El desafío chino
Cuando el presidente chino Hu Jintao visite Latinoamérica esta semana, habrá muchos discursos oficiales celebrando el explosivo crecimiento del comercio chino con la región. Sin embargo, hay señales de que este romance comercial se enfriará un poco en los próximos años.
Sin duda, las enormes compras de materias primas latinoamericanas de parte de China han sido un regalo del cielo para la región: el comercio bilateral aumentó desde $10,000 millones en el 2000 a más de $140,000 millones en el 2008, y ayudó a la región a sobrevivir a la crisis económica mundial.
Pero cada vez más economistas proyectan que aunque las relaciones comerciales entre China y Latinoamérica seguirán creciendo, lo harán a un ritmo más lento.
Me llamó especialmente la atención un estudio de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), que se dio a conocer pocas horas antes de la visita del presidente Hu a Brasil, Chile y Venezuela, que se inicia el 14 de abril. Según la CEPAL, el comercio entre China y Latinoamérica, que creció a tasas del 30 por ciento anual en la última década, crecerá a la mitad de ese ritmo –alrededor del 15 por ciento– entre ahora y el 2020.
Entre los nubarrones que se atisban en el horizonte se cuentan:
• Primero, las exportaciones latinoamericanas a China dependen demasiado de un pequeño número de materias primas. Ya se trate de la soja argentina o brasilera, del cobre de Chile y Perú o del petróleo de Venezuela, muchos países latinoamericanos dependen de un solo producto para la mayor parte de sus exportaciones a China, que en varios casos ya se ha convertido en su primer socio comercial.
¿Qué ocurrirá si una sequía, nuevos competidores extranjeros o unadisputa comercial frenan la exportación de uno de estos productos de la región?. La reciente decisión china de suspender las importaciones del aceite de soja argentino –por un valor de alrededor de $200 millones anuales– es un recordatorio de la enorme vulnerabilidad de los países latinoamericanos si no diversifican sus exportaciones.
Osvaldo Rosales, el director de comercio internacional de la CEPAL, me dijo que «nos estamos conectando con el motor de la economía mundial del siglo XXI [China] con exportaciones del siglo XIX. Eso es positivo a corto plazo, pero a mediano plazo crea una dependencia de unos pocos productos básicos con poco valor agregado, que generan menos empleos que las exportaciones de manufacturas o de servicios''.
• En segundo lugar, el reciente acuerdo de libre comercio entre China y los 10 países de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN), que entró en vigor el 1ro. de enero, perjudicará a las exportaciones latinoamericanas. A partir de ahora, naciones de la ASEAN como Vietnam, Filipinas, Malasia e Indonesia pueden exportar frutas, vegetales, hierro y casi todos los productos manufacturados a China sin pagar impuestos aduaneros, lo que les hará más difícil a los países latinoamericanos vender sus productos a China, me explicó Rosales.
• En tercer lugar, las monedas fuertes latinoamericanas dificultarán aun más que los países de la región puedan competir en Asia. Varios países de la región, especialmente Brasil, han visto sus monedas fortalecerse en más de un 20 por ciento en los últimos doce meses, lo que hace que sus productos sean más caros en el exterior.
¿Qué hacer? Rosales recomienda que Latinoamérica se una para negociar un amplio acuerdo económico con China para generar inversiones chinas y poder venderle más productos manufacturados. En este momento, cada país latinoamericano negocia su propio acuerdo bilateral con China, y los países no tienen suficiente poder de negociación para conseguir concesiones importantes, aseguró.
"Necesitamos una agenda regional compartida que plantee un acuerdo de asociación estratégica con China, para que podamos diversificar nuestras exportaciones y enfrentar la creciente competencia de ASEAN'', dijo Rosales. "Somos muy chicos, y si no nos unimos vamos a tener negocios muy marginales''.
Mi opinión: La idea de un acuerdo económico entre Latinoamérica y China es muy buena, pero la gran pregunta es si Brasil –el gigante sudamericano– estaría de acuerdo. Brasil, que es por lejos el mayor socio comercial de China en la región y el único país que Hu habrá visitado en sus tres viajes oficiales a Latinoamérica, siente que no necesita compañía alguna para negociar con China, según me dicen funcionarios de países vecinos.
Lo que más necesita Latinoamérica es diversificar sus exportaciones, añadiendo valor a sus materias primas e innovando para producir nuevos productos exportables. De otra manera, el reciente aumento de las exportaciones a China será un fenómeno pasajero, como tantos otros anteriores, y la región habra desperdiciado una de sus más grandes oportunidades comerciales de la historia.
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