Ecuador: ¿Talento o libertad?
El proyecto de Ley de Comunicación establece ciertos porcentajes que las emisoras de radio y canales de televisión deben reservar al talento nacional: en las radios, mínimo el 50% de su programación debe ser producida, compuesta y/o ejecutada en el país; en los canales, mínimo el 40% de su contenido diario debe ser nacional.
A primera vista, parece una buena iniciativa para promover el talento nacional, sin embargo, en mi opinión, no es la mejor, y afecta a lo más valioso –aunque cada vez más escaso– que tiene el ser humano: su libertad.
¿Qué diría usted si le obligan a que de todos los CD de música que compre, el 50% sea de autores nacionales, para fomentar el talento ecuatoriano? ¿No le parece una absoluta intromisión en su libertad? Si la idea es apoyar lo nuestro, hay distintas formas de hacerlo, entre otras, con incentivos fiscales. Si se establece una exención del IVA en los CD de artistas nacionales, el precio que usted pagará por ellos será 12% menos que en la actualidad. A lo mejor este incentivo lo anima a probar lo nacional, ya que su precio es bajo, pero será usted quien decida, no los asambleístas con una ley. Se matan dos pájaros de un tiro: se fomenta el talento nacional (reduciendo el precio final) y no se restringe la libertad de las personas. Otra solución es poner conciertos de artistas nacionales en lugar de las cadenas sabatinas, pero, por supuesto, eso ni en sueño. Se fomentaría lo nuestro, no afectaría a nuestra libertad y se reducirían los insultos presidenciales.
En este caso, los mínimos afectan a personas jurídicas, pero no por eso deja de ser una restricción de libertad. Es nuestra libertad –de las personas físicas y jurídicas– comprar productos nacionales o extranjeros. Y en este caso concreto, debería ser una libre decisión de los medios usar programación nacional o no.
Además, hay muchísimos medios para hacerse conocer. Basta ver lo famoso que se hizo Delfín Quishpe en internet –más de 4 millones de veces se ha visto su video en Youtube–. Mirella Cesa acaba de ganar un premio en España gracias a su esfuerzo y dedicación, no a que se obligó a las radios a usar su música. Jefferson Pérez llegó a ser el número uno del mundo por sus propios méritos, no porque una ley nos obligó a apoyarlo. Él se ganó nuestro apoyo.
Pero algunos prefieren las cosas más fáciles; piden apoyo, pero no todos –insisto, no todos, muchos sí– se esfuerzan por conseguirlo. Evidentemente, si la ley obliga es más cómodo. Se consigue el beneficio de unos a costa de la libertad de otros. Los medios de comunicación tendrán que exponer lo nacional. En lugar de esforzarse los artistas por llegar a los consumidores, tendrán que hacerlo los medios de comunicación. Las leyes no están para apoyar productos ni artistas nacionales.
No me malentienda, me parece que debemos apoyar lo nuestro, pero esa no es función de las leyes, es decisión de cada uno. La ley no debe ser un instrumento en beneficio de unos y perjuicio de otros. Deberíamos valorar más a nuestros artistas, hay muchísimos en nuestro país, no quepa duda. Pero tenemos que entender que nuestra libertad, vale aun más que el talento nacional.
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