¿Se suicidan las naciones?
Se han escrito muchísimos volúmenes tratando de explicar por qué mueren las naciones y se derrumban los imperios. Naciones e Imperios que han vivido por siglos y siglos y de pronto nada parece funcionar bien y todo se concatena de forma que se inicia un período de descomposición irresistible que arrolla con todos los consejos de revertir el proceso, y lo que es más grave aun, con la propia razón que indica y da pautas para corregir el deslice hacia el abismo.
Algunos de estos procesos llevan tiempo, otros se enlazan a pasos agigantados. Cuando estudiábamos la ‘Filosofía de la Historia” y después cuando la enseñábamos esto del destino de las naciones era un capítulo que apasionaba a nuestros estudiantes. El tema es riquísimo y va desde las explicaciones biológicas hasta las que se enfrascan en analizar un sin fin de causas complicadísimas. Sin embargo la que provocaba más discusiones era la biológica:
O sea, aquella que nos dice que ya que las naciones y los imperios son creados por los seres humanos que tienen asignados por la naturaleza nacer, crecer, envejecer y morir, las naciones y los imperios siguen las reglas humanas, como creación humana que son. Hay naciones viejas, -no importa la edad cronológica- que ya no creen mas en las fórmulas que les dieron origen y que las llevó a existir.
Hoy en el mundo occidental hay varias. Y andando por el tema siempre traíamos a nuestras conferencias otra cuestión: Y si naciones e imperios obedecen a un ciclo biológico, como productos humanos que son, ¿no están, por lo tanto, también expuestos al deseo de desaparecer, de ponerse ellas mismas su punto final? De empuñar un revolver colectivo contra las sienes y disparar. O sea, como los humanos, de suicidarse colectivamente. ¿Existe el suicidio colectivo de estas entidades creadas por los seres humanos? Paul Johnson, brillante historiador y autor de un fascinante libro “Tiempos Modernos,” dice que los Estados Unidos de la forma que trataron el caso de Castro en Cochinos y después de tolerar la introducción de cohetes y no proceder a eliminar su régimen fue en realidad un “death wish,” un “deseo de morirse”.
Un revolver colectivo apuntado al pecho. Deseo de ultimarse que fuera interrumpido por el asesinato del presidente y la sustitución de su equipo. Hoy nos enfrentamos a la política nuclear del presidente Obama que es realmente un renacimiento de los desarmamentistas de los años 50. Estos abogaban por destruir las armas nucleares de una forma unilateral. Querían desactivarlas para darle un ejemplo al mundo y que este fuera seguido por los otros países. Frank Gaffney, que fue asesor para la seguridad de Ronald Reagan y Secretario Asistente de Defensa en asuntos para la Seguridad Internacional, en un reciente artículo nos dice: “que el esfuerzo de Obama por reducir el número de armas atómicas y su promesa (que nadie se la pidió) de no modernizar nuestras armas equivale a la desnuclearización unilateral de los Estados Unidos. Y la verdad en este asunto es que el único país que Obama puede desnuclearizar es el nuestro.” Lo que significa, añadimos nosotros, que los demás países no harán nada de esto y que estamos poniendo en verdadero peligro la propia existencia del país. Si esto no es una forma de suicidio colectivo…. ¿Cuál será entonces ella? Es una realidad que mientras más inteligentes son los mamíferos más incidentes encontramos de suicidio colectivo. De querer morirse.
No nos olvidemos que el ser humano con sus naciones e imperios se halla en el tope de la escala de la inteligencia en el género de los mamíferos…
Por lo tanto…
- 23 de enero, 2009
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