Más para Africa, menos para Latinoamérica
Si los fondos de ayuda exterior solicitados por el presidente Barack Obama para el año fiscal 2011 reflejan sus prioridades en el mundo, podría concluirse que Estados Unidos le está diciendo "bye-bye'' a Latinoamérica.
El pedido de ayuda exterior que la administración de Obama acaba de presentar al Congreso propone un aumento del 13 por ciento para Africa, un incremento del 7 por ciento para Medio Oriente, y un aumento de casi el 60 por ciento para Asia del Sur y Asia Central, en su mayor parte destinado a Irak, Afganistán y Pakistán. En comparación, propone una reducción del 10 por ciento de la ayuda exterior a Latinoamérica.
¿Es que América latina se ha vuelto irrelevante para el gobierno de Obama? ¿Que pasó con sus promesas de prestarle más atención a la región?, se preguntan muchos. Hace menos de un año, el 17 de abril de 2009, en la ceremonia de apertura de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, Obama había declarado ante más de treinta jefes de estado del continente: Estoy aquí para abrir un nuevo capítulo de compromiso (de Estados Unidos con Latinoamérica), que se mantendrá a lo largo de toda mi presidencia.
Ahora, mientras leía la nueva propuesta de ayuda exterior del gobierno, no pude evitar pensar –extrapolando una frase del columnista Lluis Bassets, del diario El País, de España, en un artículo reciente sobre cómo la Casa Blanca percibe a Europa – que Obama considera que Latinoamérica no es un problema, ni le sirve para resolver ningún problema.
Estudiando la propuesta de ayuda exterior con mayor detenimiento, salta a la vista que casi todas las reducciones propuestas para Latinoamérica provienen de la asistencia militar y antinarcóticos a México, que se reduciría en un 30 por ciento, y a Colombia, que disminuiría en un 11 por ciento.
Los funcionarios estadounidenses dicen que esa reducción se debe al hecho de que casi todos los helicópteros y otras compras de equipamiento pesado para el Plan Mérida de México se incluyeron en el presupuesto del año pasado, y que el programa entrará en una fase nueva –menos costosa– en el 2011. Pero muchos analistas se muestran escépticos al respecto.
Es difícil creer que vamos a entrar en una fase nueva de un plan que acaba de empezar, me dijo Peter Hakim, del Diálogo Interamericano, un centro de investigación de Washington D.C.
El presupuesto de ayuda externa de Obama propone más asistencia a Zambia ($395 millones) y a Camboya ($74 millones) que la destinada a Guatemala ($67 millones).
Es una visión miope del mundo, dice Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, un grupo con sede en Nueva York que representa a multinacionales que operan en Latinoamérica. Guatemala se está derrumbando, y está justo en la frontera con nuestro socio estratégico, México.
Peter Romero, ex jefe de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, y más recientemente, asesor de campaña de Obama, me dijo que una reducción de casi el 10 por ciento en la ayuda a Latinoamerica no hará mucha diferencia, porque gran parte de la región no depende demasiado de la ayuda externa. Sin embargo, políticamente, transmite el mensaje de que a Estados Unidos no le interesa la región", dice Romero.
¿Y sería una creencia disparatada?, le pregunté a Romero. El ex funcionario respondió: Desafortunadamente, nadie (en el gobierno) piensa, ni tiene iniciativas, ni tiene nada con respecto a Latinoamérica.
En una entrevista telefónica, el director de Política, Planeamiento y Coordinación del Departamento de Estado, William McIlhenny, me dijo que el aumento de ayuda propuesto para Asia refleja la creciente importancia estratégica de Afganistán y Pakistán, y que el incremento propuesto para Africa se debe a los extraordinarios problemas de alimentación y salud en esa región.
Las cifras destinadas a Latinoamérica esencialmente han permanecido estables durante los últimos tres años, dijo McIlhenny. También reflejan un cambio en la composición de la ayuda: estamos invirtiendo los porcentajes asignados a la ayuda militar y a la ayuda humanitaria.
Mi opinión: Es cierto que difícilmente se puede esperar que el gobierno de Obama aumente la asistencia a Latinoamérica en momentos en que Estados Unidos está peleando dos guerras simultáneas en Irak y en Afganistán, y en que el presupuesto estadounidense ya está rebasado por las necesidades domésticas en medio de la peor crisis económica desde la década de 1930. Una pequeña reducción de la ayuda militar para AméricaLatina no es ningún drama.
Lo que es mucho más preocupante es la ausencia de una iniciativa importante del gobierno de Obama para promover la integración económica con America Latina, expandir el comercio y crear nuevos empleos desde Alaska hasta la Patagonia.
Ya pasó más de un año de la asunción de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, y todavía estamos esperando el nuevo capítulo de compromiso prometido por el presidente para la región.
- 28 de diciembre, 2009
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