El bufón es cosa seria
El Heraldo, Tegucigalpa
Igual que los hermanos Castro de Cuba lo advierten desde hace 50 años, el bufón de América, Hugo Chávez, delira con que comandos estadounidenses llegarán al Palacio de Miraflores y lo sacarán como hicieron con Noriega en Panamá.
Con frecuencia personifica uno de sus melodramas aludiendo la irreal "amenaza militar" que dice él se cierne desde Colombia, donde los norteamericanos asisten en la lucha contra el narcotráfico.
Esta semana, en una de las memorables farsas del bufón (caricaturesca en exceso), anunció el arresto de una familia colombiana que, según el ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Tarek El Aissami, espiaba el sistema eléctrico nacional "con fines de desestabilización y sabotaje".
El propio Hugo Chávez insinuó que la crisis por los cortes de luz podría ser provocada por el jefe de esa familia, Luis Carlos Cossio, un vendedor de helados.
Este "cabecilla" de la supuesta misión de vigilancia es un padre de familia y ciertamente fabrica helados desde hace 17 años en Barinas, Venezuela. Como aficionado a la fotografía, en los recorridos vendiendo el producto, retrata paisajes venezolanos.
La detención de inocentes es el nuevo caballito de batalla de Chávez para justificar que los vecinos colombianos son una de las amenazas contra su revolución del siglo XXI.
Colombia tiene su propio conflicto interno; sería una locura y es improbable que declare una guerra al vecino con el cual hay una dependencia mutua económica, cultural y de sangre. Un ejemplo son los Cossio.
La meta de Chávez es desestabilizar la región y una manera es financiar golpes de estado "democráticos", como lo intentó en Honduras y lo ha logrado en Nicaragua; otra es inventar conflictos como este.
Lo que no ha dicho es que en varias ciudades la mayoría de la gente respira miedo, pero no porque temen a los marines estadounidenses (algunos sueñan con esa película para liberarse del loco), sino porque Chávez pudiera declararle la guerra a un país hermano como Colombia, en un acto desesperado por encubrir la grave crisis social, económica y humana que se vive en Venezuela.
No hay que desestimar al bufón por sus actuaciones grotescas y ridículas. Hay que tomarlo en serio, porque tarde o temprano agredirá a Colombia en forma militar y se está preparando equipando a civiles fanáticos, comprando armas a Rusia y recibiendo apoyo bélico de Cuba.
Cientos de cubanos ya están en Venezuela y no solo son médicos o asesores en misiones bajo acuerdos de cooperación; son consejeros e instructores de guerra que están en el ejército bolivariano y ocupan cargos en la administración del Estado, el sector eléctrico, petrolero, el servicio de inteligencia, el de migración y extranjería.
Algunos de esos cubanos, en el Fuerte Tuina de Caracas, montan estrategias para enfrentar la delirante invasión, pero también preparan a los militares contra el pueblo que se está agotando de la revolución.
Sin lugar a dudas, Chávez compromete la soberanía de su país y podría estar violando las leyes. Su paranoia se volverá más trágica que cómica.
En medio de toda la tensión que encarna el dictador venezolano, pregunto: ¿Quién usa a quién? ¿Los Castro al bufón o Chávez a los de la isla?
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