¿Y dónde está el piloto?
El Heraldo, Tegucigalpa
Un mundo manejado por burócratas es como un avión a la deriva.
No es Estados Unidos donde, bajo su responsabilidad y según las condiciones atmosféricas, cada compañía o piloto puede decidir despegar o no. En Europa, la agencia de control de la seguridad en la aviación (Eurocontrol) ordenó el cierre del espacio aéreo por "seguridad", dada la nube de ceniza volcánica procedente de Islandia.
"Los gobiernos (se manejaron) sin análisis, consultas, coordinación ni liderazgo", dijeron desde la asociación internacional del transporte aéreo. Un verdadero "Euro-descontrol".
KLM, y después Lufthansa, sí hicieron las pruebas correspondientes: sus Boeing 737 y Airbus A-320 no detectaron problemas en las turbinas. Luego se sumaron prácticamente todas las compañías, con el mismo resultado.
Después de seis días de caos aéreo en Europa, comenzó a normalizarse la situación. Fueron siete millones de pasajeros afectados, 20 mil vuelos cancelados, más de US$ 210 millones diarios en pérdidas para las aerolíneas e incalculables daños al resto de la economía. Por ejemplo, BMW de Alemania, y Nissan, de Japón, suspendieron por algunos días parte de su producción porque no les llegaban los insumos necesarios.
Pero hablando de tráfico aéreo y seguridad, para el ciudadano común (no para los terroristas) cada vez es más complicado viajar. A los pasaportes y visados hay que sumarle "medidas de seguridad" cada vez peores que, además de coartar la libertad personal en favor del poder Estatal, son contraproducentes. Precisamente la ventaja para los terroristas es que existan porque, en tanto se cumplan, todo se permitirá y, como ellos son especialistas en falsificar y/o sobornar, quedan autorizados para todo.
Cuenta Pat Gilmore, ex piloto de Boeing 767 para Delta Airlines, que el 11 de septiembre de 2001 él reconoció por la televisión a Mohammad Atta, el líder de los que estrellaron los aviones contra las torres gemelas. Atta, que ya había abordado al menos seis vuelos, el 26 de julio de 2001 abordó uno que comandaba Gilmore, de Baltimore hasta Atlanta, con un uniforme de oficial de American Airlines, con la correspondiente tarjeta de identificación, la licencia de piloto y el certificado médico emitidos por la agencia gubernamental responsable, la FAA.
Pat Gilmore relata los pormenores de una conversación en la que resultó evidente que Atta mentía. Sin embargo, como "portaba toda la documentación" exigida, no tenía derecho ni posibilidades reales de desconfiar y, entonces, no hizo ninguna denuncia. De no haber existido los documentos -la "seguridad" que otorga el Estado con sus controles- Gilmore hubiera denunciado el caso.
Lo que sucede es que la sociedad, cuando se desarrolla naturalmente lo hace de manera espontánea a cada instante y cambia, a cada instante, de acuerdo con millones de variables imposibles de predecir, entre otras cosas, porque estos desarrollos modifican las circunstancias anteriores sobre las que hubiéramos intentado un análisis.
Por eso, por ejemplo, cuando Chávez y Castro se reúnen para "complementar a Cuba y Venezuela", lo hacen sobre datos que no conocen en profundidad y que, en cualquier caso, ya se modificaron. Consecuentemente, es seguro que las medidas que adopten no responderán a la situación real del momento. Lo grave es que, por "imponer su autoridad", coaccionan vía fuerza policial sus antojos que, como no coinciden con la realidad, provocan un desfasaje que destruye el desarrollo natural de los hechos.
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