Argentina K: Antes simulaban legalidad, ahora ni se preocupan por las formas
Me parece muy bien que Martín Redrado se haya plantado frente a los atropellos institucionales del matrimonio Kirchner. No entro a juzgar si lo hizo porque ve que Néstor y Cristina vienen en caída libre respecto al apoyo de la población o porque aceptar sus órdenes sobre el uso de las reservas implicaba que él tenía que violar la ley y, por lo tanto, someterse en un futuro, tal vez no muy lejano, a las consecuencias de la Justicia. Lo concreto es que el presidente del Banco Central se opuso. Insisto, me parece bien, al igual que otros muchos dirigentes políticos acompañaron al matrimonio en su período de esplendor y luego, al advertir el continuo desgaste político de los Kirchner pasaron a ser opositores.
Bienvenidos todos aquellos que finalmente se dieron cuenta del escaso respeto que siempre mostró el matrimonio respecto a las instituciones. El tema que no puedo dejar pasar por alto tan fácilmente es que ahora, en plena decadencia kirchnerista, es fácil salir a criticar, el tema era plantarse firme frente a los atropellos kirchneristas cuando estos eran venerados por un amplio coro de incondicionales que incluye a los actuales conversos al respeto institucional. Pero bueno, la vida es así, los pocos que nos jugamos desde un principio fuimos tildados de fundamentalistas de mercado. Los que se pliegan ahora, cuando es fácil pegarle al decadente y autocrático matrimonio, son héroes.
Sobre este tema, formulo una última pregunta: ¿cuántos problemas, destrucción económica e institucional nos hubiésemos ahorrado si, de entrada, quienes recién hoy se oponen, hubiesen formado las filas de los que nos oponíamos desde un inicio viendo más allá de la artificial reactivación económica que forzaban los Kirchner aprovechando a favor propio las excepcionales condiciones internacionales que rigieron hasta la crisis del año 2008 al tiempo que demolían la seguridad jurídica?
Dejando de lado el oportunismo o la demora en darse cuenta de quienes hoy se oponen al matrimonio, voy al punto central de estos días. Es evidente que los Kirchner han entrado en pánico porque saben que la caja les flaquea y sin ella no hay forma de disciplinar a intendentes y gobernadores.
Ahora bien, desde un principio el matrimonio se comportó en forma autocrática, pero la reactivación de la economía hacía que la gente mirara para otro lado cuando los Kirchner despreciaban las instituciones. Al mismo tiempo, al tener mayoría en ambas Cámaras, podían hacer un simulacro de legalidad y respeto por la democracia. Las leyes que se sancionaban, absurdas en su mayoría, violaban derechos individuales pero les daban un aspecto de legalidad al ser aprobadas por el Congreso. La típica confusión de que el voto da la razón y el Estado de derecho puede ser arrasado en nombre de una mayoría circunstancial.
La derrota electoral de junio de 2008 fue un fuerte cachetazo para el kirchnerismo, pero sabiendo que disponía de casi 6 meses antes de que entrara en funcionamiento el nuevo Congreso y apostando a que tenía otros 3 meses más de libertad de acción hasta que en marzo comenzara a sesionar, los Kirchner aparentaron, durante todo este tiempo, retener el poder a pesar de haber perdido las elecciones.
Ahora se entiende por qué los Kirchner adelantaron tanto las elecciones. No fue para evitar postergar las soluciones económicas. Todo parece indicar que lo hicieron porque sabían que perderían la mayoría en el Congreso, que su poder se iba a diluir y que, por lo tanto, necesitaban varios meses para acomodar todo para establecer sus líneas de defensa.
El tercer cachetazo, luego de las 125 y de las elecciones del 2008, vino el día en que la oposición juntó quórum propio y obligó al oficialismo a bajar al recinto para debatir la forma en que se repartirían las comisiones.
No conforme con ello, esperaron a que el Congreso entrara en receso y se lanzaron con el famoso Fondo del Bicentenario para apropiarse de U$S 6.500 millones de las reservas que ellos dicen que sobran en el BCRA, utilizando un DNU.
Luego, cometieron el despropósito de echar por decreto al presidente del BCRA que se oponía a entregar parte de las reservas porque, como decía antes, violaba la ley.
Las denuncias de conspiración volvieron a aparecer como un disco rayado ante la impotencia de poder someter con tanta facilidad a la oposición.
