El dilema chileno: renovación o continuismo
(Puede verse también Chile: La segunda transición por Alvaro Vargas Llosa)
Las elecciones que habrán de celebrarse en Chile el 17 de enero representarán algo de mucha mayor trascendencia que la toma de posesión de un nuevo mandatario. Podrán representar la continuación del oficialismo que ha permanecido en el poder por más de 20 años o el cambio que una amplísima mayoría parecía demandar en los recientes comicios del domingo 13 de diciembre.
Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien ya antes había alcanzado la presidencia de la república, quedo rezagado con sólo un 29% frente al empresario conservador Sebastián Piñera que recibió el 44% de los votos emitidos, repartiéndose el resto entre el ex-socialista Marco Enriquez-Ominami con un impresionante, por inesperado, 20% y otros candidatos de insignificante peso político.
Eduardo Frei era el candidato, una vez más, de la “Concertación”, coalición de partidos de centro-izquierda de la que, constituida en 1988, formaban parte el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, (que desde el inicio de la “Concertación” contaba, entre otros, con el respaldo del Partido por la Democracia (PDP) y del Partido Humanista). El minúsculo Partido Comunista no formaba parte de aquella coalición inicialmente llamada Comité por Elecciones Libres.
No fue Eduardo Frei este año, como tampoco en 1994 cuando llegó a la poltrona presidencial, el primer dirigente de la Democracia Cristiana, en ocupar la primera magistratura encabezando la columna de la Concertación cuyo principal bastión era el Partido Socialista que en Chile había mantenido, siempre, una posición aún más antinorteamericana y pro-Castrista, que el propio Partido Comunista. Recordemos que esa era la militancia de Salvador Allende.
Luego de rechazarse en el plebiscito (octubre 5, 1988) la intención del General Pinochet de aspirar a la presidencia le correspondió a un demo-cristiano, Patricio Aylwin que, en aquel momento, ocupaba, también, la presidencia de su partido la distinción de convertirse en el primer presidente electo en la columna de la “Concertación” integrada por 17 partidos. La oposición política la constituía el Partido Renovación Nacional (RN) y la derechista Unión Democrática Independiente. Aylwin era el presidente pero el poder seguía en manos del General Pinochet.
Y mientras se producían crímenes como el del senador Jaime Guzmán a manos de la guerrilla Frente Patriótico Manuel Rodríguez y se iniciaban investigaciones por delitos cometidos bajo la administración de Pinochet, se celebraban elecciones municipales en las que la Concertación gobernante alcanzaba una votación del 53% frente a Renovación Nacional y Unión Democrática Independiente, y solo un 7% el raquítico Partido Comunista.
En las próximas elecciones presidenciales será otro demócrata cristiano, Eduardo Frei, quien como candidato de la Concertación, venciendo la fuerte oposición del partido Unión para el Progreso, dirigido por Arturo Alessandri, llegará a la Casa de la Moneda, el nombre que se le da en Chile al recinto presidencial. Se convertirá Frei en el tercer presidente de la Democracia Cristiana y el segundo de la Concertación.
Como presidente Frei para fortalecer la gobernante Concertación, designa a cuatro altos dirigentes del Partido Socialista como miembros del gabinete, entre ellos Ricardo Lagos y Germán Correa. Toma fuerza en la coalición gubernamental el Parido Socialista. Lo veremos en las dos próximas jornadas presidenciales.
Para diciembre de 1997 los socialistas y los dirigentes del Partido por la Democracia presionaban en el congreso y en las provincias y los municipios por la selección de Ricardo Lagos para encabezar la boleta presidencial de la Concertación. Algunos –bastantes- democristianos se oponían. Estas tensiones se manifestaron en las elecciones cuando la coalición gobernante recibió, tan sólo, el 50.5% de los votos, una apreciable disminución de los obtenidos en los comicios pasados. Situación agravada cuando el 18% del electorado dejó en blanco sus boletas o las destruyó, y Frei fracasó en su intento de concertar un pacto electoral con los derechistas de Renovación Nacional.
