Argentina: La crisis del Central desata interrogantes económicos
La pelea del Gobierno con el Banco Central le borró la sonrisa al ministro de Economía. En muy poco tiempo, Amado Boudou cargó en sus espaldas varios choques políticos y una notable escasez de precisiones técnicas para explicar (como le había pedido Olivos) el polémico Fondo del Bicentenario. Ahora Boudou hasta tiene problemas con el ministro de Planificación, Julio De Vido.
En al menos dos ocasiones, en estos últimos cinco días, el timonel del Palacio de Hacienda fue destinatario del enojo político de su par de Planificación, un integrante del kirchnerismo real desde las "inferiores". El jefe de Gabinete habría presenciado algunos de esos dardos.
Esta semana fue la de mayor presión para el ministro de Economía. En las últimas horas, hay quienes hasta dejaron de contestarle el teléfono. Todo empezó cuando desde Olivos le ordenaron que saliera a explicar que la decisión presidencial de pedirle al Banco Central por un DNU 6.569 millones de dólares -y que disparó una puja de poderes con el Congreso y la Justicia- no tiene secuelas para atraer inversiones, fortalecer la reinserción de la Argentina en el mercado financiero internacional y dar un mejor horizonte al canje. Boudou pretendió negar el pedido.
Sin embargo, dio una conferencia con pocos detalles técnicos y confusos contenidos políticos. El titular del Palacio de Hacienda, incluso, debió salir a aclarar que no renunciará por decisión propia (sino cuando se lo ordenen). Hubo y siguen habiendo versiones en la city, entre empresarios y en un sector del propio Gobierno que miran al economista Mario Blejer probándose el saco de ministro más que el de titular del Banco Central, como imaginó el kirchnerismo al iniciarse este conflicto de poderes en torno al uso de parte de las reservas y a la destitución, también por DNU, de Martín Redrado.
En el entorno de Blejer sostienen que el cordobés que acaba de regresar a Buenos Aires pretendería timonear el Central con el aval del kirchnerismo y también de la oposición, es decir que estaría pensando más allá de septiembre de este año, cuando finaliza formalmente el mandato de Redrado. Por otro lado, quienes lo conocen desde hace tiempo dicen saber de sus dudas sobre la conveniencia política de sumarse eventualmente como ministro de un gobierno kirchnerista en tiempos previos a elecciones presidenciales. Con todo, la presidenta Cristina Kirchner, siempre pensó en sumar el prestigio internacional de Blejer a su gestión y habría grupos empresarios nacionales que frecuentan la Rosada que abonarían la misma hipótesis.
Hasta ayer, en otro entorno, el de Redrado, seguían insistiendo en que el objetivo del aún titular del Central es finalizar su mandato. Sin embargo, poderosos banqueros e incluso un sector de sus mismos allegados, no creían viable esa decisión. En todo caso, imaginan una salida rápida, aunque no inminente, del titular de la autoridad monetaria que hasta ahora acompañó por más de 5 años a las gestiones kirchneristas. Quienes lo ven así, le dejan resto político para el 2011 y creen que continuar sería imposible debido a las imposibilidades que tendría la convivencia con el Gobierno pero también con el propio directorio del Central que, según quedó demostradísimo ayer, no le responde.
La crisis institucional que desató la pelea por el uso de las reservas y la autonomía del Central, dilató otras discusiones sobre cuestiones económicas clave para el 2010 y empañó las decisiones ya anunciadas para este año.
El equipo económico insiste en que el canje sigue en pie y no se verá afectado. Pero algunos operadores extranjeros cercanos a los bancos que intervienen en el canje y ciertas fuentes del propio kirchnerismo creen que, si antes de este conflicto, en Olivos debatían modificaciones en el cupón PBI, en el nuevo escenario los cambios serían aún más profundos y las fechas podrían dilatarse.
Esto es, justamente, lo que temen en varias provincias. Según un informe reservado, que circula entre pocos y en el que habría participado el ex secretario Miguel Kiguel, a lo sumo podrían estar este año un poco mejor que en el 2009, aunque seguirán padeciendo serias urgencias financieras. Entre las más ansiosas por que el canje no sufra modificaciones está Buenos Aires: el gobernador Daniel Scioli y su ministro de Economía, Alejandro Arlía, quieren primeriar con una salida al mercado de crédito inmediatamente después de que largue la operación nacional.
Casi una docena de presidentes de bancos nucleados en ADEBA y en ABA confiaron que miran con algún temor el futuro de los depósitos en febrero. Temen presiones sobre el dólar que, hasta ahora, se mantuvo estable.
El disloque que produjeron los DNU finalmente está tapando cuestiones clave para el futuro de la economía en 2010, un año que aún se vislumbra con indicadores en la microeconomía más favorables que en el 2009, pero que podrían acusar el impacto de la crisis institucional con la que el Gobierno comenzó el mismo año.
Las pujas salariales y una inflación que la mayoría de los analistas ya pronostican en torno al 18% o 20% quedaron, por ahora, en el tintero. Eran cuestiones que en el máximo nivel del Gobierno se habían comprometido a debatir con los mismos empresarios que, el 22 de diciembre, Cristina Kirchner invitó a Olivos. Una semana después almorzó con la CGT.
Ahora, en medio de la disputa por una porción de las reservas y sus coletazos institucionales, políticos y judiciales ya nadie parece recordar las promesas de aquellos encuentros. Y eso que ocurrieron hace tan sólo poco más de 15 días.
Copyright Clarín, 2010.
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