El gobierno de Argentina vs. el presidente del banco central: la hora de la verdad
La lucha por el control de las reservas de Argentina en moneda extranjera dio un nuevo giro luego que el presidente del banco central del país le fuera prohibida la entrada al banco el domingo por la noche por parte de policías instalados allí por el gobierno.
El último intento del gobierno por desplazar a Martín Redrado se produce después de la decisión de una corte de apelaciones el viernes que dejó en duda el estatus de Redrado y propinó un nuevo golpe al plan del gobierno de usar varios miles de millones de dólares en reservas del banco central para pagar la deuda externa. El gobierno izquierdista de Cristina Kirchner trata de encontrar alternativas para acceder a los fondos y aumentar el gasto de cara a las elecciones de 2011.
La disputa en Argentina es una de varias batallas relacionadas con la independencia de los bancos centrales que se están desarrollando en varios países a raíz de la crisis financiera, aunque en ningún otro país ha adquirido ribetes tan inauditos. Después de que le fuera impedida la entrada el domingo por la noche, Redrado le dijo a medios locales que demandaría al gobierno y también sugirió que podría revelar los nombres de amigos del gobierno que habrían comprado dólares. Un portavoz del gobierno dijo que no tenían nada que esconder y que Redrado sencillamente tendría que irse.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, afronta una tenaz oposición a su confirmación a un segundo mandato en medio de la frustración del público sobre el rol de la institución en el rescate de compañías como American International Group Inc. y Citigroup Inc. En Corea del Sur, el gobierno envió a un funcionario político a una reunión del banco central por primera vez en una década. En Japón, funcionarios del gobierno han criticado sin miramientos al banco central y sugerido ciertas políticas. "La naturaleza aislada de los bancos centrales está siendo cuestionada a raíz de la crisis económica y financiera general de los últimos años", apunta Riordan Roett, politólogo de la Universidad Johns Hopkins.
Mientras preparaba su mano a mano con el gobierno, Redrado, de 48 años y conocido como el "Golden Boy" cuando empezó su carrera en el gobierno en los años 90, dijo que confía en que su postura es la correcta. En una columna de opinión publicada el domingo en el periódico bonaerense La Nación, Redrado dijo que actuaba como "guardián de las reservas" necesarias para defender la estabilidad económica de Argentina.
El gobierno se mostró igualmente desafiante. El jefe de gabinete, Aníbal Fernández, prometió el viernes que Redrado "nunca más" volverá al banco. Miguel Ángel Pichetto, quien encabeza el bloque oficialista en el Senado manifestó el viernes que "Redrado está fuera del banco central y no debería estar más. Una alternativa es sacarlo por la fuerza pública". Una patrulla policial se apostó este fin de semana frente a la entrada del banco central.
La disputa empezó en diciembre cuando Kirchner anunció la creación de un "fondo del bicentenario" para el pago de deuda, que sería financiado con US$6.570 millones en reservas del banco central. La idea era liberar recursos para realizar proyectos políticamente populares y dejar en claro a los inversionistas la intención de Argentina de pagar sus deudas. El país está tratando de recuperar el acceso a los mercados internacionales tras ocho años de aislamiento después de la mayor cesación de pagos de deuda soberana de la historia.
Casi inmediatamente después del anuncio del plan, Redrado sintió la presión del Congreso para no entregar las reservas que, en la opinión de los legisladores, estaban bajo su control, no el de la presidenta. Mientras Redrado aplazaba una decisión, Kirchner lo despidió el 7 de enero por "mala conducta". El presidente del banco central apeló la decisión y fue reinstaurado al día siguiente por una corte, que también bloqueó la transferencia de reservas al fondo.
A última hora del viernes, una corte de apelaciones se pronunció a favor de la prohibición de transferir las reservas. Pero creó ambigüedad acerca del futuro de Redrado, al poner su suerte en manos del Congreso y el poder ejecutivo. El gobierno de Kirchner interpretó esta parte de la decisión como una victoria en su lucha contra Redrado, que asegura debe ser desplazado mientras el Congreso analiza el tema esta semana. El reemplazo elegido por Kirchner, Miguel Ángel Pesce, que era el segundo de a bordo de Redrado, firmó un documento el viernes en el que se autoconfirma como presidente interino, dijo el gobierno.
Pero Redrado insiste que todavía es el presidente del banco. "Mantengo mi decisión de seguir desempeñando mis deberes de funcionario hasta que el Congreso disponga lo contrario", escribió en el artículo en La Nación.
Redrado había dicho que iría a trabajar normalmente el lunes por la mañana, pero trató de sorprender al gobierno y a las fuerzas de seguridad al llegar el domingo por la noche. Él indicó que los policías en la puerta no lo dejaron entrar. Después de ser rechazado, Redrado dijo a la prensa qye "si hasta ahora me estaba defendiendo, ahora iré al ataque". Dijo que presentará su caso ante el Congreso.
Entre tanto, el gobierno está reduciendo sus planes de utilizar las reservas del banco central, tras la última derrota judicial. La presidenta dijo que el gobierno quería usar US$2.187 millones de las reservas del banco central para pagar deudas con acreedores multilaterales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. El gobierno señala que pagarle a los acreedores multilaterales, a diferencia de los tenedores de bonos, estaría permitido por una ley aprobada por el Congreso hace cinco años, cuando el gobierno usó reservas para pagar su deuda con el Fondo Monetario Internacional.
El gobierno de Kirchner ansía obtener recursos para apuntalar su popularidad antes de las elecciones presidenciales de 2011. Néstor Kirchner, el marido y predecesor de Cristina en la presidencia, ha estado sentando las bases para una nueva candidatura presidencial.
Los reveses políticos y judiciales del fondo del bicentenario representan la continuación de la erosión del apoyo a los Kirchner que resultó evidente en las elecciones legislativas de junio, cuado la coalición oficialista perdió su mayoría en el Congreso, dice el politólogo Carlos Germano.
Germano no cree que los Kirchner recuperen su popularidad, gasten lo que gasten. "La historia nos ha enseñado que cuando los líderes argentinos empiezan a perder su apoyo, les resulta muy difícil revertir esa tendencia", dice Germano. Este apunta, sin embargo, que eso no significa que los Kirchner no puedan causar bastante conmoción entre ahora y el fin del gobierno de Cristina Kirchner el año entrante.
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