Voy pidiendo libertad y no quieren oír (I)

Escribo el 18/3/2010, cuando se conmemora el séptimo aniversario de la Primavera Negra y el psicólogo Guillermo Fariñas cumplió veintitrés días en huelga de hambre, en reclamo de la liberación de veintiséis presos de conciencia que están en delicado estado de salud. Las Damas de Blanco fueron reprimidas mientras marchaban pacíficamente, con gladiolos en las manos; vea el vídeo.

Hace siete años, el 18/3/2003, el régimen militar detuvo a setenta y cinco cubanos por el ‘delito’ de pensar de manera diferente a la de sus gobernantes e informar fuera del control del Estado. Escritores, poetas, periodistas y bibliotecarios independientes fueron condenados a penas de hasta veintiocho años de cárcel. Ricardo González Alfonso, corresponsal de Reporteros sin Fronteras, fue condenado a veinte años de prisión. Los ‘juicios’ no duraron más de un día; fueron realizados a puertas cerradas, impidiéndosele la entrada a reporteros, diplomáticos y público en general.

Dos días después de la redada contra los disidentes, el 20/3/2003, fue detenido Orlando Zapata Tamayo, el preso número 76 de la Primavera Negra, mientras participaba en un ayuno para pedir la liberación de varios compañeros. Fue condenado a tres años de prisión por “desacato a la figura del Comandante (Fidel Castro)”. En la cárcel le fueron agregando otras sentencias que elevaron la condena a un total de treinta y seis años. Fue sometido a tortura y tratos inhumanos. Murió el 23/2/2010 tras 85 días en huelga de hambre, en reclamo de un trato humano en la prisión y reivindicando su condición de preso de conciencia reconocido por Amnistía Internacional desde 2004.

Dos semanas después de la redada contra los disidentes, el 2/4/2003, tres jóvenes negros secuestraron una embarcación con el objetivo de emigrar. En menos de setenta y dos horas fueron arrestados, juzgados, sentenciados y fusilados.

La represión realizada durante la Primavera Negra llevó a la Unión Europea a imponer sanciones diplomáticas simbólicas a la gerontocracia estalinista, que fueron suspendidas en 2005 y levantadas totalmente hace dos años.

Cincuenta y tres de los condenados durante la Primavera Negra continúan encarcelados. Poco se sabe de ellos, ya que el régimen les impide a las organizaciones de derechos humanos y al Comité Internacional de la Cruz Roja que visiten las cárceles donde se encuentran.

Kerrie Howard, directora adjunta del Programa Regional de Amnistía Internacional para América, expresó: “Las leyes cubanas imponen límites inaceptables sobre el derecho a la libertad de expresión, de asociación y de reunión”.

La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño aprobó un “voto de solidaridad” con los “presos de conciencia” en Cuba.

Los diputados socialistas chilenos le expresaron al embajador cubano “la preocupación por la situación de los prisioneros de conciencia, solicitando su inmediata e incondicional liberación; asimismo es muy importante que las autoridades cubanas, sujeten su accionar conforme a los principios generales del Derecho Internacional de las naciones civilizadas”.

Senadores de los tres principales partidos políticos mexicanos criticaron la situación de los derechos humanos en Cuba. Graco Ramírez, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, le envió una carta al embajador cubano en la que le solicita una visa para ingresar a Cuba con el objetivo de entrevistarse con representantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos que tengan a activistas encarcelados. “Es un deber que tenemos que asumir quienes desde la izquierda, hemos luchado por esos derechos”, señala la misiva.

El escritor Mario Vargas Llosa expresó que cuando se trata del régimen militar cubano los gobiernos latinoamericanos “miran al otro lado porque temen que cualquier crítica que hagan va a crearles dificultades con su propia izquierda”. Continúa.