Bananas a bordo: finaliza la pugna más larga ante la OMC
Popularizado alguna vez en un chachachá como “el único fruto del amor…”, el banano producido en América Latina estuvo los últimos 16 años en pie de guerra. Su objetivo estaba claro: derrotar los altos aranceles que la Unión Europea cobraba por el ingreso del fruto proveniente de la región, a diferencia del que imponía a los países de África, Caribe y Pacífico (ACP).
Luego de varios intentos fallidos, las regiones comprometidas llegaron a un acuerdo en una negociación celebrada en Ginebra, gracias a la cual se reducirán gradualmente estas tarifasn de 176 a 114 euros por tonelada, entre 2010 y 2017. Así, el conflicto más antiguo que registra la Organización Mundial del Comercion comienza a llegar a su fin. Y las posibilidades para la industria aumentan.
El mercado promete y es que la banana representa 23% de la producción mundial de frutas. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), si bien el volumen mundial de embarques de banano cayó 3,3% entre 2007 y 2009 -registrando cifras de 13.800 millones de toneladas en 2009-, la demanda por este fruto podría ascender hasta 7,8% en 2010.
Gran oportunidad para las naciones más favorecidas (Ecuador, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú y Venezuela) que quieren expandirse, aumentar y mejorar sus producciones y exportaciones, aprovechando que Europa -que produce unos 400 millones de toneladas al año (90% proviene de España, principalmente las Islas Canarias)- importa unos 5.600 millones de toneladas de otras regiones, una demanda que no ha podido ser cubierta sólo por los países ACP.
Ecuador es un claro ejemplo. Si bien es el primer exportador mundial de banano (1.200.000 toneladas métricas al año), su producción está por debajo de Costa Rica y Colombia, principales competidores. “Al pagar menos impuesto, crecerá la compra hacia nuestra región y por eso queremos tener más bananos cultivados por hectárea”, dice Eduardo Ledesma, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores Ecuatorianos de Bananas.
Jorge Sauma, presidente de la Corporación Bananera Nacional de Costa Rica, también está ilusionado con este acuerdo. “La UE tiene todo el derecho de ayudar y subsidiar a sus ex colonias, pero que no se haga a través de aranceles que pagamos nosotros”, enfatiza.
Según un estudio realizado por Giovanni Anania, catedrático de la Universidad de Calabria en Italia, “la reducción de los aranceles de importación de banano de la UE será de gran ayuda para los exportadores latinoamericanos, pero perjudicará a los países de África, Caribe y Pacífico”.
Interés ecuatoriano
Las expectativas entonces son altas. Sobre todo para Ecuador, que desde 1993 se ha caracterizado por ser la cabeza de lucha en esta guerra bananera. Expresó su rechazo cuando se declaró que los países ACP tendrían un régimen preferencial por haber sido colonias europeas. Peleó para que se eliminaran las licencias que permitían entrar a Europa y que exigían una serie de requisitos. Insistió en que se rebajaran los aranceles de 230 a 187 euros, los que finalmente terminaron en los 176 euros vigentes hasta hoy. E incluso se atrevió a demandar en dos ocasiones a la UE ante la OMC, por los antecedentes mencionados.
“Ecuador ha sido el país que más se ha movido porque es el que más se beneficia”, dice Luis Pocasangre, científico y Coordinador Regional para América Latina y el Caribe del grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional de Costa Rica. Y está claro porque este país abastece el 33% de la demanda mundial, con la producción de 1.500 cajas por hectárea. Si llegara a 2.000 cajas, su exportación aumentaría de 270 millones a 400 millones de cajas, con lo que abastecería el 50%.
Hay que decir que los líderes indiscutidos de cosecha por área son Brasil y la India, pero no figuran como competencia, porque consumen casi todo lo que producen y, por lo mismo, están al margen de las exportaciones a la UE u otros mercados como Estados Unidos y los países en desarrollo.
Costa Rica, el segundo mayor exportador de América Latina, no se queda atrás. A pesar de todos los problemas que ha tenido por recientes inundaciones que causaron la pérdida de 5.000 hectáreas plantadas y 12.000 afectadas, mantiene la actividad bananera como la primera industria de exportación agropecuaria en el país, generando 40.000 empleos directos y 6.000 indirectos.
