Guatemala: ¿Un Senado?
Se ha criticado mucho la propuesta de proReforma de establecer un Senado. Pero más parece que han rebuscado razones para oponerse que para indagar por qué se propone. Se compara con el Senado de EE. UU., pero los motivos de incluirlo en su Constitución fueron completamente distintos a los de proReforma. En EE. UU. las dos cámaras actúan de consuno con pocas excepciones, en cambio proReforma asigna a cada Cámara su función distinta, exceptuando cuando se trata de la remoción del Presidente.
Ninguna Cámara es superior a la otra. Lo novedoso y razonable se debe a profundas razones relacionadas con la gran división del Derecho entre Público y Privado. La Cámara de Diputados tiene a su cargo, principalmente, Legislación Pública que busca soluciones a los problemas, mediante la gestión de gobierno, vela por los intereses de sus electores, maneja el presupuesto y, por tanto, tiene el poder. Se elegiría como de costumbre.
La idea de un Senado como el propuesto ha sido sugerida por grandes pensadores del derecho como F. A. Hayek (Premio Nobel), atendiendo al carácter distinto de la legislación pública y privada. El Senado no buscaría resultados ni satisfacer intereses, pues la naturaleza de las leyes a él asignadas, el Derecho Privado (los grandes códigos Código Civil, Penal, Mercantil …) no se prestan para ello, pues sientan principios generales. Sus decretos equivalen a las reglas del juego, abstractas, neutras, aplicables a todos por igual. Puesto que el Senado no tendría ningún poder político tampoco sería de interés para los partidos.
El perfil del Senador idóneo, es distinto al del diputado.
SEÑOR DIPUTADO: ¿Cómo integraría Ud. un Senado con personas idóneas? ¿Acaso como se designó en el pasado al Consejo de Estado con profesionales, sindicatos, empresarios, etc.? Ello anularía el objeto de este Senado cuyo objetivo no es velar por intereses, ni consensos, sino por principios generales de conducta justa.
Primero habría que definir el perfil del Senador (a). Segundo, calificar quiénes lo eligen. Tercero, cómo se elegirán.
Se desea que el Senador sea una persona cuya trayectoria de vida en su comunidad haya demostrado honradez, buena conducta y buen juicio. Esa reputación se adquiere con el tiempo y los años, y por ello se propone 50 años de edad para poder ser electo. ¿Quiénes los elegirían? Cada año el Tribunal Electoral convocaría a ciudadanos que también cumplen 50 ese año, para elegir tres senadores de su misma edad, pues como contemporáneos son quienes tendrán mejor conocimiento de quienes llenan los requisitos para el cargo. Como su período es de 15 años para que se retiren a los 65, el Senado tendría 45 senadores, tres de cada edad entre 50 y 65. Todo ciudadano tendría igual privilegio de elegir y ser electo.
A diferencia de las elecciones generales, estas serían de bajo costo, por el reducido número de electores. El Tribunal Electoral, cada año convocaría a los ciudadanos de 50 años, quienes nominarían a sus candidatos, respaldados por cien firmas. El Tribunal emite papeletas que entregará a los electores y se recibiría el voto secreto sellado en el mismo Tribunal o donde designe en los Departamentos. Al vencer el plazo, se haría el recuento y anunciaría resultados. No habría mesas electorales, ni tendría caso la propaganda masiva de las campañas presidenciales o de diputados. No será perfecto, pero se integra un Senado con las personas más calificadas.
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