Se acabó la luna de miel
Hay amores que duran poco. Apenas unos meses atrás, los presidentes latinoamericanos celebraban la llegada del nuevo gobierno del presidente Barack Obama describiéndolo como el inicio de una nueva era en las relaciones hemisféricas. Pero ahora, la luna de miel ha terminado.
Brasil, tal vez alentado por su crecimiento económico, sus descubrimientos de petróleo y la reciente portada de la revista The Economist con el titulo «El despegue de Brasil'', está radicalizando su política exterior. Y varios vecinos de Brasil están siguiendo por lo menos algunos de sus pasos.
La disputa entre Estados Unidos y Brasil por las elecciones del 29 de noviembre en Honduras es la última de una serie de enfrentamientos.
Obama fue muy aplaudido en la Cumbre de las Américas realizada en abril en Trinidad y Tobago, y fue muy alabado en junio cuando Estados Unidos se unió al resto de la región en el voto que levantó la suspensión de Cuba de la Organización de Estados Americanos.
Pero en las últimas semanas, la elección en Honduras, el abierto apoyo de Brasil al régimen iraní, y el debate sobre el acuerdo de Colombia con Washington que permite la presencia de tropas estadounidenses en bases militares colombianas, han terminado con el romance.
• En el caso de Honduras, Brasil –apoyado por Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros– dice que no reconocerá el resultado de las elecciones hondureñas. Por otra parte, Estados Unidos –apoyado por Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá– dice que reconocerá el voto hondureño.
Ambas partes tienen algo de razón. Brasil argumenta que reconocer una elección convocada por un gobierno de facto sentaría un mal precedente, y alentaría los golpes en otros países. Estados Unidos responde que las elecciones en Honduras estaban planeadas desde antes del golpe, y que casi todas las democracias latinoamericanas actuales nacieron de elecciones convocadas por regímenes de facto.
Además, los críticos de la postura de Brasil señalan que no tiene sentido que Brasilia pida imponer sanciones económicas a Honduras, que celebró elecciones multipartidarias, y al mismo tiempo exija que se levanten las sanciones económicas a Cuba, que no ha celebrado una sola elección multipartidaria en más de cinco décadas.
• Con respecto a Irán, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva le dio recientemente una recepción oficial al presidente racista de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, dándole un importante respaldo internacional en momentos en que casi todo el resto del mundo está condenando el programa nuclear de Irán y la dudosa victoria electoral de Ahmadinejad este mismo año.
En una entrevista telefónica, Arturo Valenzuela, el encargado de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo que «Yo no veo un enfriamiento con Brasil y Sudamérica'', pero señaló que «estamos decepcionados por el voto de Brasil [sobre el programa nuclear iraní] en la agencia atómica de las Naciones Unidas, porque fue un voto en el que China, India y Rusia estuvieron de acuerdo [con el voto estadounidense], y Brasil se abstuvo''.
Agregó que «también valoramos el hecho de que muchos países, incluyendo Argentina y Uruguay, votaron a favor de la resolución canadiense que critica a Irán en materia de derechos humanos, en la que Brasil también se abstuvo''.
¿Qué hay detrás de la radicalización de la política exterior brasileña? Algunos analistas brasileros dicen que el éxito económico se le ha subido a la cabeza a Lula, mientras que otros señalan que es parte de la campaña de Brasil para obtener una banca permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Sin embargo, lo más probable es que se deba a motivos de política interna. Brasil celebrará elecciones presidenciales en octubre del 2010, y la candidata de Lula, la jefa de gabinete Dilma Roussef, está por detrás del gobernador del estado de Sao Paulo, Jose Serra, en las encuestas.
Tanto Roussef como Serra son candidatos de centro-izquierda. Lula posiblemente esté intentando asegurarse de que su candidata no sea rebasada por la izquierda, y podría estar preparando el terreno para tratar de pintar a Serra –quien ha criticado el respaldo de Lula a Ahmadinejad– como un candidato con escasas credenciales «progresistas''.
Mi opinión: Obama prevalecerá sobre Lula en la crisis hondureña. Las 27 naciones de la Unión Europea ya se están inclinando por la postura estadounidense de reconocer las elecciones. Y después de la asunción a fines de enero del presidente electo hondureño Porfirio Lobo, lo más probable es que la crisis hondureña desaparezca de los titulares, y más países latinoamericanos reconozcan al nuevo gobierno.
No obstante, todo parece indicar que Washington y Sudamérica no vuelvan a su idilio de hace algunos meses. Obama fue aplaudido por todos por diferenciarse de la arrogancia política del ex presidente George W Bush. Pero no ser Bush no es sustituto de una política activa y eficiente en Latinoamérica. Si Obama no presta más atención a la región, es difícil pensar que renacerá el romance.
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