Chile: Las claves de un triunfo
Son variados y complejos los factores que marcan los resultados de una decisión política. Pero no hay duda de que uno de los más relevantes es si los candidatos y sus campañas interpretan bien los valores y las aspiraciones que las sociedades poseen. En el caso presente, como lo indican las encuestas más serias, el triunfo de Sebastián Piñera se producirá en la primera y también en la segunda vuelta frente a Eduardo Frei.
Este resultado ocurrirá, fundamentalmente, pues la Concertación no reconoció ni valoró el profundo deseo de cambio que se ha instalado en la sociedad chilena. Quien inició la interpretación de este fenómeno fue Lavín en 1999, y estuvo a punto de ser Presidente de Chile. El liderazgo de Bachelet se impuso frente a la falta de reconocimiento del deseo de cambio de los líderes de la Concertación del 2005. Y por eso triunfó.
En el caso actual, se designó como líder a quien ya había sido Presidente, negándose una vez más la aspiración creciente de cambio. El otro error fue desconocer el anhelo de gobernabilidad que la ciudadanía posee. Los chilenos quieren cambios, pero no revoluciones. Las continuas peleas al interior del conglomerado del gobierno y el nefasto impacto para la gobernabilidad presidencial que han representado los díscolos han producido un daño político enorme. Si no fuera por la lealtad, la seriedad y el liderazgo de Camilo Escalona, ese costo sería mucho peor.
Finalmente, la Concertación se ha equivocado en no reconocer el cambio que ella misma ha contribuido a generar. En efecto, gracias a la reforma introducida en nuestra economía por el gobierno militar, continuada por los gobiernos de la Concertación y sus efectos en la cultura de las personas, hoy Chile es un país en el que sus habitantes tienen mucho mayor confianza en sí mismos, mayores aspiraciones de progreso y de movilidad social.
Así, por ejemplo, el oficialismo no ha tomado en cuenta que los chilenos que creen más en la "responsabilidad individual" superan en casi el doble a los que creen más en la "responsabilidad del Estado"; que más de un 73% de los chilenos considera que un pobre puede superar la pobreza y una persona de clase media pueda tener una buena situación económica si realizan el esfuerzo personal para lograrlo. Asimismo, menos de un tercio de los chilenos considera que un trabajador no puede tener una vivienda propia, que un joven no puede ingresar a la universidad o un pequeño empresario transformarse en uno grande y exitoso.
Por el contrario, el éxito de Sebastián Piñera ha sido colocar el acento en esas características principales de la sociedad chilena que la Concertación ha olvidado. Piñera ha puesto el énfasis en el cambio como eje central de su campaña y su coalición ha mostrado desde ya varios años una disciplina y gobernabilidad encomiables. Ese atributo no lo ha perdido a pesar de haberla ampliado incorporando a ella a destacadas figuras de la Concertación.
Pero, además, como lo muestra su programa de gobierno dado a conocer la semana pasada, ha sabido equilibrar el deseo de la sociedad por mayores oportunidades con la mantención y perfeccionamiento de la protección social a través de una sociedad de seguridades. Adicionalmente, al introducir como un eje estratégico en su programa "una sociedad de valores", reconoce el hecho de que más del 80% de los chilenos posee valores religiosos y considera que la familia es la institución social más importante.
Esos serán los elementos clave de su triunfo electoral, pero también del éxito de su futuro gobierno.
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