La pobreza del socialismo
Pocos están enterados de que el socialismo como sistema de organización social no existe ni siquiera en teoría. Entonces, ¿qué pensar de los que se dicen socialistas?
Como la ideología ha sumergido la lógica y la rigurosa investigación, muchos comunistas y socialistas no están enterados de que los destacados teóricos socialistas ingleses, Oskar Lange y Fred Taylor, sugirieron en su libro On the Economic Theory of Socialism ¡1938! hacerle una estatua a Ludwig von Mises por haber sido quien por primera vez les llamó la atención a la existencia de su problema (“el problema del cálculo económico”). Quiere decir que nadie, y menos Marx, había reparado en el problema. La gran mayoría de socialistas aún ignoran la existencia de ese problema, y viven tranquilos en su ignorancia. Hay quienes afirman con aplomo que fulano de tal (nombre desconocido) ya resolvió el problema, pero esa afirmación dogmática es fácil hacerla ante ingenuos. Otros han intentado sin éxito resolver el problema, pero los socialistas de la academia o de la calle ni siquiera están enterados de que, en tanto no resuelvan su problema, hablar de socialismo es como hablar de religión. Es cuestión de fe (Para conocer más del problema, ver Socialismo, de Ludwig von Mises. En él explica al detalle el problema.).
Marx consideraba que la producción de riqueza es el resultado de las naturales fuerzas productivas (Sección La Naturaleza Humana y la Expansión de las Fuerzas Productivas). Así resolvió el problema de producción de riqueza: ¡las fuerzas naturales productivas se encargarían! ¡Qué fácil! En otras palabras, la riqueza simplemente se da, allí está, y el problema es repartirla.
Pero en el mundo real, nadie produce para simplemente dejarlo allí, para ver a quien le toca. El carpintero produce una mesa porque supone que la mesa será suya. Los marxistas no perciben que el acto de producir es el mismo acto de apropiación. Por eso los países socialistoides, donde los marxistas se apoderaron de las universidades estatales, reclaman y esperan que esa riqueza aparezca y para mientras culpan a los españoles de tiempos coloniales, o a las fuerza fácticas, o a los oligarcas de extrema derecha, etc. Lo malo es que como ese discursito lo oye la juventud diariamente, y como decía el jefe de propaganda de Hitler, Goebbels, si se repite y repite una mentira se convierte en verdad. Así la juventud llega a creer que la riqueza de unos es apropiación indebida, puesto que ella es producto de la fuerzas naturales de la producción y no de quienes la produjeron: ¡dígaselo al carpintero!
El problema es que toda producción requiere consumir escasos recursos que tienen usos alternativos. Hay que priorizar, escoger, decidir qué se deja de hacer, es decir, hacer el cálculo económico. El aumento de riqueza ocurre solo si el valor asignado a los recursos empleados es menor que el valor asignado a lo producido. El problema del socialismo es que no tiene sistema conocido para asignar precios, porque los precios son derivados de intercambios de propiedad privada, y en el socialismo el Estado es el dueño de los medios de producción. Los “precios” los inventa arbitrariamente el gobierno, porque no tiene un sistema. Pueden copiar precios del mercado, como efectivamente lo hacían en la URSS, pero si no tuviesen de dónde copiarlos, su ruina hubiese sido inmediata y no hubiera tardado 19 décadas.
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