«Avatar». Luces y sombras
"Avatar" marcará época: la acción es trepidante, el romance es predecible pero no por eso menos exitoso. Los buenos son muy buenos y los malos pésimos. La acción es continua y el asombro del espectador va siempre a más.
Cuenta con un elemento importante: los valores espirituales de los sencillos Na´vi, y su forma de vida en conexión, literalmente, con el ecosistema. Cameron ha sabido interpretar que la naturaleza como dios, y el ecologismo como religión es una opción popular, que despierta simpatía y buenas vibraciones en el espectador.
Es una espiritualidad todavía más notable por el brutal contraste entre la ambición material y el militarismo humanos, en oposición a la inocencia casi infantil de los Na´vi, y su culto hacia toda forma de vida.
Por eso, parece válido pensar que parte del éxito en taquilla, se debe a la popularidad de las ideas ecologistas y de respeto absoluto a la naturaleza que la película rezuma. Ideas y valores espirituales que despiertan añoranza de un mundo en el que la unidad, la lealtad, el respeto y la compasión tenían sentido.
Sin embargo, es una espiritualidad tramposa, pues a fin de cuentas, cuando se confunde la creatura con el creador; cuando se pierde de vista que lo visible (la madre tierra, la naturaleza) manifiesta lo invisible (el creador); cuando la búsqueda de la causa se atasca en el efecto; el hombre, la persona, se diluye en la naturaleza y se hace uno más, logrando justo lo contrario: al querer declarar la vida como sagrada por sí misma, se termina por despreciarla en esencia, pues "todo" es vida y nosotros un mero accidente circunstancial.
En realidad, los hombres somos imagen de Dios trascendente, y eso marca una distancia importante entre los seres humanos y el resto de las creaturas que, de hecho, alcanzan su plenitud sólo a través del trabajo e ingenio de los hombres. Pero Cameron presenta las cosas al revés: no está la naturaleza al servicio de los hombres y dependiente de su administración, sino que somos los humanos quienes dependemos de un inmenso ecosistema que alcanza categoría divina.
Sus ideas no son nuevas: el panteísmo es bastante anterior a las religiones que creen en un Dios trascendente independiente de la naturaleza. Pensar que "somos sólo alma", por ejemplo, es un planteamiento platónico, que resulta fundamental a la hora de comprender cómo Jake Sully sigue siendo él mismo, independientemente de que "habite" un cuerpo humano o un cuerpo de Na´vi.
A fin de cuentas, me inclino a pensar que la película más que para proponer reflexiones, está hecha para el espectáculo y el entretenimiento, y por lo mismo para hacer dinero. Pero eso no quiere decir que su carga ideológica y moralista no sea importante. Aunque sea una religión sin Dios, y sin compromisos morales personales.
La ecología y el pacifismo, la ambición desmedida y el respeto a la vida, la sabiduría antigua y el militarismo, la asombrosa tecnología de los humanos y el primitivismo de los habitantes de Pandora, son algunos de los ingredientes magistralmente mezclados en una receta que apela a los sentimientos del público (cine al fin) y entretiene.
Aunque a poco que uno reflexione en el mensaje de fondo que sostiene todo el tinglado, puede fácilmente sucumbir al pesimismo. Pues si la humanidad es tal cual la pinta Cameron… ¿Quién no renegará de su propia especie?
El autor es columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 29 de octubre, 2024
- 7 de marzo, 2016
- 16 de julio, 2015
Artículo de blog relacionados
La Opinión, Los Angeles WASHINGTON, D.C.— Después de largas semanas de espera, la...
19 de noviembre, 2009Instituto Juan de Mariana Como acontece en muchas familias, compartir orígenes comunes no...
2 de diciembre, 2019Por Sally Buzbee La Nación TEHERAN.- Los negocios están repletos de películas y...
6 de octubre, 2007La Tercera El gobierno se ha planteado la meta de alcanzar el desarrollo en...
24 de noviembre, 2010