El gran engaño
Desastres apocalípticos al estilo hollywoodense nunca hubo ni los habrá. Pero sí que los políticos causaron un gran daño económico al recaudar más, dinero y poder a costa del sector privado que sufrió, entre otras cosas, días laborales caídos y aumento de la presión tributaria.
Desacreditadas las gripes ante la evidencia de la realidad cotidiana, los burócratas todavía tienen éxito en sostener el fraude de las "catástrofes" que sobrevendrán si ellos, los salvadores del mundo, no obtienen más dinero y poder para controlar "el cambio climático".
La revista Der Spiegel denunciaba ya el fraude en mayo de 2007, cuando publicó una nota — "No es el fin del mundo que conocemos"– informando, entre muchas cosas, que el científico sueco Svente Arrhenius, veía el recalentamiento global (suponiendo que fuera real) como positivo, ya que ayudaría a reducir el hambre al aumentar las cosechas.
Como señala Asís Tímermans, profesor de Historia de las Instituciones Financieras, la cumbre de Copenhague afronta el descrédito causado por Climagate. Se sospechaba de la ocultación de los datos que contradicen la tesis del cambio climático antropogénico y el boicot a los investigadores que la cuestionan. Pero ahora se descubrieron los correos electrónicos en que los científicos vinculados al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU prepararon manipulaciones, dieron instrucciones para borrar pruebas e incluso admitieron su preocupación al constatar que el planeta no se está calentando.
Increíblemente, gracias a la masiva (y costosísima) propaganda estatal internacional, muchos creen que los polos se deshielan, aunque el Ártico y la Antártida no paren de crecer. Se da por cierto que la temperatura aumenta, aunque los datos muestren que no ha sido así (cuenta Daniel Rodríguez Herrera que la temperatura a partir de 1960 desciende en lugar de subir), y que el mar amenaza con inundarnos, pese a que su nivel medio muestra una mínima tendencia a la baja.
Cada vez hay más científicos que aseguran que los datos no muestran una tendencia al calentamiento global, que no se conoce la influencia del hombre en el cambio climático y que no está claro que sea perjudicial un aumento de las temperaturas.
Informa M. Llamas, en Libertad Digital, que alrededor de 150 científicos de 15 países han constituido la Coalición Científica Internacional del Clima, y afirman que no existen "evidencias" empíricas al respecto de las hipótesis que defiende el IPCC, por lo que se oponen a las medidas de la Cumbre de Copenhague.
Eso sí, la "fiesta" de Copenhague incluye 1,200 limusinas, 140 jets privados, caviar, vieiras… Según The Daily Telegraph, la cumbre que dice luchar contra el cambio climático generará tanto CO2 como una ciudad con 200,000 habitantes. Los mejores hoteles a un costo de US$1,000 la noche han sido colmados. Toda esta irresponsabilidad sucede mientras millones de niños sufren hambre en el mundo.
Para remate, como suele suceder con los mecanismos coactivamente implementados por los estados, la corrupción pareciera extenderse y una red de empresas se habrían embolsado más de 5,000 millones de euros con el comercio de CO2, de manera fraudulenta. Se trata de empresas localizadas en el Reino Unido, Francia, Holanda, Dinamarca y España, dice The Daily Telgraph, que compran bonos de CO2 en otros lugares europeos con un IVA más bajo, para después venderlos en el Reino Unido al precio usual, embolsándose la diferencia. (Firmas Press).
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en The Independent Institute de Oakland, California.
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