones tendremos serios problemas ecológicos irreversibles.
En Estados Unidos, bajo esa premisa, la administración del Presidente Obama presentó el “American Clean Energy and Security Act of 2009” que busca, básicamente, imponer controles a las compañías sobre la cantidad de toneladas de CO2 que pueden producir anualmente e ir reduciendo el límite por año. Aquellos que gasten menos pueden vender su cuota a aquellos que consumen más a través de un mercado especializado.
El proyecto pasó la Cámara y ahora está haciendo fila en el Senado.
Sacando de lado las imágenes de los osos con acordes tétricos y voz de oráculo; y obviando el sensacionalismo que existe en los medios (que a veces roza lo dogmático), pregunto: ¿estamos realmente a nivel catastrófico como para incurrir en un costo tan alto? ¿Realmente la nueva ley reducirá la cantidad de CO2? ¿No pondremos en desventaja a las empresas beneficiando a aquellas empresas de otros países que no se tienen que someter a los mismos estándares? ¿No hay otras formas de disminuir el CO2 sin imponer una multa y penalizar a otros países a que busquen su desarrollo?
Como el consenso no es ciencia (pregúntale a Galileo), separemos los hechos de las opiniones.
Los científicos expertos en climatología ven que hay un incremento en la temperatura de la superficie de la tierra a partir de 1975 (aunque hay un debate en la forma de medir ese incremento y, por tanto, cuánto es el aumento). También las mediciones indican que ha incrementado el CO2 en la atmósfera (0.6% por año). Importante: la tierra (volcanes, animales, plantas, etc.) genera entre 97%-99% del CO2 y los humanos entre el 1%-3% (la mayoría por la producción energética).
Hasta aquí no hay problema.
Pero, ¿este crecimiento es anormal o parte de la vida natural? ¿Quién es el causante de ese incremento en la temperatura? Asumiendo que es el CO2, ¿es la tierra, nosotros o una combinación de ambos? Es aquí donde entramos en el mundo de las hipótesis. ¿Por qué? No hay información suficiente y creíble. No se puede probar con certeza que el incremento de la temperatura se debe exclusivamente al CO2 (hay otros factores); también hay discrepancias de que el hombre haya sido el único causante del aumento en la temperatura (se argumenta que puede existir mano humana. Pero, no se cuantifica… ¿por qué? no se sabe).
¿Y la catástrofe futura? usemos el sentido común (algo que han perdido muchos): si es difícil predecir el clima con precisión en tres días, cómo podemos pronosticar eventos naturales catastróficos en el futuro. La temperatura global sube y baja, los niveles del océano suben y bajan, los glaciares se expanden y se contraen. La intensidad y la frecuencia de los tornados, huracanes, inundaciones y cambios climáticos existirán haya incremento o disminución de la temperatura y del CO2.
Son miles de variables trabajando en conjunto que es muy difícil entrarlos en un modelo matemático. Las limitaciones actuales nos obligan a observar y tomar nota.
Además, si son tan irrefutables los argumentos del calentamiento global y sus consecuencias catastróficas, por qué los científicos de la unidad de investigación climatológica de la Universidad de Anglia del Este piden alterar u ocultar información según los más de 3,000 e-mails y documentos que están saliendo a la luz. No estamos hablando de cualquier unidad de investigación, sino una de las líderes en el cambio climático. ¿Por qué ocultar, alterar o borrar información como muestran los correos electrónicos si las pruebas son irrefutables?
¿Justifica traer regulaciones y más costos a las familias por una hipótesis en investigación? Es como meternos más deudas encima porque estimamos que nuestro ingreso aumentará en 10 años.
OK…digamos que la hipótesis “el CO2 es la causa principal del incremento de la temperatura global” se prueba como correcta, ¿acaso con las nuevas regulaciones disminuirían las emisiones de CO2 lo suficiente como para tener un impacto estadísticamente significante? No.
Se estima que el nivel de CO2 disminuiría en un 15%. Si Estados Unidos emite el 25% a nivel mundial, sería menos del 4%. ¿Justifica el costo que incurriría cada familia norteamericana cuando disminuyes el 4% de la aportación humana al CO2?
Siguiendo con la hipótesis de que el CO2 es la causante del recalentamiento, ¿acaso China e India van a someterse a la misma auto-restricción como lo haría Estados Unidos? No. Esto pone en desventaja a las empresas en Estados Unidos porque incrementaría los costos de producción. ¿Resultado? Más empresas operando allá, menos trabajo acá.
O sea, les estamos pidiendo a las familias que paguen más por una solución que nace de una hipótesis en investigación, que no traerá beneficios significativos y que no todos los países tienen que cumplirla… ¿me falta alguna pieza en este rompecabezas?
¿Saben cuál es la verdadera “verdad incómoda”? La vida sin energía es horrible y corta. Esto no es una hipótesis. Esto es un hecho. Pregúntale a aquellos que no la tienen. Por ejemplo, en Kenya mujeres tienen que caminar millas para traer leña y cocinar con ella sin realizar que sus hijos terminan como una estadística más de los millones que mueren en África a consecuencia de problemas respiratorios.
¿Producir menos energía? No. Al contrario, queremos que se cree más energía, no que desaparezca. Queremos que otros en el mundo gocen de esos beneficios. Incrementar los costos de energía y limitar su acceso es un impuesto regresivo que afecta con mayor fuerza a aquellos de bajos y medianos recursos, estanca el desarrollo en los países que quieren disminuir la pobreza y coarta la posibilidad de mejorar el estándar de vida.
Dejemos que los científicos, entendiendo el nivel de ignorancia científica existente, sigan investigando, estudiando la naturaleza, recolectando información y mejorando los modelos para hacer estimaciones más precisas. Por otro lado, permitamos que el mercado, los científicos, ingenieros y emprendedores encuentren más y mejores formas de crear energía para que todos podamos beneficiarnos.
Pero, no penalicemos económicamente a las familias en Estados Unidos con una solución que nace de un diagnóstico todavía en investigación, sin efecto significativo en el cambio climático y que llenaría más los bolsillos de aquellos que sí quieren hacer negocios con el control de las emisiones de CO2 (Al Gore y compañía).
Al final, tú decides.
- 23 de enero, 2009
- 23 de julio, 2015