Que explique el Papa o renuncie
Las acusaciones contra el papa Benedicto XVI son muy graves. Lo acusan de encubrir y ocultar a sacerdotes pedófilos que violaron a niños. Ya es hora de romper el silencio papal. Que el Papa explique claramente si encubrió tres casos muy concretos de abuso sexual o que renuncie. Nadie debe estar por encima de la ley.
Primera acusación. Cuando Joseph Ratzinger (el actual Papa) era arzobispo de Munich presidió una reunión el martes 15 de enero de 1980 en que se autorizó el traslado de un sacerdote pedófilo, Peter Hullerman, de la congregación de Essen en Alemania a Munich. El sacerdote Hullerman, según una investigación de The New York Times, no negó haber abusado sexualmente de, al menos, 3 niños en Essen.
El cardenal Ratzinger está en la lista de personas que recibieron un memorándum fechado el 1 de febrero de 1980 que confirma el traslado del párroco Hullerman a Munich. Al poco tiempo, Hullerman vuelve a trabajar con niños y en 1986 es encontrado culpable de abusar sexualmente de varios menores en una parroquia de Baviera.
La pregunta es si el futuro Papa pudo haber evitado nuevos abusos y no lo hizo. Tampoco entregó a Hullerman a la policía. ¿Por qué el Papa protegió al criminal y no a las víctimas?
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dice que el actual Papa "no tuvo conocimiento'' de la decisión de transferir de parroquia al sacerdote pedófilo Hullerman y que la culpa radica en su subalterno, monseñor Gerhad Gruber. Pero hay muchas dudas de que esa versión sea cierta. Benedicto XVI tiene que explicar o renunciar.
Segunda acusación. El cardenal Ratzinger –quien estuvo a cargo de la Congregación de la Doctrina de la Fe de 1981 al 2005– decidió no expulsar del sacerdocio al reverendo norteamericano, Lawrence Murphy, acusado de molestar sexualmente a por lo menos 200 niños sordos, de acuerdo con un reporte de The New York Times. Tampoco lo entregó a la policía. ¿Por qué no?
Las acusaciones y las pruebas contra Murphy datan de 1950 a 1974. Pero cuando Ratzinger en 1996 recibió dos cartas sobre el caso por parte del arzobispo de Milwaukee, no las respondió, según el reportaje. En lugar de ser entregado a las autoridades por su actividad criminal, Murphy fue transferido a otra diócesis y murió, tranquilamente, como sacerdote en 1998.
¿Ratzinger –encargado en ese entonces de todos los casos de abuso sexual en la Iglesia– protegió al criminal y no a sus víctimas? Benedicto XVI tiene que explicar o renunciar.
Tercera acusación. Ratzinger tenía absoluto conocimiento del caso del sacerdote pedófilo mexicano, Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. A pesar de las múltiples evidencias de crimen en su contra –reconocidas reciente y públicamente por la orden– Ratzinger, ya como Papa, no envió a Maciel a la cárcel en el 2006. En cambio, ordenó a Maciel llevar una vida de oración y reflexión. ¿Por qué?
¿Qué tipo de moral es esa? Si el Papa sabía que Maciel era un criminal desalmado, ¿por qué lo protegió de la justicia civil? Que explique Benedicto XVI o que renuncie.
Los artículos de The New York Times reportan la triste realidad de que sólo un 20 por ciento de los 3 mil casos de sacerdotes acusados de abuso sexual entre el 2001 y el 2010 son juzgados por la Iglesia Católica. Pero a los culpables no se les envía a la policía. La Iglesia Católica tiene una política oficial de encubrimiento. ¿Cuál fue el papel del actual Papa en la implementación de esa política de protección a criminales?
La actitud del Vaticano sobre los casos de abuso sexual de sus sacerdotes está muy lejos de ser "transparente'' y "severa'' como asegura la Iglesia. El Vaticano, a través de un editorial en el diario L'Obsservatore Romano, acusó a los medios de comunicación de actuar "con la clara e innoble intención de golpear al papa Benedicto XVI y a sus colaboradores a cualquier costo''. Pero esa es una declaración de relaciones públicas destinada a buscar culpables fuera y no dentro de la Iglesia.
El hecho es más grave: no puede ser el líder de la Iglesia Católica una persona que protegió criminales y que se preocupó más por la imagen de la institución que por las víctimas de violación sexual. Por eso Benedicto XVI debe explicar su responsabilidad en estos tres casos o renunciar. Eso es lo que enseña la Iglesia Católica: reconocer los pecados, arrepentirse, corregir.
Cuando se trata de violaciones de niños no hay infalibilidad ni impunidad papal.
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