Señorita bicentenario

El Universal

El día de ayer, me desperté con un sentimiento especial porque se cumplían 200 años de aquel inmortal 19 de Abril de 1810. Luego de darle el tetero a mi hijo, escribí un "tweet" felicitando a todos por el bicentenario. Sorpresivamente, muchos opositores me criticaron alegando que "no hay nada que celebrar" y muchos chavistas me agradecieron.

También hubo felicitaciones de la oposición y de gente no alineada, sin embargo, el solo hecho de que haya venezolanos que se cuestionen el valor de nuestra historia por la circunstancia de Chávez es desconcertante.

Nuestra Venezuela es mucho más grande que nosotros. Nos trascenderá como a nuestros antepasados. No podemos permitir que las coyunturas nos nublen la visión y nos roben nuestra herencia. La independencia es de todos los venezolanos, no importa quien gobierne en un momento determinado.

Es cierto que cumplimos 200 años cargados de problemas estructurales en nuestra sociedad, no hemos sanado el cáncer de la pobreza, tenemos una debilidad institucional histórica, vivimos bajo una autoridad que no nos respeta como ciudadanos y la Constitución 1999 sigue siendo una mera declaración, como lo fue aquella en 1811. Aún no somos iguales ante la ley, ni la República ha logrado educar a todos sus ciudadanos sin exclusión. No hemos dejado de producir esa violencia autodestructiva, que en el siglo XIX se expresaba en revueltas y guerras civiles pero que en la actualidad se ha vuelto hampa y golpes de estado. No obstante, aún tenemos más futuro que pasado.

Nuestros 200 años debemos celebrarlos sabiendo que todos somos patria. Debemos defender la veracidad de la historia desde el amor al país y no desde la rabia contra el gobierno. Que el desfile sea una payasada y esté impregnado de ese Bolívar marxista que no existió, sólo nos hace recordar el reto que tenemos contra esta dominación. Pero que nadie nos quite nuestra fiesta alegre, porque nuestra niña Venezuela se ha vuelto una señorita "bicentenaria".