Guatemala: Dos años de solidaridad
Dice el presidente Colom que “solidaridad es dar lo que otro necesita, no lo que nos sobra…”. Como quien dice que nos debemos preparar para que los incrementos de impuestos, en el 2010, nos dejen sin que nos “sobre” nada. Frente a eso, yo agregaría, nada más, que no se puede practicar la “solidaridad” con el dinero ajeno. ¿Qué herencia podemos esperar del “primer gobierno de la solidaridad”?
Primero: el asistencialismo. Dice el presidente que ahora que el pueblo ha probado los frutos de sus llamados programas sociales ya no será posible que otro gobierno “se los quite”. La dependencia creada, efectivamente puede causar ese efecto. Dado que no se ha hecho énfasis en el crecimiento y desarrollo económico, como la verdadera salida a la situación de pobreza de nuestro país, la dependencia de la “solidaridad” gubernamental será aún mayor. El crecimiento económico ha quedado en un segundo plano, de cara a los objetivos político-sociales del Gobierno.
Segundo: el clientelismo. Las contramanifestaciones organizadas por el Gobierno, a raíz del asesinato del licenciado Rosenberg, fueron la muestra más clara de que los programas oficiales no vienen libres de ataduras. El Gobierno está, deliberadamente, creando un cliente con cada persona que recibe las “bolsas solidarias” o los Q300 mensuales. La solidaridad debe pagarse de vuelta manifestando a favor del “aumento de impuestos a los ricos” y, por supuesto, cuando llegue el momento de reelegir al segundo gobierno de la solidaridad. “Tú decides si quieres que estos beneficios sigan…”, dice la propaganda. Hoy es invadir el Congreso y paralizar el país; mañana será tu voto a favor del partido oficial. Ya vamos por más de 400 mil clientes.
Tercero: la deuda. No es culpa del presidente Colom sufrir la peor crisis financiera internacional. Tampoco es culpa de los ciudadanos. Sin embargo, la obsesión de redistribuir hasta lo que no hemos producido todavía, nos dejará como resultado un imprudente incremento en nuestro endeudamiento externo e interno. Vivir de fiado es peligroso porque crea la ilusión de grandes “avances sociales” en el presente, a costa de una peor situación a futuro. Deberían ser “tiempos de responsabilidad”. A cambio de eso, vivimos tiempos de una mal llamada y peor concebida “solidaridad”.
La ideología de este gobierno es propensa a aquella frase marxista que reza “cada quien debe recibir según sus necesidades, y cada quien debe aportar según sus posibilidades”. Está claro que lo de este gobierno es la redistribución de la riqueza mientras que su creación es la “obligación” de otros. Esa perezosa “mentalidad redistributiva”, como la principal función del Gobierno, quizás sea la peor de todas las herencias de los primeros dos años de Álvaro Colom.
- 23 de julio, 2015
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