Revolución bolivariana: Fin de la tramoya
El Heraldo, Honduras
El fracaso de un régimen arrogante e incompetente, sumergido en corrupción sin precedentes, intervencionista y agresivo, destructor del orden establecido y de las instituciones del Estado, con fines no ocultos como es el venezolano, acaba con una tendencia circunstancial en la región que había despertado ilusiones entre los más necesitados. El régimen bolivariano juega con fuego y se quema. Sus relaciones con la ETA y las FARC, al parecer consentidas por el mediocre Zapatero, influenciado por el extremista Moratinos, le hunden internacionalmente.
La salida de Zelaya, democrática, como hemos sostenido siempre, respondió a las pretensiones expansionistas de un régimen en decadencia. Las instituciones del Estado hondureño funcionaron y detuvieron el desastre, para dar paso a un gobierno que hoy logra el reconocimiento internacional, incluso de aquellos que en algún momento lo cuestionaron por su origen.
El triunfo de Piñera en Chile y de Martinelli en Panamá evidencian claramente que los pueblos buscan el progreso en libertad, a base del trabajo y el sacrificio, sin que ello signifique claudicar ante las formas capitalistas extremas en las que el individuo es ignorado. No menos relevante, en este contexto, es el triunfo de la centro derecha en las legislativas celebradas en Colombia el pasado domingo.
Los triunfos de la izquierda en El Salvador, el año pasado; y, en Uruguay este año, son también muy significativos pues los elegidos han demostrado su apego a las reglas democráticas, a las prácticas socialdemócratas que muchos comparten en la región. Los extremos, en todos los casos, han demostrado ser la base de los fracasos, el ejemplo venezolano es la muestra más fehaciente de tal afirmación.
Más adelante vendrán cambios en Brasil, liderada por un demócrata muy sui géneris que en conclusión no genera, por sus ambigüedades, la confianza que requiere el presidente del país más importante e influyente de la región. La candidata oficialista, escogida entre pocas opciones y con la intención de continuar algunas políticas, excesivamente interesadas, desconocedoras intencionalmente de las realidades políticas, por lo demás difícil, como en Venezuela, no parece tener el apoyo suficiente ni la credibilidad para salir airosa en la próxima elección presidencial.
En Argentina, el estilo de gobierno del albalulismo se habría impuesto con las consecuencias adversas ya mostradas en las elecciones legislativas últimas, que serán confirmadas en las venideras presidenciales.
Los pueblos buscan garantías de progreso, respeto a sus vidas, a su manera de pensar, a su dignidad. Derecho a escoger su destino, sin imposiciones internas ni externas que afecten el ejercicio pleno de su soberanía. Eso lo han ignorado los revolucionarios criollos de Venezuela y de allí su final, el de la farsa, de la tramoya. La venta de ilusiones no tiene más éxito. Los resultados son lamentables. La miseria que según cifras oficiales ha desaparecido en el país, aumenta al mismo ritmo que el descontento y las posibilidades de una explosión social.
- 25 de noviembre, 2013
- 8 de junio, 2012
- 15 de abril, 2019
- 28 de diciembre, 2009
Artículo de blog relacionados
- 16 de febrero, 2015
Fundación Atlas 1853 Hoy, después de 50 años de su muerte, muchas personas...
16 de octubre, 2017The Wall Street Journal La estrella de Hollywood Benicio del Toro no es...
29 de diciembre, 2008El Economista, Madrid Madrid. – Los aeropuertos españoles recibieron en 2009 a 55,2...
22 de enero, 2010