Senadores reversibles, nuevo aporte argentino a la política
La Prensa, Buenos Aires
El ingenio criollo no descansa. Acaba de alumbrar una nueva categoría política que no se les había ocurrido ni a Maquiavelo, ni a Hobbes, ni a Max Weber: la de los senadores reversibles. Se trata de legisladores que entran al Congreso en algunos casos como oficialistas, forman bloques opositores y vuelven al oficialismo en forma ocasional y por sorpresa.
Votan una vez aquí y otra allí y cuando se les reclama una definición imitan al vernista Carlos Verna (PJ La Pampa) que asegura no ser ni oficialista ni opositor. En otras palabras, que está viendo. Un verdadero aporte para que la tercera posición ingrese definitivamente en la historia de las ideas políticas.
Tanta desprejuiciada libertad de criterio sería encomiable si no alentara sospechas de corruptelas y desorientase al ciudadano de a pie que ve cómo el mandato que otorgó al candidato de su preferencia termina por convertirse en un cheque en blanco para operar en el cambiante mercado del voto.
La semana que acaba de concluir mostró más de un ejemplo de esta práctica. La más impactante tuvo como escenario el Senado. El jueves el frente legislativo opositor (FLO) se aprestaba a rechazar el acuerdo de Mercedes Marcó del Pont, a quien se acusaba poco menos que de boquetera por haber entregado en circunstancia reprochables a su jefa política y presidenta de la Nación más de 4.300 millones de dólares de las reservas monetarias. Pero la situación cambió en forma abrupta y la funcionaria fue salvada "in extremis" por dos senadores del FLO que "saltaron el cerco" con visible regocijo del kirchnerismo.
¿Qué pasó? No se puede dudar de las convicciones de ambas, pero su conducta no dejó de resultar desconcertante. Una de ellas, la santafecina Roxana Latorre, es una peronista que hizo carrera junto a Carlos Reutemann hasta que a fin del año pasado el ex piloto de F1 la echó de su bloque por haber firmado un dictamen que favorecía al gobierno. Latorre alegó un error involuntario, pero no la pasó bien en los medios, ni en su provincia, donde fue hostilizada. Reutemann no le creyó ni un poquito.
Ahora opina que la oposición tiene actitudes golpistas (Aníbal Fernández no lo habría dicho mejor), pero hace dos semanas votó con los opositores para arrebatarle el control del Senado a Cristina Kirchner y se espera que la semana próxima volverá a unirse a la oposición para arrebatarle al Tesoro Nacional 10.300 millones de pesos de la recaudación del impuesto al cheque. ¿Cómo entenderla?
La otra senadora que evitó una verdadera catástrofe política para la Casa Rosada fue en 2007 compañera de boleta de Miguel Pichetto -kirchnerista "hard core"-, pero abandonó al oficialismo con el que ahora parece mantener encuentros fugaces.
Otro zigzag antológico fue el de Verna que presentó un proyecto de ley para que el gobierno se quede con las reservas y no parece dispuesto a rechazar el decreto de necesidad y urgencia que es la bestia negra de la oposición. En la Casa Rosada antes lo maldecían y ahora están contentísimos con él. Pichetto se dedicó a distribuir copias de su iniciativa entre los periodistas parlamentarios.
En la Cámara de Diputados, en tanto, hace semanas que la oposición amaga con reunirse para voltear el pago de la deuda con reservas y no lo logra. Harta de tantos cabildeos, Elisa Carrió bajó en soledad al recinto el miércoles último y sembró dudas sobre el verdadero ánimo opositor de los que se dicen antikirchneristas (los mismos que según Latorre quieren dar un golpe) y no ocupan sus bancas, a pesar de que el Congreso está abierto.
Para no aburrir con detalles, hay dos estrategias muy obvias. La de la oposición de juntar todo lo que se pueda en un frente amplio anti K que carece de liderazgo, plan de operaciones y hasta de la astucia mínima para arrinconar a un grupo diezmado y en retroceso, pero todavia numeroso y con "caja" para repartir. La conducción timorata de los radicales y la balcanización de los peronistas contribuyen a reducir la eficacia de esta armada vencible con muchos almirantes y pocos marineros.
El kirchnerismo, por su parte, es el único sector con poder de fuego, pero tiene fecha de vencimiento. Decir que se permanecerá en el poder hasta 2020 suena a conjuro para frenar una diáspora que se producirá el mismo día que los Kirchner admitan que no seguirán en la Casa Rosada para favorecer el "recambio generacional".
- 23 de julio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
- 16 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
El País, Madrid Hace casi dos décadas Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 83 años)...
12 de junio, 2019El Mundo, Madrid Buenos Aires.- Argentina, que siempre se jactó de tener más...
13 de junio, 2009- 11 de julio, 2019
Por Ana Luisa Herrera El Sentinel Los frustrados atentados terroristas de los últimos...
25 de agosto, 2006