Obsérvese que el matrimonio no tuvo el más mínimo comportamiento ético, porque habiendo perdido las elecciones, en vez de reconocer la derrota y esperar al nuevo parlamento, se lanzó con leyes importantes como la ley de medios, la reforma política (en la cual llegó a traicionar a los aliados de izquierda que lo apoyaron, vetándoles, luego de aprobada la ley, los artículos que exigían esos partidos para acompañarlos) y una infinidad de actos propios de gente sin honor.
Ahora bien, a partir de diciembre las cosas cambiaron significativamente y los Kirchner, acostumbrados a gobernar en forma autocrática bajo el simulacro de una democracia, se encuentran en este momento con que ya no puede simular que actúan bajo el imperio de la democracia. Ahora tienen que dialogar con la oposición, irse del gobierno o bien ignorar definitivamente la división de poderes y el cumplimiento de la ley.
El ejemplo más evidente fue cuando Aníbal Fernández se negó a cumplir una orden judicial para que la fuerza pública desalojara del sindicato de aeronavegantes a quienes ocupaban sus instalaciones en forma ilegítima.
El hecho de mandarle un patrullero a su domicilio a la Doctora Sarmiento para que recibiera un pedido de reclamo del Ejecutivo, muestra el grado de desprecio por las más elementales reglas de la buena educación y el respeto por las instituciones.
Lo que podemos esperar de ahora en más es que el matrimonio, como ya es su costumbre, redoble la apuesta e intente gobernar ignorando el Estado de Derecho. En rigor esto es lo que ha venido haciendo desde que asumieron, pero ahora lo harían sin ningún disimulo y con toda la prepotencia de que sean capaces de implementar.
¿Qué fueron los movimientos terroristas que el matrimonio dice apoyar, sino un intento por destruir la democracia republicana e instaurar una dictadura sin derechos individuales? Posiblemente los Kirchner no hayan actuado en los 70 en esos movimientos terroristas, pero su discurso progresista ligado a eso movimientos subversivos no parece ser otra cosa que una mascarada para esconder su desmedida ambición de por acumular fortuna personal. Y para ello un país sometido a sus caprichos es perfectamente funcional a sus objetivos de enriquecimiento personal. Si alguien vio la película “Duro de Matar 1”, donde el ladrón se hace pasar por el líder de un movimiento terrorista, entenderá mejor que quiero expresar. El supuesto terrorista no era otra cosa que un vulgar ladrón que usaba como máscara el apoyo a grupos terroristas.
Por eso, lo que está en juego para los Kirchner es mucho. Su libertad futura, porque cuando pierdan definitivamente el escaso poder que les queda, seguramente tendrán que enfrentar infinidad de causas por corrupción. Por otro lado, está en juego la fortuna que han acumulado y, en tercer lugar, la forma en que la construyen.
Un último párrafo antes de terminar esta nota. Si el objetivo de establecer el trucho Fondo del Bicentenario para pagar la deuda externa tenía como objetivo recuperar la confianza de los inversores, con el lío institucional que acaban de hacer los Kirchner, mejor que no creen nada. Por supuesto que a los tenedores de esos bonos les viene bien el famoso Fondo del Bicentenario, porque les permitiría cobrar bonos basura a costa de la credibilidad en la estabilidad monetaria. Puesto de otra manera, al tratar de atropellar el orden jurídico para hacerse de parte de las reservas del BCRA, el gobierno ha demostrado que los que tienen bonos podrán cobrarlos, pero los que tienen depósitos corren altísimos riesgos de ser confiscados.
En síntesis, sólo Dios sabe el daño que están dispuestos a hacer los Kirchner de ahora en más, porque ante una Justicia que empieza a frenarlos y un Parlamento que ya no les es incondicional su futuro dependerá de establecer una autocracia (algo poco probable) o de buscar el exilio en otro país para no ir presos. Doy estos dos casos porque descarto una posición de dialogo en un matrimonio que ha demostrado tener un grado de cinismo increíble.
Tenemos por delante un período de serios problemas sociales, políticos y económicos que serán generados por la intolerancia de un matrimonio que se ha creído ser el dueño del país y de gol
pe ha descubierto que hay otros sectores que reclaman derechos sobre la Argentina. © www.economiaparatodos.com.ar
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