Los políticos y la supuesta crisis ambiental
Nueva Delhi. - El mes pasado, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas admitió por primera vez que confronta una crisis de credibilidad, la cual va más allá de la serie de errores detectados en sus informes. Ese problema comenzó hace tiempo porque, contrario a la percepción popular, IPCC (por sus siglas en inglés) no es una organización científica, sino que sus expertos son nombrados por los gobiernos para que recopilen evidencia sobre el cambio climático inducido por el hombre.
Entonces, no sorprende que IPCC, con un objetivo político, haya perdido tanto su objetividad como su credibilidad, mientras que los gobiernos han fomentado políticas verdes a lo largo de medio siglo para justificar su control y la expansión del sector público.
A cada rato escuchamos de nuevas amenazas al medio ambiente, provenientes –supuestamente- de fuentes científicas. La primera de esas campañas fue contra el pesticida DDT en los años 60, seguida por la supuesta bomba poblacional en los años 70. Luego, en los 80, surgió la campaña para proteger los bosques y los animales, en los 90 apareció el agujero de ozono y en el nuevo siglo el crescendo sobre cambios climáticos.
Todas esas amenazas han resultado falsas y dañinas. Por ejemplo, millones de personas murieron de malaria al dejar de fumigar con DDT, el cual de nuevo se utiliza contra los mosquitos en África. Y las predicciones de una explosión poblacional que agotaría los recursos naturales han resultado igualmente falsas y destructivas.
Los bosques están creciendo de manera sorprendente en muchas regiones del mundo, a medida que aumenta la productividad agrícola y baja la demanda por tierras agrícolas. El colapso de la Unión Soviética y la creciente decadencia de países bajo gobiernos controladores ha dificultado la cruzada verde y a los políticos se les hace cada día más difícil justificar su intervencionismo porque ya no cuentan con el “consenso científico”. Por su parte, los científicos ahora consiguen mejores fuentes de ingresos y de financiamiento.
La Cumbre de Copenhague fracasó porque coincidió con la desaceleración económica mundial y exitosos países en desarrollo, como Brasil, China, India y Sudáfrica, no estaban dispuestos a aceptar imposiciones de terceros que frenarían su crecimiento.
La actual crisis del movimiento ambiental se debe principalmente a los cambios políticos que están ocurriendo en muchos países, donde los líderes se ven obligados a tomar en serio sus obligaciones y responsabilidades, mientras que los científicos retornan a sus valores tradicionales de objetividad y rigor intelectual para así lograr recuperar la confianza de la gente.
AIPE
El autor es Director del instituto libertad en la India.
- 23 de enero, 2009
- 29 de diciembre, 2024
- 28 de diciembre, 2024
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