El Salvador: El blues de Fusades

En este contexto debe entenderse por gobernantes no sólo al Ejecutivo, sino a los tres poderes del Estado. El análisis, asimismo, debe incluir no sólo a quienes ejercen esos poderes actualmente, que son los generadores de expectativas, sino también a quienes los ejercieron en el pasado inmediato. Que fueron los generadores de resultados. Los tres.

Es entonces conveniente analizar el Informe de Coyuntura que Fusades presentó hace pocos días sobre el último trimestre del año 2009, que no sólo evidencia los pobres resultados económicos de El Salvador a lo largo del citado año, sino algo igualmente preocupante: las débiles expectativas.

De todas formas, no hay que resignarse a que la música será siempre la de un triste blues: el informe expone muy claramente los motivos de tan pobres resultados. Y de tan débiles expectativas. Sería peligroso no prestarle atención. Ya hubo demasiado mercantilismo y demasiada imprevisibilidad.

Los mercantilistas son populistas que dicen pertenecer a la derecha, aun cuando no suelen preocuparse mucho por el derecho.

Los imprevisibles son populistas que dicen pertenecer a la izquierda, pese a que comparten con cierta derecha retrógrada el viejo vicio del autoritarismo. Comparten, también, el bajo aprecio por el derecho. Los extremos se tocan.

Que el crecimiento económico haya sido un negativo 3.3%, que la recesión lleve 17 meses continuados, que las remesas hayan caído 8.5%, y que la inversión privada haya representado un bajísimo 10% del PIB, son prueba evidente de los malos resultados de 2009. Pero son datos del pasado, sobre los que nada puede hacerse.

Por el contrario, es mucha la tarea pendiente para superar la inestabilidad política, la inseguridad ciudadana, la debilidad jurídica, y la incertidumbre sobre políticas económicas. Elementos que afectan negativamente las expectativas.

Además, como se espera que el mundo crezca 3.9% en 2010, la crisis financiera internacional pronto será una excusa obsoleta.

Fue por ello decepcionante escuchar a un asesor del partido que dice ser de derecha, justificar la supuesta "viveza" de su bancada por acompañar al partido que dice ser de izquierda en la aprobación del decreto 250, que elimina el "cargo básico" de la telefonía fija.

La supuesta genialidad radicaría en que al no existir el concepto de "cargo básico" sino el de "uso de red", tal decreto debería ser obligatoriamente vetado.

Asusta la miopía intelectual de prestarse a aprobar cosas a sabiendas de que son incorrectas, sólo para hacer quedar mal a sus adversarios políticos, ignorando el mensaje de inseguridad jurídica que de tal forma se envía. Con esa clase de amigos, la libertad, el sentido común y el crecimiento económico no necesitan enemigos.

Tenía razón el legendario Manuel Ayau, fundador de la Universidad Francisco Marroquín, de Guatemala, quien al terminar de contarme sobre unos seminarios de economía de mercado que hace años había dictado a personas de ese partido, aclaró con una irónica sonrisa: "no entendieron mucho".

Del otro lado también hay cosas que cambiar: la semana pasada tuve oportunidad de llegar al INDES, pues la federación deportiva con la que tengo el gusto de colaborar tenía que presentar su presupuesto anual. Nos recibieron con esmero y cordialidad.

Sin embargo fue desalentador ver un cuadro que estaba en el tercer nivel. Uno hubiera esperado encontrar la imagen del Mágico González haciendo una culebrita macheteada, o del presidente del INDES marcando a Maradona en el Mundial `82.

Por el contrario, era una foto que el próximo 5 de marzo cumplirá 50 años de tomada, que retrata a un argentino que no se caracterizó precisamente por sus méritos deportivos sino por su miserable apología del odio como factor de lucha. Un símbolo de la intolerancia.

¿Será ese el espíritu deportivo que quiere inculcarse a la juventud salvadoreña? Que el blues no se transforme en marcha fúnebre.

Hasta la próxima.

El autor es ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.