¿El final de la historia?
El ensayo de Fukuyama, quien recientemente visitó El Salvador, fue publicado en 1989 con el título: "¿El final de la historia?" (con signo de pregunta, como acertadamente remarcó el autor en la conferencia organizada por Fusades y Fundemas), y dio origen a un posterior libro.
Su tesis era que así como el Siglo XX había nacido "pleno de autoconfianza en el triunfo final de la democracia liberal occidental, parece, al terminar, dar una vuelta completa para regresar adonde comenzó", concluyendo que "lo que podríamos estar presenciando no es solamente el final de la Guerra Fría… sino el de la evolución idelógica de la humanidad".
Es exacta su afirmación sobre la situación inicial del Siglo XX: el mundo occidental llevaba casi un siglo sin grandes conflictos bélicos, período que se extendió desde el final de las guerras napoleónicas en Waterloo (1815), hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914), y al cual algunos denominan como "Pax Britannica", dada la influencia que en ello tuvo el poderío del Reino Unido.
También es verdad que el final del Siglo XX mostraba cierto triunfo de la democracia liberal, aunque sólo en parte del planeta: había sido real en los Estados Unidos desde un inicio, era real en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial, y en el mejor de los casos era apenas formal en América Latina.
El documento planteaba, asimismo, que los dos principales desafíos que había tenido el liberalismo (sin "neo", please) durante el Siglo XX fueron el comunismo y el fascismo.
Hoy la realidad es que el comunismo cayó con el Muro de Berlín, no tiene referentes poderosos, y aunque a algunos que siguen viviendo en la Guerra Fría les cueste entenderlo (los hay de izquierda y de derecha, claro), su implementación tal como se lo conoció en el Siglo XX es impracticable. La Unión Soviética no existe más. Y Cuba es paupérrima.
Mucho mayor es, sin embargo, el desafío representado por el fascismo (sea que se autodenomine de izquierda o de derecha), un movimiento que nunca careció de referentes poderosos: en su época el lema favorito de Perón, tres veces presidente de la Argentina, era "ni yankees ni marxistas, peronistas".
En base a las tres categorías de Fukuyama (liberalismo, comunismo y fascismo), yankee, tomado como sinónimo de estadounidense, sería quien simpatiza con el liberalismo. Marxista sería evidentemente quien adhiere al comunismo (como se observa, rechazado por el lema peronista). Y sería ingenuo no asociar peronismo con fascismo: su líder culminó su formación castrense en la Italia de Benito Mussolini.
Actualmente son varios los nietos ideológicos de Perón que gobiernan en diferentes países de Sudamérica. Carecen de la astucia del viejo militar, no representan evidentemente al despotismo ilustrado (quizás al iletrado), y por una cuestión de marketing se autodenominan de izquierda.
Sin embargo, pese a tales diferencias de forma, son herederos de la ideología fascista, que es sinónimo de autoritarismo, totalitarismo, estatismo y desprecio por las instituciones.
¿Habrá un final de la historia? No, porque la libertad siempre tendrá enemigos. No es asunto nuevo. Ni exclusivo de América Latina.
El liberalismo a secas, que incluye pero no se agota en su faceta económica, se originó justamente en la reacción del individuo frente al Estado totalitario, propio de las monarquías europeas de siglos pasados.
En dicho contexto, frente el fascismo opresor de un Estado autoritario, quienes adherimos al liberalismo (que no necesariamente es sinónimo de derecha, y sí es antónimo de mercantilismo) seríamos precisa y genuinamente de izquierda. ¿Le disgusta?, ¿por qué? Si eso éramos en 1789, durante la Revolución Francesa.
Hasta la Victoria Secret.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 26 de enero, 2014
- 23 de junio, 2013
- 27 de noviembre, 2024
Artículo de blog relacionados
- 16 de diciembre, 2008
La Prensa Gráfica, El Salvador El cambio drástico decidido por el electorado español...
27 de noviembre, 2011- 13 de marzo, 2007
Discertación de Héctor Ñaupari durante la presentación de su libro “Libertad para todos”,...
19 de diciembre, 2008