Venezuela: El costo impagable de los delirios
El nuevo año 2010 entra con los peores augurios. Pronósticos de expertos señalan que, aún con el repunte del petróleo, Venezuela seguirá en recesión. No hay más que ver la pifia oficial del cierre de los centros comerciales (CC) para "ahorrar electricidad" y su seguida retractación para darnos cuenta de que somos un país al garete. Las cifras del BCV que registran la fuerte caída en 2009 de todos los sectores económicos (Pdvsa está en la ruina); los 18 mil crímenes anuales y la devastación de servicios tan vitales como la electricidad o el agua, revelan que Chávez miente cuando en cadena nacional afirma que "2009 está terminando bien" y, cinismo aún mayor, cuando por los días de las masacre de San Pablito, de "Javielito" (con 50 asesinatos en su haber), del asalto de los 15 motorizados a un CC en Catia y del robo masivo a un vagón del metro, él dijera "que este año tiene a la inseguridad agarrada por los cachos".
A través de las abusivas cadenas y de la publicidad gubernamental se nos miente sobre el origen de las crisis de electricidad, agua y de la caída de la producción agrícola e industrial, culpando a fenómenos naturales de hechos que constituyen un claro incumplimiento oficial. Lejos de gobernar, Chávez se entrega a sus delirios ideológicos y militaristas en el afán de imponer el trasnochado comunismo cubano. Así, la sequía sería la culpable de la merma de producción de maíz, azúcar, arroz, sorgo, café, papa y frutales, cuando en realidad las confiscaciones de tierras, destrucción de sembradíos y control de precios han sido las razones esenciales de ese declive. Destacados expertos en materias eléctrica e hídrica (algunos sirvieron a Chávez hasta el 2003) han mostrado pruebas de cómo fue informado en 2002 del colapso del sistema eléctrico a mediano plazo si no se hacían inversiones inmediatas, se construían nuevas represas y se compraban equipos para ampliar la creciente demanda de energía. Chávez desoyó a sus expertos y prefirió regalar plantas eléctricas, harto petróleo y millones de dólares a sus compinches políticos de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Honduras y a todo cuanto pedigüeño se inscribiera en la entelequia del Alba. De haberse invertido en electricidad los más de $6 mil millones dilapidados en armas rusas, hoy los venezolanos no estaríamos sufriendo racionamiento tan cruel. En Mérida, Táchira y Falcón la suspensión del servicio ha sido de hasta 12 hora diarias.
El embaucador Chávez oculta que 9 turbinas están paralizadas en Guri por falta de mantenimiento (no por la sequía) y responsabiliza al calentamiento global (y al imperio) del descenso del agua en Guri y de que estemos a oscuras en el país, a pesar de que los expertos explican que "Guri, y El Niño son inocentes de la crisis eléctrica" porque "el nivel del embalse supera hoy en 18 metros la cota más baja de 2003, cuando la sequía fue peor, y no hubo necesidad de racionamiento en el país". (El Mundo 6-01-2010) La demanda creciente de 2003 fue atendida con la energía que se compró a Colombia (país con el que Chávez rompió relaciones) y la que aportaron las empresas privadas para la época que, como la EDC, Chávez estatizó y arruinó. Ahora pretende ocultar la devastación roja rojita y virtual quiebra de las empresas de Guayana, escudándose en la crisis eléctrica y en el cierre parcial de Venalum, Alcasa y Sidor, ¿cómo culpar entonces a El Niño si azota a otros países, como Perú o Brasil, cuyos sistemas eléctricos no han sido afectados?
Chávez amenaza que si los CC venezolanos incumplen el racionamiento y no ponen costosísimas plantas eléctricas (para las cuales no hay combustible, ni dan dólares de Cadivi) les aplicarán el alicate. Tampoco hay gas para las plantas termoeléctricas como la de Tacoa, donde usan fuel oil, cuyo consumo ha aumentado en un 300%, según sus sindicatos. Mientras las industrias y familias que no bajen el 20% de su consumo a partir de este enero serán castigadas con multas y corte de luz, las cámaras indiscretas de VTV muestran a Chávez en su Aló derrochando energía eléctrica con dos aires acondicionados portátiles para él solito. ¡Qué descaro!
Los ladrones y criminales baten palmas, porque el país estará a oscuras para facilitar sus fechorías. Y no por culpa de El Niño, sino de un teniente coronel que, con sus delirios, está dejando una estela de oscuridad, odio y destrucción cuyo costo será impagable.
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