Preocupación existía de que pugnasen por la nominación presidencial, dentro de la Concertación, dos militantes de distintos partidos lo que le facilitaría la victoria a la oposición. Fue necesario para los hábiles directores de ambas fuerzas gubernamentales encontrar una fórmula salvadora para la unidad de la Concertación. La encontraron. Celebrarían a principios de 1999 unas primarias presidenciales. Los principales candidatos serían el socialista Lagos y el demócrata cristiano Andrés Zaldívar, presidente del senado. Estas primarias le pusieron fin al creciente enfrentamiento cuando Lagos obtuvo un aplastante 73% de respaldo, pero surgía en Joaquín Lavín, popular alcalde de Las Condes, la próspera y rica zona de Santiago, un recio contendiente de la derecha.
El nuevo año traía a Pinochet de regreso a Chile y al socialista Ricardo Lagos a la presidencia de la república como el tercer mandatario consecutivo de la Concertación.
Se tornó aguda la crisis de la Concertación cuando en las elecciones parlamentarias de diciembre Unión Independiente Democrática (UID) superó en votación a los demócratas cristianos recibiendo más del 25% de los votos, y la “Alianza para Chile” –la coalición opositora de Concertación, de la que la UID formaba parte, el 44%. Agrava Lagos la situación cuando anuncia un acuerdo para compartir algunos asientos electorales con el Partido Comunista. La Concertación mostraba el más bajo margen electoral desde su fundación: un solo voto. Sólo un milagro salvaría a la Concertación y ése le llegaría, aunque por un mínimo margen, en las próximas elecciones presidenciales.
Era ese el cuadro de la Concertación ante las próximas elecciones del 2005 dentro de la cual se enfrentaban dos de las más populares figuras políticas, ambas mujeres: la demócrata cristiana Soledad Alvear, antigua Secretaria de Relaciones Exteriores, y la socialista Michelle Bachelet, de menos renombre que la anterior pero con el fuerte respaldo de los elementos más radicales de su partido, militares y figuras políticas. Vencedora, Bachelet se enfrentaría a Sebastián Piñera, candidato de la Alianza por Chile. El resultado todos lo conocemos, Michelle Bachelet se convirtió en la primer mujer presidente de la República de Chile.
Su primera tarea sería la de revitalizar a la maltrecha Concertación. Parte apreciable de su tiempo lo empleó en viajes y contactos inapropiados, como su polémica visita a Cuba y sus conversaciones con otras figuras antidemocráticas del continente. En su política interna enviaba al Congreso (abril, 2007) un proyecto modificando el sistema electoral que permitiría al Partido Comunista elegir diputados al congreso, y defendía –y homenajeaba- a su Ministra de Educación Yasna Provoste (abril 17, 2008) recién destituida por el Senado acusada de “negligencia” en la administración de $577 millones de dólares en las subvenciones escolares.
Eran muchos los años que aquella coalición oficialista se había mantenido en el poder mientras se fortalecía la presencia de Sebastián Piñera, el dirigente de la Alianza por Chile, organización que se mantenía unida, frente al fraccionamiento de la gobernante coalición.
Se preparan ahora, en el 2009, las dos coaliciones para un nuevo enfrentamiento. Piñera, el candidato de la Alianza, que había sido derrotado por Bachelet, se enfrenta, en segunda vuelta, al demócrata cristiano Eduardo Frei quien, tras intensa y divisiva campaña primaria, aspira, una vez más, volver a la presidencia de la nación.
En su primer encuentro, el domingo 13 de este mes, el pueblo chileno dio a conocer con claridad su voluntad. Por el cambio, que representa Piñera votó el 44%. Por el continuismo oficialista del que es abanderado Frei, sólo un poco menos del 30%. Uno representa la renovación; el otro la repetición de los mismos hombres y los mismos errores. En las manos de un pueblo inteligente este 17 de enero descansará esta histórica decisión.
- 23 de julio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
- 16 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
El País, Madrid Hace casi dos décadas Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 83 años)...
12 de junio, 2019El Mundo, Madrid Buenos Aires.- Argentina, que siempre se jactó de tener más...
13 de junio, 2009- 11 de julio, 2019
Por Ana Luisa Herrera El Sentinel Los frustrados atentados terroristas de los últimos...
25 de agosto, 2006