Un Estado aún mayor y más costoso
¿Sabe el presentimiento que se tiene mientras se ven las tragedias griegas más eróticas, cuando las dinastías están cayendo y los hijos se casan con sus madres y todo el mundo se porta mal y piensas: en serio, las cosas no pueden seguir así?
Washington tiene esa impresión en las raras y fugaces ocasiones en que piensa seriamente en la inminente crisis de financiación del estado. La crisis, que es evidente e inevitable, combina promesas de derechos sociales imposibles de cumplir y el insostenible déficit presupuestario. Así que Washington sucumbe, una vez más, a una idée fixe que suele ser, como en este caso, siniestra.
La idea terrible es que el Congreso se despoje de las competencias básicas que le adjudica la Constitución – las competencias que le permiten adoptar las opciones fiscales y de gasto que conforman la nación. Este poder se conferirá a un panel de 18 miembros con la tarea asignada de resolver la crisis presupuestaria.
Según la legislación elaborada por los senadores Kent Conrad, Demócrata de Dakota del Norte, y Judd Gregg, Republicano de Nueva Hampshire, y apoyada por 33 senadores más, el Grupo Bipartidista de Trabajo para la Fiscalidad Responsable se compondrá de 16 miembros del Congreso (seleccionados en grupos de cuatro por el presidente de la Cámara y el secretario de la minoría, y los secretarios de la mayoría y la oposición en el Senado) mas el secretario del Tesoro y alguien que elige el presidente. El panel propondría recortes del gasto y subiría los impuestos para devolver al gobierno a la senda de la solvencia. El menú de propuestas se garantizaría mediante votación en bloque – sin enmiendas – en ambas cámaras del Congreso.
Este es el modelo de las comisiones que fueron encargadas de decidir las bases militares – más de 300, resultó – que se iban a cerrar tras la Guerra Fría, un problema considerado demasiado amenazante para las sensibilidades locales como para que lo abordara el Congreso. El grupo Conrad-Gregg es la iteración más reciente de la escuela de gobierno "saltemos al abismo todos a la vez", con esta diferencia: cerrar bases es coser y cantar en comparación con el arrollador poder conferido al grupo.
El grupo tiene dos pegas – suficientes por separado. Una de ellas es de procedimiento, la otra de fondo.
Con respecto a la de procedimiento, considere una oración de un artículo del Fiscal Times en The Washington Post acerca de la idea del grupo de trabajo, una frase que parece corriente sólo a causa del avanzado estado de decadencia constitucional de esta ciudad: "La Casa Blanca viene dialogando con el Congreso con el fin de intentar redactar una propuesta que no renuncie por completo al control del Congreso sobre las decisiones importantes en materia de impuestos y gastos". ¿Por completo? El juramento que prestan representantes y senadores no les compromete a "apoyar y defender", y ostentar "verdadera fe y lealtad" a, la Constitución parcialmente o de vez en cuando o cuando sea conveniente, y "desempeñar con lealtad" los deberes de sus puestos.
En cuanto a la de fondo, el grupo de trabajo sería un medio de reclutar la participación de los Republicanos para subir enormemente los impuestos. Hay precedentes. La Comisión Greenspan de 1983 que "resolvió" permanentemente la Seguridad Social (la permanencia no es lo que solía ser) implicó importantes e inmediatas subidas de los impuestos y recortes menudos y paulatinos de las prestaciones. El año después de la sesión conjunta presupuestaria de trabajo de 1990, que terminó en la renuncia a la promesa del presidente George HW Bush de "no más impuestos", el déficit presupuestario casi se duplicó.
Si el grupo Conrad-Gregg llegara a un consenso, casi seguro sería que el Congreso tendría que tomar la elección supuestamente "difícil" de gastar más dinero de los demás. Afortunadamente, el grupo de trabajo probablemente quedara paralizado por el requisito de que sus propuestas estén avaladas por al menos 14 — el 78 por ciento – de sus miembros. Teniendo en cuenta la dificultad que supone que el 60 por ciento del Senado se ponga de acuerdo en algo importante, un consenso del 78 por ciento a favor de subir los impuestos y reducir las prestaciones será extremadamente difícil de alcanzar.
El primer año de administración Obama se dedicó deliberadamente a agravar la crisis fiscal. El chorro de gasto, junto a un nuevo derecho social sanitario multibillonario, constituye la mitad del plan del progresismo de elevar radical y permanentemente el control del gobierno sobre la riqueza de la nación. Como respuesta a la crisis, el grupo de trabajo dará lugar a la otra mitad.
Legiones en pie de guerra no son supuestamente rival para una idea, sobre todo una mala, cuyo momento ha llegado. Pero lo que no pueden derrotar legiones, pueden derrotarlo los incentivos monetarios. Por esta razón, la legislación Gregg-Conrad debería enmendarse para incluir esta fórmula:
"Durante la existencia de este grupo de trabajo, que desempeñará funciones fundamentales del Congreso, todos los senadores y representantes cursarán baja y no serán remunerados. Si las recomendaciones del grupo de trabajo son aceptadas por el Congreso, no habrá remuneración al Congreso hasta el año 2050".
Ésta sería una medida Madisoniana, alterar los incentivos para fomentar la responsabilidad. Votemos.
© 2010, Washington Post Writers Group
- 23 de enero, 2009
- 13 de abril, 2025
- 23 de julio, 2015
Artículo de blog relacionados
ABC Durante la inmensa manifestación de la oposición a principios de esta...
21 de junio, 2009The Beacon Ayer mi corazón zozobró cuando un ex colega me envió una...
11 de marzo, 2016Por Robert Frank The Wall Street Journal Como Bill Gates y Warren Buffett...
14 de abril, 2007- 11 de enero, 2010