Un «Plan Marshall» para Corea del Norte a cambio del desarme
El Economista, Madrid
China, principal aliado y suministrador del hermético régimen de Corea del Norte, intermedia en una inversión más potente que el "Plan Marshall" con el fin de hacer volver a Pyongyang a la mesa de negociaciones para su desarme nuclear.
El proyecto consistiría en una inversión de 10.000 millones de dólares (7.400 millones de euros), una cuarta parte del actual Producto Interior Bruto (PIB) del depauperado régimen, destinados a construir puertos, ferrocarriles y vivienda, según informes publicados por la prensa surcoreana, no confirmados por Pekín.
El grupo inversionista surcoreano Korea Taepung International Investment estaría participando en este plan que podría ponerse en marcha en marzo y en el que China aporta un 60% del capital.
La cuantía es proporcionalmente superior a los 13.000 millones de dólares del Plan de Recuperación Económica -conocido como Plan Marshall- que Washington invirtió en la reconstrucción de Europa entre 1948-51 con el fin de eliminar la amenaza comunista.
Los detalles del plan
Según publicó hoy el periódico económico National Business Daily, de momento China pretende invertir 800 millones dólares en la explotación de dos islas norcoreanas, llamadas Weihua y Huangjinping y situadas en el río Yalu, que separa los dos países.
En los dos enclaves se establecerían zonas económicas especiales, con un plazo de alquiler de 50 años y en las que se permitiría la libre circulación de ciudadanos extranjeros.
La compañía china interesada en el proyecto es la firma Dandong Chinese Business Overseas Investment Company, dedicada a la consultoría de inversión y comercio con Corea del Norte.
Las dos partes todavía no han firmado contrato, pero una delegación china partió el pasado martes, día 22, hacia Pyongyang para culminar la negociación, con el objetivo de que las zonas empiecen a operar antes de finalizar el año.
"Creemos que las sanciones (de Naciones Unidas) contra Corea del Norte no deben afectar los intercambios y la cooperación normal entre dos países. El acuerdo entre China y Corea del Norte cumple con las sanciones, por lo que no hay ningún problema", explicó hoy en rueda de prensa el portavoz de turno del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Qin Gang.
Estas sanciones, recogidas en la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 1.874, consisten en controles y limitaciones estrictas contra el comercio, financiación y desarrollo de armamento y tecnología relacionada.
Ayuda a cambio del desarme
El objetivo de China, anfitrión del infructuoso diálogo que desde 2003 celebra con las dos Coreas, Estados Unidos, Japón y Rusia para disuadir al régimen de Kim Jong-il de proseguir con su programa nuclear, es hacer regresar a Pyongyang al diálogo, estancado desde hace más de un año, con la promesa de vigorizar su economía.
El plan de inversiones formaba parte de la agenda del encuentro, el 9 de febrero, entre el emisario chino Wang Jiarui y el líder norcoreano, y aunque pocos más detalles han sido desvelados, el paquete de ayuda podría formar parte del acuerdo alcanzado en el diálogo a seis en febrero de 2007.
En virtud de ese documento, Pyongyang debería recibir ayuda material e incentivos de los otros cinco países, a cambio del desarme, y Kim Jong-il la está exigiendo antes de regresar al diálogo, suspendido desde abril de 2008, por lo que algunos analistas creen que China está intermediando con los otros países.
En las últimas semanas se ha registrado una intensa actividad diplomática en esta crisis, con la visita del subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, a Corea del Norte, quien informó en Pekín de que el país asiático recibe menos de una cuarta parte de la ayuda que necesita para afrontar la pobreza.
Se necesita más diálogo
Además, el delegado de EEUU, Stephen Bosworth, señaló anoche en Pekín la necesidad de volver al diálogo cuanto antes.
Sin embargo, las exigencias de Pyongyang para esta reanudación se multiplican, e incluyen también la retirada de las sanciones que la ONU impuso tras su segundo ensayo nuclear y lanzamiento de cohetes, en 2009, (el primero fue en 2006) y un tratado de paz que sustituya el armisticio firmado en 1953 con Corea del Sur.
"Es hora de que Pyongyang demuestre sinceridad y un compromiso real con la no proliferación. Porque sus armas nucleares no sirven para alimentar a su pueblo y creará más hambrunas si sigue en esa dirección", señaló a Efe el analista político chino Gao Zhikai.
Queda por ver si, como en otras ocasiones, el régimen de Kim Jong-il no vuelve a dar marcha atrás y regresa a su programa nuclear una vez conseguida la ayuda.
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