El totalitarismo cubano contra la pared
Los acontecimientos relacionados con la crisis que azota Cuba se multiplican. Tanto internos como externos, indican que la situación del gobierno se complica. Al mismo tiempo que sucedió la muerte de Orlando Zapata Tamayo, con su impacto en la conciencia nacional, se anunció oficialmente la defenestración de dirigentes históricos de la revolución sin ofrecerse explicaciones, hechos que el pueblo asocia a la creciente corrupción ligada a viejas relaciones con controvertidos personajes extranjeros, convertidos en millonarios con la miseria de los cubanos.
A ello se une el incremento de la escasez de alimentos, incluidos productos agrícolas cuyas cosechas están en curso, como es el caso de la papa, el tomate y otros vegetales, lo cual ha originado el alza de los precios a niveles inalcanzables para la mayoría de la población en los mercados de oferta y demanda. Otros servicios empeoran, como el transporte, con la admisión de que el declive seguirá por la carencia de piezas de repuesto y otros elementos indispensables.
Asimismo, se espera que los problemas de la economía en general continúen agravándose por la caída de la capacidad de compra externa. Ya escasean materias primas y productos esenciales, y se agudiza el desabastecimiento hasta en las tiendas de venta en divisas, pues se redujeron drásticamente los inventarios el pasado año, según han reconocido altos funcionarios gubernamentales. Paralelamente, la dependencia del exterior se incrementó notablemente a partir del 2003, cuando la relación entre el Intercambio Comercial de Bienes y Servicios y el PIB fue del 26.6%, y creció hasta 44.9% en el 2008, según el Anuario Estadístico de ese año.
Este complicado panorama había sido vaticinado por el Ministro de Economía Marino Murillo en la Asamblea Nacional el 20 de diciembre, al reconocer que el Plan 2010 carecía de respaldo financiero, mientras el 16 de enero expresó que «el gigantesco paternalismo del Estado no puede continuar porque no hay manera de mantenerlo'', ante miembros de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, reportó una agencia de prensa internacional que tuvo acceso a elementos de su intervención.
El gigantesco paternalismo no ha sido más que un diabólico método para tener control sobre el pueblo cubano y disponer de poder absoluto sobre la nación. Resulta indiscutible que para suprimir ese malsano paternalismo, fuente de tanto daño para la sociedad cubana, habrá que implantar cambios estructurales y de conceptos, para dar a los ciudadanos la libertad para desplegar sus talentos y capacidades creadoras, y poder ganarse el sustento con el esfuerzo propio. Cuba tiene importantes reservas, de manera que si se liberaran las fuerzas productivas podrían generarse muchas riquezas a corto y mediano plazo, considerando además la existencia de una población emprendedora y talentosa.
Comenzar las reformas por la privatización de las pequeñas empresas de producción, comercio y servicio sería importante para cerrar muchas entidades intermediarias innecesarias, fuentes tradicionales de corrupción y despilfarro de los recursos. Podría contribuir a la desaparición o reducción significativa de ministerios e instituciones centrales, con colosales ahorros para la sociedad y la liberación del tutelaje y el parasitismo de una burocracia improductiva. En tanto mejoraría la situación interna del país, esa política podría tener positivas repercusiones internacionales, en un momento de creciente aislamiento del gobierno.
La formidable votación el 11 de marzo pasado en el Parlamento Europeo de una Resolución que condena la muerte de Orlando Zapata, demanda la liberación de los prisioneros políticos y de conciencia y llama al Consejo y la Comisión a que intensifiquen las medidas para exigir la libertad de estos, así como a promover y garantizar el trabajo de los defensores de los derechos humanos, e insta a dar apoyo incondicional y alentar sin reservas el inicio de un proceso pacífico de transición política hacia la democracia pluripartidista en Cuba. Esta resolución, a la vez de refleja el creciente aislamiento del régimen, representa un valioso gesto de solidaridad con quienes deseamos que la sociedad salga de la crisis y se inicie un proceso de reconciliación nacional, con la inclusión de quienes en el gobierno hayan comprendido que es tiempo de cambios radicales en un sistema absolutamente fracasado.
Igual conclusión emana del apoyo de las decenas de miles de ciudadanos, entre ellos renombrados intelectuales y artistas mundiales expresado por la firma del documento: «Orlando Zapata Tamayo, Yo Acuso al gobierno cubano, por la libertad de los presos políticos cubanos,'' en el sitio https://ozt.blogspot.com/. Es muy estimulante reencontrar entre las firmas a quienes suscribieron el 2 de abril del 2003 la «Carta Abierta contra la Represión en Cuba'', y el 28 de abril «Queridos Amigos Cubanos (de dentro y fuera de Cuba)'', recolectadas por Cubaencuentro, en respuesta al perverso, hipócrita y falaz «Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos'' del 19 de ese mes, firmado por 26 intelectuales y artistas oficiales, justificando la asonada represiva.
La Habana, 19 de marzo del 2010
Oscar Espinosa Chepe es economista y periodista independiente
- 23 de enero, 2009
- 21 de septiembre, 2015
- 29 de diciembre, 2024
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