“Costa Rica tiene 46.000 hectáreas de banano plantado y producimos alrededor de 2.500 cajas por hectárea para banano de exportación”, dice Jorge Sandoval, director de investigaciones de la Corporación Bananera de Costa Rica. Colombia cosecha 1.700 cajas por hectárea y ocupa el tercer lugar en cuanto a las exportaciones.
Para ninguno de los países mencionados el tema del banano ha sido fácil, pero todos reconocen que es una industria importante para sus economías. Por eso también han puesto esfuerzos para popularizar aún más su versión orgánica y encontrar nuevos usos de valor agregado.
Y aunque es en EE.UU., Europa y Japón donde las ventas de banano orgánico han crecido entre 20% y 25% al año, en algunos países en desarrollo también se está promoviendo su consumo. En Bolivia existe un proyecto que busca que todos los escolares de La Paz y El Alto se nutran con banana orgánica para su desayuno, gracias a sus propiedades más saludables y amigables con el medio ambiente.
Pocasangre es enfático. “La demanda de este fruto ha crecido de forma exponencial”, dice y por eso fundaron la empresa Bana-Beni, que agrupa a los productores del selvático departamento de Beni.
Perú también está apostando a la banana orgánica. Según el ministerio de Agricultura peruano, en Tumbes -provincia al norte de país, donde predomina el sol casi todo el año-, las exportaciones de banano aumentaron de 8.246 a 8.995 toneladas, entre 2008 y 2009.
“Las bananas orgánicas no son un boom, sino que algo sostenido”, afirma César Morocho, gerente general de la Central Piurana de Productores de Banano Orgánico, en Perú.
Morocho relata orgulloso que tienen una enorme ventaja si se le compara con los países más fuertes, como Ecuador y Costa Rica. “Ellos tienen la sigatoka negra -hongo que ataca la hoja del árbol bananero-, y para combatirla necesitan 25 aplicaciones de fungicidas al año. Eso daña el ecosistema y producir orgánicos es prácticamente imposible”.
Lo mismo comparten Pocasangre, Ledesma y el presidente de la Asociación Bananera de Colombia, Roberto Hoyos. Este último, sin embargo, prevé que la banana orgánica tendrá, en el futuro, mayor aceptación que la convencional.
Aparte de que la industria bananera es una fuente de ingreso para miles de hogares en los países de América Latina, Asia y el Caribe, Sandoval dice que es esencial encontrarle valores agregados. “En Costa Rica nada se pierde. Reciclamos hasta las fundas con las que tapamos el banano. Nos sirven para hacer palos de escobas, peinetas o colgadores de gancho”, agrega. La carne del banano es ocupada para hacer harina. Sus cáscaras se utilizan en la elaboración de biocombustibles. La flor de la planta se come en China conservada en vinagre, y con las fibras del cultivo a gran escala hasta se realizan fabricaciones textiles.
“Por eso es importante que nosotros sigamos creciendo”, enfatiza Eduardo Ledesma. Y de hecho, las expectativas que tienen son tan positivas, que incluso planifican incrementar sus áreas de producción para satisfacer la demanda mundial.
“En Costa Rica esperamos que nuestra producción crezca entre 5% a 10% para el próximo año”, dice Jorge Sauma.
Pocasangre es más escéptico. Cree que “la industria no variará mucho, porque en este momento no tenemos un déficit de fruta”, comenta.
El estudio de Giovanni Anania, sin embargo, prevé que los proyectos de importación de banano de la UE, al 2016, podrían aumentar 6%. De eso, considera que América Latina podría aumentar sus exportaciones 17%, y los ACP disminuir 14% en el mismo periodo.
Lo cierto es que con o sin aumento en la importación bananera, los países bananeros tendrán más plata en los bolsillos y estará en ellos el acelerar o mantener su ritmo de producción. La guerra de las bananas está quedando atrás. Es hora de que la UE camine al ritmo del chachachá.
- 23 de enero, 2009
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