Chile: Nadie sabe para quién trabaja
Los antecedentes disponibles indican que Sebastián Piñera será el próximo Presidente de Chile. Cuando se mire hacia atrás, se verá que eso quedó definido la noche del 23 de septiembre, el día que se realizó el primer debate televisivo.
Podrá parecer una aseveración curiosa, cuando muchos opinan que el candidato de la Coalición por el Cambio no tuvo, en esa oportunidad, su mejor performance.
Pero no fue lo que él hizo, sino lo que logró Jorge Arrate, a quien las encuestas le asignaban, en ese entonces, apenas un 1% de adhesión. Ante las pantallas se hizo conocido y proyectó una imagen simpática, pero, por sobre todo, el votante de izquierda tradicional descubrió por quién votar. De ser nadie, esa noche pasó a ser alguien. Así, el resultado fue un quiebre en su intención de voto, que en la encuesta CEP de octubre llegó a un 5%.
Entonces, mientras Marco Enríquez-Ominami seguía raudo desafiando a Eduardo Frei, Arrate le comenzó a quitar adherentes en la izquierda. En otras palabras, si MEO le comía votos al senador DC, Arrate se los comía a él. Eso fue lo que determinó que el diputado haya sido incapaz de alcanzar al presidenciable de la Concertación.
Para que MEO tuviera el impulso necesario para pasar a Frei y entrar a la segunda vuelta, la encuesta CEP de octubre tenía que mostrar que había acortado significativamente la diferencia con él, quedando a una distancia que podemos cifrar en unos tres puntos. Pero eso no ocurrió. La diferencia se situó en siete puntos, que es una brecha prácticamente irremontable en el tiempo que queda.
No sólo eso, en política "caballo pillado es caballo ganado". Tres puntos es pillar al contendor, siete es llegar "placé". Y que Arrate le cerró el espacio en la recta final lo muestran las encuestas CEP. En la medición de agosto Piñera tenía un 37%, Frei 28%, MEO 17%, Arrate 1% y los indecisos eran un 15%. En octubre, Piñera dio 36%, Frei 26%, MEO 19%, Arrate 5% y los indecisos 14%.
La comparación entre ambas muestras exhibe estabilidad entre todas las opciones, salvo Arrate, que quintuplica su adhesión. En la práctica, si él no se hubiera hecho conocido aquella noche, los cuatro puntos adicionales que captó habrían sido de MEO, puesto que sus votos no se identifican con la Concertación, sino que con alternativas ajenas a ella. Con esos votos habría logrado el síndrome de "caballo pillado".
Será Frei, entonces, quien pasará a segunda vuelta. La CEP de octubre muestra algo que no debiera sorprender: que MEO tendría más posibilidades en ésta última. Obvio, porque el senador resultó candidato por descarte, cuando Ricardo Lagos no quiso y José Miguel Insulza no se atrevió. MEO es un candidato que se construyó a sí mismo y que logró golpear. Siendo más competitivo, Arrate le habrá impedido pasar; y pocos dudan del resultado en un escenario Frei-Piñera.
Es sorprendente que Arrate -que simpático será, pero encarna la izquierda más disruptiva- esté haciendo una contribución crucial a la consolidación de la democracia en Chile, al proveer la necesaria alternancia en el poder entre opciones más moderadas. Mientras se da el gusto de un discurso duro e irreal, motiva la sensatez de los chilenos, que ven sin drama que resulte electo Presidente un candidato percibido como de derecha (CEP octubre) y simplemente porque sienten que les puede resolver mejor sus problemas. Ello importa un cruce de fronteras ideológicas, que puede marcar un realineamiento político de insospechadas consecuencias en el país e inimaginable hace unos pocos años.
Nadie sabe para quién trabaja.
El autor es Director de Estudios Jurídicos de Libertad y Desarrollo.
- 23 de enero, 2009
- 28 de diciembre, 2024
- 31 de diciembre, 2024
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